/ sábado 12 de noviembre de 2016

Nuevamente el PAN

En Chihuahua, después de dieciocho años de gobiernos priistas, volvemos a tener uno de signo contrario: el panismo. El partido que fundara el gran chihuahuense y mexicano Manuel Gómez  Morín ha recuperado la dirección  del estado más grande del país, quién sabe por cuánto tiempo podrá retenerla.

Con un lleno casi total, el Centro de Convenciones de la capital  fue testigo de la toma de protesta de Javier Corral Jurado como nuevo gobernador de Chihuahua. Llamó mi atención que la composición de la ciudadanía que concurrió a este acto eran capas medias bajas y altas casi en su totalidad. El panismo sigue siendo atractivo fundamentalmente para estos sectores sociales, como que su labor sigue siendo escasa en otras capas de la población, como los obreros, los campesinos, pequeños comerciantes, etc. Es muy probable que me haya faltado agudeza visual y mental para darme cuenta si hubo “acarreados” o no, como se acostumbra en el partido de enfrente. Lo cierto es que cuando me entregaron la invitación para asistir a este evento, me preguntaron  si iba a Chihuahua en vehículo propio o me incorporaría a uno de los camiones que iban a estar disponibles para tal fin. Contesté que iría en mi propio vehículo.

Al llegar al Centro de Convenciones me extrañó no ver en los alrededores muchos autobuses  que me imaginaba arribarían de todas las principales ciudades de la entidad, con gente para este acto. En mi opinión los “acarreados” “brillaban por su ausencia” y qué bueno, porque con esas prácticas no construimos ciudadanía.

En otro contexto de ideas,  es necesario apuntar que  fueron  fundamentalmente dos los factores que hicieron posible que el Partido Acción Nacional volviese a tener el Gobierno del Estado de Chihuahua en sus manos.

Por una parte, lo que ya tanto se ha dicho: el hartazgo en que colocaron a la ciudadanía la descomposición de las instituciones políticas todas de este país, propiciada por el priismo y  sus satélites, hasta el punto en que la corrupción que nos inunda, desde hace tiempo tiene al país en quiebra. Total. Las Instituciones que tenemos ya sólo   sirven   de tapadera de los saqueos que en los distintos niveles de gobierno cometen los que llegan al poder. Los cabildos, los congresos de los estados y el Congreso de la Unión solamente están para aprobarle al funcionario en turno, sus atracos al erario  la enajenación de la riqueza de la nación. Las cuentas públicas de los municipios los congresos estatales las aprueban hasta dos o tres años después de terminada la gestión  del gobernante en turno. En estas condiciones, el poder o el gobierno están convertidos en fábrica de millonarios, mientras el pueblo cada día está más pobre.

Este hartazgo que menciono ocasionó un gran cambio en la participación política de los ciudadanos: Concluyeron en primer lugar, que los partidos políticos no son una opción de cambio a favor de los ciudadanos y sus problemas. De allí que se perfilaran dos tendencias muy marcadas desde antes del día 5 de junio: las candidaturas independientes o votar por candidatos verdaderamente comprometidos con la ciudadanía, independientemente del partido a que pertenecieran

El triunfo de Javier Corral Jurado me parece que se ubica perfectamente en esa segunda tendencia: fue el candidato de miles de chihuahuenses que sin ser miembros del PAN, votaron por él. No me parece que su triunfo haya sido obra del PAN, su partido para estas elecciones incluidas otras anteriores, no pasaba por sus mejores momentos como partido. Concluyendo: Corral debe su triunfo en mayor medida, a los chihuahuenses de fuera de su partido.

El triunfo de Arnoldo Cabada Alvídrez como presidente municipal de Juárez se explica perfectamente en este contexto: la ciudadanía fue orillada por el hartazgo, a buscar otra salida a la situación conflictiva que  está viviendo en el país el pueblo todo.

Lamentablemente el PRI no pudo o no quiso desgastarse haciendo un análisis y una lectura puntual de la realidad que tenía enfrente.

