Reciben equinoterapia más de 60 pequeños

Los menores presentan problemas de conducta, lenguaje e incluso se apoya a quienes están en un momento de duelo

Adriana Saucedo

  · lunes 17 de diciembre de 2018

En el Centro de Desarrollo Integral Ecuestre Yo te Pazeo se atienden más de 60 niñas, niños y adolescentes con alguna discapacidad, problemas de conducta, de lenguaje e incluso quienes están pasando por un momento de duelo después de perder a un ser querido, gracias a los beneficios del contacto con los caballos con la ayuda de personal especializado.


Yo te Pazeo inició hace siete años con la esperanza de brindar un lugar que resultara productivo para la sociedad, dando un tiempo y espacio para alejarse de la violencia diaria y ofrecer una recuperación a quienes nacieron o desarrollaron una discapacidad motriz o intelectual. Su particular nombre proviene de esas ganas de regresar la paz a la ciudadanía.


En el Centro, participan alumnos de la Universidad Autónoma de Chihuahua, pertenecientes a las facultades de Medicina, Cultura Física y Ciencias del Deporte, y Zootecnia. Quienes, ayudan a los niños asistentes a recibir las terapias correspondientes arriba de alguno de los 23 caballos que fueron entrenados para la causa, algunos de ellos donados por rectoría de la Universidad, a través de la Facultad de Zootecnia.


América Melisa Patiño Ramos, directora del Centro, indicó que se imparten cursos de monta recreativa -para aprender el manejo del caballo-, equino terapia, equitación, terapias de duelo y terapias de lenguaje. Para la equinoterapia es necesario llevar a cabo una valoración inicial, con un costo de 250 pesos, para revisar cómo es el primer contacto con el caballo, y posteriormente una historia clínica para conocer más al paciente.

Asimismo, señaló el apoyo del rector de la UACh, Luis Fierro y de Juan Francisco Aguirre Chávez, director de la Facultad de Cultura Físicas y Ciencias del Deporte, por el apoyo que han brindado a la causa del Centro de Desarrollo Integral Ecuestre Yo te Pazeo. De igual manera, a la familia Muñiz Borunda por prestar instalaciones del rancho Muñiz, donde se llevan a cabo las terapias y los cursos.


La comunicación que se establece entre el jinete y el caballo está basada en la comunicación primaria que principalmente es afectiva, lo que estimula la autoestima y confianza del paciente, similar a la comunicación materna desde la concepción hasta el primer año de edad. Durante el desempeño de la actividad ecuestre y aprovechando su disposición para el aprendizaje, se efectúan actividades recreativas, culturales y ejercicios fisiológicos, kinesiológicos, psicológicos y neurológicos orientados a mejorar la coordinación, respiración, desarrollo de los sentidos y habilidades del paciente.