Además de estar propensos a ser discriminados en áreas públicas por el tema del Covid-19, personal médico cada día teme haber contraído el virus en sus lugares de trabajo y transmitirlo a su familia al llegar a casa.
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A quien llamaremos, Fernando, relata que antes de pasar a su casa, debe despejarse de todo aquello que usó mientras estaba en la calle y el hospital, y literalmente corre hasta el baño a ducharse, tratando de no tocar nada, para finalmente poder saludar a distancia a su hijo y esposa.
Esta es su rutina desde que comenzó la contingencia sanitaria por el coronavirus, pero sabe que es estrictamente necesario para evitar la propagación del virus; trata de predicar con el ejemplo y así concientizar al resto.
Cuenta que han adaptado en la entrada de su vivienda un espacio de desinfección, colocando canastos para dejar los zapatos, la ropa y artículos como llaves, cartera, celular, monedas, billetes y otros objetos que traiga de la calle. Estos deben ser rociados con una mezcla de agua, jabón de trastes y gotas de cloro, para luego dejarlos reposar por varios minutos.
Posteriormente, pasa a otra área donde habrá zapatos limpios que solo se usen dentro de la vivienda, así como un tapete limpio que tiene que ser lavado con frecuencia. Este es solo el primer paso, al arribar con los suyos.
Después de esto, se dirige al baño tratando de no tocar nada a su paso, pero de ser así procura prestar especial atención en la desinfección, ya que el virus puede sobrevivir en las superficies por varios días.
Tras ducharse, saluda a su hijo y esposa, evitando hacerlo de beso; los abrazos también deben esperar, todo para cuidarlos. Ingiere algo de alimentos y descansar para retomar fuerzas y empezar una nueva jornada.
Está consciente que de momento están prohibidas las visitas en casa, por lo que llevan semanas evitando las reuniones en la vivienda, todo en aras de prevenir contagios y por ende la propagación del Covid-19. Nunca hará nada que ponga en riesgo a su familia.
Ese es el relato de un enfermero, como miles de enfermeros en la ciudad que día a día aportan sus conocimientos y esfuerzos para hacerle frente a este virus que ha obligado a muchos a quedarse en casa, pero ellos no pueden darse ese “lujo”.
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