Incendio le quitó todo a doña Regina

Todas las posesiones de doña Regina Hernández Lazos de 60 años quedaron quemadas o inservibles por el incendio que consumió su vivienda de la colonia Vistas de San Guillermo, quedando únicamente con la ropa que vestía, un refrigerador, una televisión obsoleta, una falda y el sillón que utilizaba de cama, al ver como se consumía entre las llamas su poco patrimonio producto de la venta de dulces.

“Fue tempranito en la mañana, después de las 7:00, tenía mucho frío y con una vecina nos pusimos a tomar café, ahí junto a la barda, en el solecito, y me preguntó mi vecina que si tenía calentón, porque ya estaba saliendo el humo, ¡ya estaba ardiendo!, abrimos puertas, abrimos todo, pero las llamas salían para el patio, y tuvimos que cerrar la puerta. Agarramos agua y pensamos que lo habíamos apagado, y nos fuimos a sentar un rato, cuando volteamos, ya estaba ardiendo otra vez y le echamos agua y agua, y agua, hasta que se apagó y vinieron los policías, pero ya habíamos apagado la lumbre, y luego llegaron los bomberos, pero estaba todo apagado. Ya después se llevaron todo lo que se echó a perder para tirarlo”, comentó la adulta mayor con lágrimas al revivir el siniestro.

Doña Regina abundó que el incendio se originó en uno de los cuartos, donde según le dijeron, ocurrió un cortocircuito que terminó incendiando sus pertenencias. También se quedó sin zapatos, pues los que tenía se echaron a perder al acarrear el agua, y los crocks que calza se los regalaron los paramédicos que la atendieron en el momento del incendio, al ser intervenida pues tenía muy elevada la presión y principios de intoxicación por el humo.

“Me tuvieron con oxígeno, yo nada más oía en sueños que decían ‘cardiaco, cardiaco, cardiaco. 170, 180, 190’, hasta que me echaron algo y reaccioné. Vinieron mi hijo y mi nuera y me empezaron a insultar y a gritar que mis hijos no valían nada, que me fuera con ella y dejara a mi hijo en la calle. ¿Por qué lo voy a dejar? Si yo desde que el papá se fue, yo lo saqué adelante”, compartió.

La buena voluntad de las personas se ha hecho presente, y los alimentos que consume es por la donación que le llevan sus vecinos, por ejemplo ayer en la mañana pudo desayunar porque uno de sus vecinos le llevó menudo. Otra persona le donó unas cobijas, unas camas con colchón, por lo que ya no dormirá en sillón y una parrilla eléctrica.

Además, los trabajadores de una obra cercana dejaron su trabajo para auxiliarla y pintaron las paredes con cal y pintura azul para quitar el hollín. También recibió una ropita de caridad, pero es para bebé y no le sirve pues sólo está ella que viste talla mediana o grande con su hijo de 18 años, que es talla 34 de pantalón.

“Ayer me pusieron la ventana y está puerta, estaba muy feo, no se veía nada, todo estaba lleno de hollín”, refirió.

La señora Hernández comentó que se dedica a la venta de dulces, pero la inseguridad que impera en la colonia y la falta de rejas en las ventanas y puertas la hicieron víctima de los dueños de lo ajeno, quienes en dos distintas ocasiones se metieron a su casa y le han robado mercancía y las ganancias fruto de sus ventas. Por su parte, su hijo de 18 años hace una semana que encontró trabajo como obrero en una empresa por el Parque Industrial Chihuahua, a donde viaja todos los días saliendo desde su casa en el municipio de Aquiles Serdán, para llegar hasta la zona norte de esta ciudad, por donde está El Quijote.

“Yo soy viuda, tengo 7 hijos, nomás el joven que tengo aquí. Tengo 3 hijas, una vive en Urbi, otra en la 20 Aniversario,  y otros en Riberas de Sacramento. Vino mi nuera y me dijo que me quería llevar para su casa, porque dice que mis hijos no valen para nada, y hasta me desmayé y no me podían volver. Tengo un hijo que me lo mataron era soltero, tenía 19 años, hace 4 años;  y me lo reprochó mi nuera, y dijo que yo tenía la culpa. De todos mis hijos, sólo ha venido el mayor, y no tengo ni cómo comunicarme con ellos y unas vecinas me preguntaron que si podían comunicarse con Gabriel el mayor, y le dijeron que viniera de inmediato porque se había quemado toda la casa. A mi hijo también le mandaron llamar hasta la empresa donde está trabajando como obrero”, contó.

Sobre su vida, narró que es originaria de  un ranchito, en el municipio de Jiménez, Chihuahua, y dejó el terruño a la edad de 15 años para venir a esta ciudad capital donde se casó, tuvo a sus 7 hijos y después se quedó viuda por un letal cáncer de pulmón que le arrebató a su marido.

“Quisiera ayuda para comprar dulces, de los que yo vendía, porque yo quiero luchar. En el cuartito vendía, por una ventana, y todavía anoche se quisieron meter, yo digo que es la misma persona que me robó mi mercancía, nada más que vieron a mi hijo que ahí estaba y se brincaron las bardas. Todavía ahorita me venían a comprar, pero les dije que no tenía. También vendía sodas, pero como compraba mandado, ya no pude seguir comprando. Con lo que me surtía de dulces sacaba para ir saliendo día con día. No les estoy pidiendo a mis hijos para comer, porque antes me daban 100 pesos y siempre me lo reprochaban”, finalizó.