En Chihuahua, después de dieciocho años de gobiernos priistas, volvemos a tener uno de signo contrario: el panismo. El partido que fundara el gran chihuahuense y mexicano Manuel Gómez  Morín ha recuperado la dirección  del estado más grande del país, quién sabe por cuánto tiempo podrá retenerla.

Con un lleno casi total, el Centro de Convenciones de la capital  fue testigo de la toma de protesta de Javier Corral Jurado como nuevo gobernador de Chihuahua. Llamó mi atención que la composición de la ciudadanía que concurrió a este acto eran capas medias bajas y altas casi en su totalidad. El panismo sigue siendo atractivo fundamentalmente para estos sectores sociales, como que su labor sigue siendo escasa en otras capas de la población, como los obreros, los campesinos, pequeños comerciantes, etc. Es muy probable que me haya faltado agudeza visual y mental para darme cuenta si hubo “acarreados” o no, como se acostumbra en el partido de enfrente. Lo cierto es que cuando me entregaron la invitación para asistir a este evento, me preguntaron  si iba a Chihuahua en vehículo propio o me incorporaría a uno de los camiones que iban a estar disponibles para tal fin. Contesté que iría en mi propio vehículo.

Al llegar al Centro de Convenciones me extrañó no ver en los alrededores muchos autobuses  que me imaginaba arribarían de todas las principales ciudades de la entidad, con gente para este acto. En mi opinión los “acarreados” “brillaban por su ausencia” y qué bueno, porque con esas prácticas no construimos ciudadanía.

En otro contexto de ideas,  es necesario apuntar que  fueron  fundamentalmente dos los factores que hicieron posible que el Partido Acción Nacional volviese a tener el Gobierno del Estado de Chihuahua en sus manos.

Por una parte, lo que ya tanto se ha dicho: el hartazgo en que colocaron a la ciudadanía la descomposición de las instituciones políticas todas de este país, propiciada por el priismo y  sus satélites, hasta el punto en que la corrupción que nos inunda, desde hace tiempo tiene al país en quiebra. Total. Las Instituciones que tenemos ya sólo   sirven   de tapadera de los saqueos que en los distintos niveles de gobierno cometen los que llegan al poder. Los cabildos, los congresos de los estados y el Congreso de la Unión solamente están para aprobarle al funcionario en turno, sus atracos al erario  la enajenación de la riqueza de la nación. Las cuentas públicas de los municipios los congresos estatales las aprueban hasta dos o tres años después de terminada la gestión  del gobernante en turno. En estas condiciones, el poder o el gobierno están convertidos en fábrica de millonarios, mientras el pueblo cada día está más pobre.

Este hartazgo que menciono ocasionó un gran cambio en la participación política de los ciudadanos: Concluyeron en primer lugar, que los partidos políticos no son una opción de cambio a favor de los ciudadanos y sus problemas. De allí que se perfilaran dos tendencias muy marcadas desde antes del día 5 de junio: las candidaturas independientes o votar por candidatos verdaderamente comprometidos con la ciudadanía, independientemente del partido a que pertenecieran

El triunfo de Javier Corral Jurado me parece que se ubica perfectamente en esa segunda tendencia: fue el candidato de miles de chihuahuenses que sin ser miembros del PAN, votaron por él. No me parece que su triunfo haya sido obra del PAN, su partido para estas elecciones incluidas otras anteriores, no pasaba por sus mejores momentos como partido. Concluyendo: Corral debe su triunfo en mayor medida, a los chihuahuenses de fuera de su partido.

El triunfo de Arnoldo Cabada Alvídrez como presidente municipal de Juárez se explica perfectamente en este contexto: la ciudadanía fue orillada por el hartazgo, a buscar otra salida a la situación conflictiva que  está viviendo en el país el pueblo todo.

Lamentablemente el PRI no pudo o no quiso desgastarse haciendo un análisis y una lectura puntual de la realidad que tenía enfrente.