El arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda invitó a la feligresía a que pidan la ayuda de Dios porque Jesús trajo la alegría al mundo, el único requisito es abrir las puertas del corazón y estar dispuestos a morir al pecado para resucitar a la gracia en el tiempo de Pascua.
Este domingo, en el evangelio según San Juan se recordó que todo el que crea en Jesús no morirá, ya que tanto amó Dios al mundo que le entregó a su hijo único para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
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El arzobispo dijo a la feligresía que Dios envió a su hijo para salvar al mundo, el que crea en él no será condenado, pero el que no cree ya está condenado.
La causa de la condenación es que habiendo venido la luz al mundo los hombres prefirieron las tinieblas a la luz porque sus obras eran malas, todo aquel que hace mal aborrece la luz y no se acerca ella para que sus obras no se descubran.
Al presidir el Cuarto Domingo de Cuaresma enfatizó que Jesús se hizo carne, y los cristianos están llamados a ser alegres, porque Dios los ama en individual y los conoce por su nombre, sabe como viven, que desean y que sufren. No se olvida de sus hijos, ni cuando son ingratos y se apartan de la vida eterna al caer en el pecado.
“Al darnos a su hijo, Dios Padre nos lo ha dado todo, cualquier otro bien que hubiésemos podido recibir de Dios no hubiese sido comparable con el don de su hijo único que muriendo en la cruz y resucitando nos salvó”.
Reitero que con su hijo recibieron el cielo y la salvación a fin de gozar de la vida eterna, no envió al mundo a su hijo para condenarlo, sino para que se salve y pueda caminar en su vida, sin embargo quien no cree está condenado.
“Las dificultades que nos permiten descubrir este tesoro es el egoísmo, mirar por nosotros mismo sin mirar en los demás; la comodidad; el rechazo a las contrariedades, a nuestras pequeñas cruces que se presentan en la vida cotidiana, pero hay que recordar que el amor de Dios ahí está siempre”.
De igual manera los invitó a acudir a la Virgen María para que les ayude en sus propósitos de tiempo cuaresmal para resucitar con Jesús en la Pascua, morir al pecado y resucitar a la gracia.
En la oración comunitaria se elevó una plegaria por el Papa Francisco, el arzobispo, presbiteros y diáconos para que trabajen con mayor intensidad; por quienes tienen en sus manos el destino de los pueblos para que tomen buenas decisiones en favor de todos; por todos los que se preparan en la cuaresma para alcanzar la vida eterna; por la feligresía para que Dios suscite un arrepentimiento sincero de sus culpas.