/ viernes 16 de junio de 2023

Siguieron las crisis | “Muchos pensamientos…un solo equipo”

Carlos González Fernández

“DESDE CUALQUIER ÁNGULO EN EL ENTORNO”, desde la transitoria marcha de los gobiernos institucionales de los licenciados presidentes, Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortínez, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, hasta creer en enseñarnos para administrar la bonanza petrolera falsa de José López Portillo y Pacheco, sobrevino el desgarramiento de nuestra paridad del peso como moneda nacional, ante los sortilegios del dólar “gabacho”, nos fuimos de 12 millones de pobres a la nada despreciable suma de 52 millones de mexicanos con algún grado de pobreza alimentaria y patrimonial, principalmente. Así que de crisis en crisis, seguíamos añorando la anhelada distribución equitativa de la riqueza, aquélla concentrada en no más de 300 familias adineradas, que son las que siguen acumulando más dividendos ante las crisis recurrentes; las anteriores y las que precedieron, la presente y las que faltan. Recordamos el “error de diciembre en 1994” y las crisis importadas de Estados Unidos del Norte, de Europa y las de Asía, que se quieran o no, son aparte de las crisis nacionales; se denota por los especialistas financieros que las “grandes fortunas se acumulan derivadas de las crisis”, indudablemente, sólo que las logran quienes tienen o cuentan con el capital para agrandarlo ante la incertidumbre de un pueblo que sigue esperanzado a que algún día por obra de la justicia y la buenaventura se pueda avanzar poco a poco, consistentemente, hacia una distribución justa y equilibrada de la riqueza (puros sueños del aletargado sentimiento de resignación de un pueblo jodido), en fin que frustración tras frustración, alguna vez será, quizá…

Pasaron, entonces, las administraciones de los presidentes revolucionarios: Miguel de la Madrid Hurtado (la planeación pública), Carlos Salinas de Gortari (Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de solares urbanos PROCEDE y el genocidio de Luis Donaldo Colosio), cerrando con Ernesto Zedillo Ponce de León (Tránsito a Acción Nacional y Fobaproa) para que, después de 80 años de hegemonía revolucionaria, llegara a la Presidencia de la República el panista Vicente Fox Quezada (cambio de las formas, mismo gobierno), en quien fueron cifradas grandes esperanzas incumplidas para obtener un segundo sexenio presidencial azul en la figura de Felipe Calderón Hinojosa, de mismo desencanto (agudizamiento de la inseguridad pública), reposicionamiento del crimen organizado que siguió recrudecido en la administración de Enrique Peña Nieto (las reformas incrédulas y la casa blanca) quien reconquistó el poder federal para el partido tricolor. cargofe7@hotmail.com



Carlos González Fernández

“DESDE CUALQUIER ÁNGULO EN EL ENTORNO”, desde la transitoria marcha de los gobiernos institucionales de los licenciados presidentes, Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortínez, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, hasta creer en enseñarnos para administrar la bonanza petrolera falsa de José López Portillo y Pacheco, sobrevino el desgarramiento de nuestra paridad del peso como moneda nacional, ante los sortilegios del dólar “gabacho”, nos fuimos de 12 millones de pobres a la nada despreciable suma de 52 millones de mexicanos con algún grado de pobreza alimentaria y patrimonial, principalmente. Así que de crisis en crisis, seguíamos añorando la anhelada distribución equitativa de la riqueza, aquélla concentrada en no más de 300 familias adineradas, que son las que siguen acumulando más dividendos ante las crisis recurrentes; las anteriores y las que precedieron, la presente y las que faltan. Recordamos el “error de diciembre en 1994” y las crisis importadas de Estados Unidos del Norte, de Europa y las de Asía, que se quieran o no, son aparte de las crisis nacionales; se denota por los especialistas financieros que las “grandes fortunas se acumulan derivadas de las crisis”, indudablemente, sólo que las logran quienes tienen o cuentan con el capital para agrandarlo ante la incertidumbre de un pueblo que sigue esperanzado a que algún día por obra de la justicia y la buenaventura se pueda avanzar poco a poco, consistentemente, hacia una distribución justa y equilibrada de la riqueza (puros sueños del aletargado sentimiento de resignación de un pueblo jodido), en fin que frustración tras frustración, alguna vez será, quizá…

Pasaron, entonces, las administraciones de los presidentes revolucionarios: Miguel de la Madrid Hurtado (la planeación pública), Carlos Salinas de Gortari (Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de solares urbanos PROCEDE y el genocidio de Luis Donaldo Colosio), cerrando con Ernesto Zedillo Ponce de León (Tránsito a Acción Nacional y Fobaproa) para que, después de 80 años de hegemonía revolucionaria, llegara a la Presidencia de la República el panista Vicente Fox Quezada (cambio de las formas, mismo gobierno), en quien fueron cifradas grandes esperanzas incumplidas para obtener un segundo sexenio presidencial azul en la figura de Felipe Calderón Hinojosa, de mismo desencanto (agudizamiento de la inseguridad pública), reposicionamiento del crimen organizado que siguió recrudecido en la administración de Enrique Peña Nieto (las reformas incrédulas y la casa blanca) quien reconquistó el poder federal para el partido tricolor. cargofe7@hotmail.com