.JPG "Ignacio Zaragoza (124).JPG")
El temor sigue imperando entre las calles del municipio de Ignacio Zaragoza, el olor a quemado, los casquillos por doquier y la poca afluencia de personas en las calles es lo que siembra un entorno de inseguridad y de temor, ante los hechos delictivos que se registraron hace unos días en aquel lugar.
La mayoría de la gente no sabe o dice no conocer qué fue lo que sucedió, aunque unos cuantos deciden platicar a cuentagotas lo que ocurrió, pero todos coinciden en el temor a ser identificados y que sean ellos las próximas víctimas como le ocurrieron a ocho personas que fueron asesinados muy temprano el pasado domingo.
Hay silencio, nadie quiere cooperar ni con los propios policías, saben que si vuelven los delincuentes los que estarán inmunes serán ellos, tienen identificados a la mayoría de los habitantes y prefieren dejar a un lado las declaraciones y seguir su estilo de vida como si nada pasara.
“Tu regresas a la ciudad, nosotros nos quedamos, mejor no quiero hablar de nada, sólo te digo que duró una hora el tiroteo de armas de diferentes calibres”, dijo una persona que pasaba por una de las viviendas que se encontraba totalmente baleada y a la que por lo menos se le calculan 600 impactos de arma de fuego.
No era mentira cuando uno de los pobladores del lugar nos comentó que eran cientos de personas armadas, los casquillos de diferentes calibres que aún permanecen tirados en el suelo, los hoyos por paredes, casas, vehículos y en el suelo confirman la presencia de decenas de personas que actuaron con tal hazaña para volver a imponer el control de la región.
Al parecer se trató de un fuerte enfrentamiento por parte de estos dos grupos rivales, donde uno de ellos logró su objetivo al terminar con propiedades y algunos personajes que defendieron hasta el último disparo su integridad.
Plenamente identificados como trabajadores de El Heraldo de Chihuahua, la gente tenía miedo que fuéramos “los malos”; los niños corrían espantados hasta por ver la presencia de la Policía que constantemente está dando rondines sobre las principales calles; deciden no salir a la calle y mucho menos ir a esas viviendas donde estuvieron masacrando, torturando y asesinando a personas.
Un hombre de entre 50 y 60 años platicó que en la ferretería que se hizo “viral” en las redes sociales por consumirse entre las llamas momentos después del enfrentamiento, un hombre fue colgado del techo del lugar sin ropa y fue bajado por la policía después de que huyeron los delincuentes, mismo material que se encuentra en las redes sociales.
En otros de los domicilios aún siguen ardiendo los cuartos y otros simplemente despiden pequeñas humaredas, sin embargo, las propiedades ya no son habitables porque terminaron totalmente calcinadas, al igual que unos vehículos y negocios que se encuentran en las mismas condiciones.
La denominada “rapiña” no existe en el lugar, existen negocios totalmente abiertos y otros que aún cuentan con mercancía de valor, pero las personas prefieren no acercarse, ya que saben de los nombres de quienes son los propietarios o simplemente no quieren que los relacionen con esos personajes a quienes buscaron intimidar.
De unas entrevistas aleatorias a más de 10 habitantes, sólo tres personas quisieron declarar algo al respecto, el resto dijo no conocer nada y otra persona se sinceró al decir que no quería dar información porque hay mucha posibilidad que lo identifiquen debido a su cercanía con las propiedades.
Señalan que las familias afectadas con estos tiroteos ya no están radicando en el lugar, unos porque perdieron la vida y otros que presuntamente decidieron irse a vivir a “Palomas” para escapar de la inseguridad y la violencia que los está persiguiendo y que igualmente les ha arrebatado todo.
Las calles están prácticamente vacías, había algunos vehículos pasando por las viviendas incendiadas sin placas de circulación y totalmente polarizados, vehículos identificados principalmente con delincuentes que usan los automóviles para cometer delitos y no ser identificados.
