/ martes 7 de junio de 2022

Tiempo de las mujeres 

En un momento en el que el país y el estado necesitan respiros enormes de inspiración para luchar y salir adelante, presenciamos uno de los mayores ejemplos de perseverancia, coraje y valentía: las mujeres.

Durante décadas se les han negado sus derechos, aún en estos momentos se les vulneran y les son privadas oportunidades de las que nadie debería sentirse con la autoridad de separarlas.

Se les exige mucho y se les da poco, pero esto no las ha detenido para convertirse en el grupo social más fuerte, el que más incide en las cosas públicas, el que más fuerte habla por todas las personas que son víctimas de la indiferencia sistemática.

Como nación transitamos el momento de cambios y movimientos más grande que hayamos vivido en nuestra historia moderna y quienes encabezan las mayores luchas en este punto, en el que la prioridad es derribar la desigualdad y la injusticia, son las mujeres.

Se han levantado como innegables combatientes de los estigmas y los prejuicios que nos dividen, se escuchan como voz inquebrantable de la exigencia de verdad y respeto, son las que abren camino no sólo para ellas, sino para todas las personas que soñamos con un México y un Chihuahua equitativos, de paz y de inclusión.

Ciertamente ni el sistema ni los hombres les hemos concedido nada, se equivocan quienes creen que “les hemos dado acceso”. Ellas se han hecho de espacios, ellas han conquistado lo que es de ellas, ellas han conseguido lo que les arrebatamos al diseñar un sistema para nosotros, los hombres. Ellas lo han hecho, no nosotros, no el sistema.

En este momento que es de ellas, todo lo que debemos hacer es no estorbar su camino, porque sus luchas son el reflejo del ideal generalizado de libertad; libertad para competir, libertad para expresarnos, libertad para inconformarnos, para exigir, para participar y para ser tomados en cuenta. No encuentro ejemplo de otra lucha libertaria más profunda en nuestros tiempos que la de las mujeres.

Es momento de recibir con apertura y gratitud una nueva era, la era del liderazgo femenino, de la conciencia de la equidad, la era en la que el machismo y la intolerancia se señalen con toda la fuerza posible. Recibamos la era en que las mujeres recuperan la dignidad que de forma inhumana les ha sido lastimada reiteradamente.

Quien no tenga la capacidad de reconocerlas, de respetarlas y de ser aliado, que no interfiera en su trayecto. Debemos entenderlo y celebrarlo: es tiempo de las mujeres.


En un momento en el que el país y el estado necesitan respiros enormes de inspiración para luchar y salir adelante, presenciamos uno de los mayores ejemplos de perseverancia, coraje y valentía: las mujeres.

Durante décadas se les han negado sus derechos, aún en estos momentos se les vulneran y les son privadas oportunidades de las que nadie debería sentirse con la autoridad de separarlas.

Se les exige mucho y se les da poco, pero esto no las ha detenido para convertirse en el grupo social más fuerte, el que más incide en las cosas públicas, el que más fuerte habla por todas las personas que son víctimas de la indiferencia sistemática.

Como nación transitamos el momento de cambios y movimientos más grande que hayamos vivido en nuestra historia moderna y quienes encabezan las mayores luchas en este punto, en el que la prioridad es derribar la desigualdad y la injusticia, son las mujeres.

Se han levantado como innegables combatientes de los estigmas y los prejuicios que nos dividen, se escuchan como voz inquebrantable de la exigencia de verdad y respeto, son las que abren camino no sólo para ellas, sino para todas las personas que soñamos con un México y un Chihuahua equitativos, de paz y de inclusión.

Ciertamente ni el sistema ni los hombres les hemos concedido nada, se equivocan quienes creen que “les hemos dado acceso”. Ellas se han hecho de espacios, ellas han conquistado lo que es de ellas, ellas han conseguido lo que les arrebatamos al diseñar un sistema para nosotros, los hombres. Ellas lo han hecho, no nosotros, no el sistema.

En este momento que es de ellas, todo lo que debemos hacer es no estorbar su camino, porque sus luchas son el reflejo del ideal generalizado de libertad; libertad para competir, libertad para expresarnos, libertad para inconformarnos, para exigir, para participar y para ser tomados en cuenta. No encuentro ejemplo de otra lucha libertaria más profunda en nuestros tiempos que la de las mujeres.

Es momento de recibir con apertura y gratitud una nueva era, la era del liderazgo femenino, de la conciencia de la equidad, la era en la que el machismo y la intolerancia se señalen con toda la fuerza posible. Recibamos la era en que las mujeres recuperan la dignidad que de forma inhumana les ha sido lastimada reiteradamente.

Quien no tenga la capacidad de reconocerlas, de respetarlas y de ser aliado, que no interfiera en su trayecto. Debemos entenderlo y celebrarlo: es tiempo de las mujeres.