/ sábado 8 de agosto de 2020

Alimentos chatarra: prohibir no es el camino

Esta semana una polémica que ha ganado atención nacional se originó en el estado de Oaxaca: el Congreso aprobó el pasado miércoles la prohibición de la venta de bebidas y alimentos chatarra de niños y adolescentes.

¡Zas!

Los legisladores oaxaqueños avalaron un dictamen, un artículo 20 Bis a Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes para prohibir la venta, regalo y suministro a menores de edad de bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico.

La iniciativa había sido presentada desde noviembre 2019 por la diputada Magaly López Domínguez, misma que detalla que la prohibición también es para escuelas de nivel básico y medio superior, así como máquinas expendedoras.

Situación que generó un intenso debate en los últimos días, cuando se subió el asunto para su votación y su posterior aprobación por 31 votos.

La diputada Magaly López Domínguez ha expresado que su intención con esta modificación legislativa es proteger la salud de la niñez y adolescencia de Oaxaca, especialmente de la diabetes, hipertensión y obesidad, que son factores de riesgo ante el Covid-19.

Yo le pregunto a usted, estimada lectora, estimado lector: ¿La publicación de una ley acabará con los malos hábitos alimenticios de raíz?

Y otro cuestionamiento más: La prohibición de que menores de edad no puedan comprar este tipo de alimentos ¿es una solución adecuada?

¿No fomentará esta legislación un mercado negro de adultos cobrando a niños por comprarles un refresco o unas papitas?

¿Satanizar a una industria es el camino adecuado para hacer conciencia entre la población de tener una alimentación más sana?

La realidad social y económica de Oaxaca es una de las menos favorecidas del país. El alto consumo de este tipo de alimentos en el estado mencionado y en todo México está directamente relacionado con la pobreza: es más barato comer unas papitas o un refresco, que alimentos más sanos.

¿Es en verdad culpa de la gaseosa, el pastelito o las papitas fritas?

¿No tiene nada que ver el abuso de consumir estos productos?

Creo que la prohibición no es el camino para solucionar un grave problema de hábitos alimenticios de los mexicanos, es la educación, tal y como lo anunció Esteban Moctezuma, secretario de Educación Pública; con la incorporación de una materia en la nueva escuela mexicana, relacionada con la alimentación y el consumo.

Prohibir nunca será el camino, educar siempre lo será.

Esta semana una polémica que ha ganado atención nacional se originó en el estado de Oaxaca: el Congreso aprobó el pasado miércoles la prohibición de la venta de bebidas y alimentos chatarra de niños y adolescentes.

¡Zas!

Los legisladores oaxaqueños avalaron un dictamen, un artículo 20 Bis a Ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes para prohibir la venta, regalo y suministro a menores de edad de bebidas azucaradas y alimentos envasados de alto contenido calórico.

La iniciativa había sido presentada desde noviembre 2019 por la diputada Magaly López Domínguez, misma que detalla que la prohibición también es para escuelas de nivel básico y medio superior, así como máquinas expendedoras.

Situación que generó un intenso debate en los últimos días, cuando se subió el asunto para su votación y su posterior aprobación por 31 votos.

La diputada Magaly López Domínguez ha expresado que su intención con esta modificación legislativa es proteger la salud de la niñez y adolescencia de Oaxaca, especialmente de la diabetes, hipertensión y obesidad, que son factores de riesgo ante el Covid-19.

Yo le pregunto a usted, estimada lectora, estimado lector: ¿La publicación de una ley acabará con los malos hábitos alimenticios de raíz?

Y otro cuestionamiento más: La prohibición de que menores de edad no puedan comprar este tipo de alimentos ¿es una solución adecuada?

¿No fomentará esta legislación un mercado negro de adultos cobrando a niños por comprarles un refresco o unas papitas?

¿Satanizar a una industria es el camino adecuado para hacer conciencia entre la población de tener una alimentación más sana?

La realidad social y económica de Oaxaca es una de las menos favorecidas del país. El alto consumo de este tipo de alimentos en el estado mencionado y en todo México está directamente relacionado con la pobreza: es más barato comer unas papitas o un refresco, que alimentos más sanos.

¿Es en verdad culpa de la gaseosa, el pastelito o las papitas fritas?

¿No tiene nada que ver el abuso de consumir estos productos?

Creo que la prohibición no es el camino para solucionar un grave problema de hábitos alimenticios de los mexicanos, es la educación, tal y como lo anunció Esteban Moctezuma, secretario de Educación Pública; con la incorporación de una materia en la nueva escuela mexicana, relacionada con la alimentación y el consumo.

Prohibir nunca será el camino, educar siempre lo será.