Adoptó a México como su nación y a Chihuahua como su hogar, don Víctor Reyes, quien llegó desde Colombia para reforzar su profesión de árbitro de fútbol, se enamoró de quien sería su fiel compañera por el resto de su vida; la maestra Rebeca, quien nostálgica recuerda cómo es que Víctor, a quien de cariño llamaba “Victoriano Huerta”, se hizo seguidor del cine de oro y del fútbol mexicano.
En su casa conserva algunos altares a San Judas Tadeo y la Virgen de Guadalupe que hizo hace más de 20 años, y a los que hoy se les suma la fotografía de “Victoriano Huerta” o “El Profe”, como lo conocían los cientos de jóvenes que recibieron su instrucción en el fútbol.
La maestra Rebeca, cuenta con orgullo, que su amado esposo dedicó toda su vida al deporte, la mayoría de las veces de manera altruista, dejando un gran legado en la liga de fútbol del IMSS en Ciudad Juárez y en los intercolegiales en todo el estado, haciendo campeones en múltiples ocasiones a los equipos del Colegio Alejandro Magno, de la escuela Primaria Miguel Lerdo de Tejada y a equipos de barrio conformados por jóvenes de escasos recursos.
Don Víctor descansa en el panteón La Colina, desde noviembre del 2016, en donde fue despedido por su familia y por un grupo de monjas, a quienes sirvió desinteresadamente en la Casa del Buen Pastor y en la escuela Amiga de la Obrera, instituciones que lo arroparon y le permitieron servir a Dios como un gesto de su ejemplar fe católica.