/ miércoles 31 de enero de 2024

Fraseario | Biodiversidad: Cosas y casos de los humedales

Resulta y resalta que, dada la importancia de los humedales, existe un Día Mundial de los Humedales, que es el 2 de febrero.

La importancia de los humedales -dice la ONU- radica en que son los ecosistemas más valiosos de la Tierra porque son indispensables para los seres humanos y la naturaleza por los beneficios y servicios ecosistémicos que proporcionan.

Por eso, y en conmemoración de la firma (en 1971) del Convenio sobre los Humedales en Ramsar, Irán, es que existe el Día Mundial de los Humedales. Un día que -desde 1997- debe servir para tomar y crear conciencia sobre los beneficios de los humedales y alentar a las personas a conservar y utilizar de manera sostenible estos ecosistemas.

El problema es que todo parece indicar que eso de tomar y crear conciencia no ha funcionado como debería. No, si se considera que los datos de la ONU revelan que en los últimos 50 años han desaparecido 35% de los humedales a nivel mundial (las tasas anuales de pérdida se aceleraron a partir del año 2000).

Hoy en día -según la misma ONU- existen más de 2,400 humedales de importancia Internacional (sitios Ramsar) en todo el mundo que, si bien cubren más de 2.5 millones de kilómetros cuadrados (una superficie mayor que la del territorio mexicano), sólo cubren alrededor de 6% de la superficie terrestre y son el hábitat del 40% de todas las especies de plantas y animales, y ese hábitat está cada vez en mayor riesgo de desaparecer.

En ese sentido, la Convención sobre los Humedales (tratado al que casi el 90% de los Estados miembros de la ONU se han adherido) advierte que estudio tras estudio demuestra que la superficie y la calidad de los humedales siguen disminuyendo en la mayoría de las regiones del mundo (en el caso de México existen 144 sitios Ramsar que cubren aproximadamente 87 mil kilómetros cuadrados) y, en consecuencia, los servicios de los ecosistemas que los humedales proporcionan a las personas se encuentran en peligro.

“Los humedales son nuestro ecosistema más amenazado, desapareciendo tres veces más rápido que los bosques”, "El 90 por ciento de los humedales del mundo están degradados o perdidos", dijo Musonda Mumba, secretaria general de la Convención Ramsar, haciendo un llamado urgente a la acción porque, de lo contrario, habrá graves e irreversibles consecuencias ecosistémicas, sociales y económicas.

Entonces, vivamos o no en zonas de sitios Ramsar, cerca de ellos o no, es nuestro deber, como ciudadanos de mundo, contribuir a la conservación y uso racional y sostenible de estos ecosistemas porque de ello depende nuestro futuro, el de las generaciones que vienen y, por supuesto, el de la humanidad (“la rica biodiversidad de los humedales sustenta la calidad de vida de las personas en todo el mundo”).

A modo de reflexión sumativa, finalizo citando lo dicho por el científico y ambientalista sueco, Johan Rockstrom: El valor de la biodiversidad es que hace que nuestros ecosistemas sean más resilientes, lo cual es un requisito previo para sociedades estables; su destrucción sin sentido es como prender fuego a nuestro bote salvavidas.

Resulta y resalta que, dada la importancia de los humedales, existe un Día Mundial de los Humedales, que es el 2 de febrero.

La importancia de los humedales -dice la ONU- radica en que son los ecosistemas más valiosos de la Tierra porque son indispensables para los seres humanos y la naturaleza por los beneficios y servicios ecosistémicos que proporcionan.

Por eso, y en conmemoración de la firma (en 1971) del Convenio sobre los Humedales en Ramsar, Irán, es que existe el Día Mundial de los Humedales. Un día que -desde 1997- debe servir para tomar y crear conciencia sobre los beneficios de los humedales y alentar a las personas a conservar y utilizar de manera sostenible estos ecosistemas.

El problema es que todo parece indicar que eso de tomar y crear conciencia no ha funcionado como debería. No, si se considera que los datos de la ONU revelan que en los últimos 50 años han desaparecido 35% de los humedales a nivel mundial (las tasas anuales de pérdida se aceleraron a partir del año 2000).

Hoy en día -según la misma ONU- existen más de 2,400 humedales de importancia Internacional (sitios Ramsar) en todo el mundo que, si bien cubren más de 2.5 millones de kilómetros cuadrados (una superficie mayor que la del territorio mexicano), sólo cubren alrededor de 6% de la superficie terrestre y son el hábitat del 40% de todas las especies de plantas y animales, y ese hábitat está cada vez en mayor riesgo de desaparecer.

En ese sentido, la Convención sobre los Humedales (tratado al que casi el 90% de los Estados miembros de la ONU se han adherido) advierte que estudio tras estudio demuestra que la superficie y la calidad de los humedales siguen disminuyendo en la mayoría de las regiones del mundo (en el caso de México existen 144 sitios Ramsar que cubren aproximadamente 87 mil kilómetros cuadrados) y, en consecuencia, los servicios de los ecosistemas que los humedales proporcionan a las personas se encuentran en peligro.

“Los humedales son nuestro ecosistema más amenazado, desapareciendo tres veces más rápido que los bosques”, "El 90 por ciento de los humedales del mundo están degradados o perdidos", dijo Musonda Mumba, secretaria general de la Convención Ramsar, haciendo un llamado urgente a la acción porque, de lo contrario, habrá graves e irreversibles consecuencias ecosistémicas, sociales y económicas.

Entonces, vivamos o no en zonas de sitios Ramsar, cerca de ellos o no, es nuestro deber, como ciudadanos de mundo, contribuir a la conservación y uso racional y sostenible de estos ecosistemas porque de ello depende nuestro futuro, el de las generaciones que vienen y, por supuesto, el de la humanidad (“la rica biodiversidad de los humedales sustenta la calidad de vida de las personas en todo el mundo”).

A modo de reflexión sumativa, finalizo citando lo dicho por el científico y ambientalista sueco, Johan Rockstrom: El valor de la biodiversidad es que hace que nuestros ecosistemas sean más resilientes, lo cual es un requisito previo para sociedades estables; su destrucción sin sentido es como prender fuego a nuestro bote salvavidas.