/ martes 19 de julio de 2022

Nadie escucha

Por: Óscar Barraza

Mucho y nada ha pasado desde el momento en que comencé a poner sobre aviso al Gobierno del Estado de las deficiencias no sólo en uno o pocos de los rubros que a su cargo tiene,

sino prácticamente en todos; lo hice primero como un diagnóstico, después como una petición y hoy como un grito de esos que se escuchan al inicio de las revoluciones.

Los casos de abuso sexual infantil van en aumento, la cifra negra es desorbitante, hasta siete de cada diez niños según diferentes estadísticas, son presas de abuso en cualquiera de sus modalidades.

Hemos caminado junto a las víctimas que se han visto reducidas a un simple número de expediente y a una carpeta en una oficina, ¿Dónde queda la consciencia, la humanidad?, cuando después de meses los niños y niñas siguen esperando la atención.

En Namiquipa pagamos abogados y terapeutas, porque el gobierno no lo hace, pese a su innegable obligación. Entonces, ¿qué si hacen?.

Expusimos el caso ante diputados locales y nada: “No somos policías", fue la respuesta.

No, para esto no es la política, para esto no pedimos los votos. Quien se conforma, quien se calla, quien actúa en complicidad, traiciona a la gente, y no, eso no está permitido.

No es un problema de recursos, es falta de voluntad, es un asunto de moralidad y de responsabilidad. Muy bajo han caído los políticos, ya no importa la imagen ni el ejemplo, mucho menos los valores.

Y del trabajo ni hablemos, se acabaron los tiempos donde un gobernador le demostraba a otro su superioridad trabajando, haciendo más y mejor, ahora se persiguen y se enjuician, así se miden.

Estamos en un punto de inflexión, estamos cansados… pero nada dura para siempre.

Por: Óscar Barraza

Mucho y nada ha pasado desde el momento en que comencé a poner sobre aviso al Gobierno del Estado de las deficiencias no sólo en uno o pocos de los rubros que a su cargo tiene,

sino prácticamente en todos; lo hice primero como un diagnóstico, después como una petición y hoy como un grito de esos que se escuchan al inicio de las revoluciones.

Los casos de abuso sexual infantil van en aumento, la cifra negra es desorbitante, hasta siete de cada diez niños según diferentes estadísticas, son presas de abuso en cualquiera de sus modalidades.

Hemos caminado junto a las víctimas que se han visto reducidas a un simple número de expediente y a una carpeta en una oficina, ¿Dónde queda la consciencia, la humanidad?, cuando después de meses los niños y niñas siguen esperando la atención.

En Namiquipa pagamos abogados y terapeutas, porque el gobierno no lo hace, pese a su innegable obligación. Entonces, ¿qué si hacen?.

Expusimos el caso ante diputados locales y nada: “No somos policías", fue la respuesta.

No, para esto no es la política, para esto no pedimos los votos. Quien se conforma, quien se calla, quien actúa en complicidad, traiciona a la gente, y no, eso no está permitido.

No es un problema de recursos, es falta de voluntad, es un asunto de moralidad y de responsabilidad. Muy bajo han caído los políticos, ya no importa la imagen ni el ejemplo, mucho menos los valores.

Y del trabajo ni hablemos, se acabaron los tiempos donde un gobernador le demostraba a otro su superioridad trabajando, haciendo más y mejor, ahora se persiguen y se enjuician, así se miden.

Estamos en un punto de inflexión, estamos cansados… pero nada dura para siempre.