Ramiro Cervantes de 50 años es uno de los vendedores de raspados que se mueven por la ciudad, especialmente en el Centro Histórico y la Ciudad Deportiva, lugares en los que genera un ingreso de hasta 400 pesos por día, aunque la venta varía según la temperatura.
“Ahorita con el calorcito sí suben las ventas, cuando la temperatura es muy alta se saca unos 400 pesos, pero varía”, comenta Ramiro mientras prepara un raspado sabor chicle, con su respectiva leche condensada.
Ramiro ofrece sus alimentos en el Centro Histórico y en la Ciudad Deportiva, lugares en los que se intercala por hora o por día: “si está muy lleno el Centro en fin de semana, ahí me quedo, cerca de las paradas de camiones. Pero cuando hay actividades en la Deportiva, conviene más venirse para acá”, explicó.
Para protegerse del calor utiliza playeras de manga larga con el logo de sus trabajos anteriores, pues prefirió dejar de ser guardia de seguridad y dedicarse a la venta de raspados en esta temporada de calor, aunque las temperaturas también le afectan a él: “yo siempre tengo mi botella de agua bien fría, mi camisa y mi gorra porque este calor está difícil, pero genera ventas, es mejor no quejarse mucho”, comentó Ramiro.