/ viernes 31 de diciembre de 2021

Empresarios & Sociedad: Apuntes para una biografía de William Beverly Palmore

En su juventud, casi adulta, combatió en la Guerra Civil a favor del bando confederado y que, ante la derrota, rindió de mala gana su estandarte al bando yanqui

Foto: Colección privada | Eduardo Ibáñez


Fuentes para un acercamiento a Palmore.

Debemos a las leyes liberales del tercer tercio del siglo XIX la introducción de la fe cristiana en sus denominaciones mormona, bautista y episcopal, de manera acompasada con la fe católica. La idea peregrina de los intelectuales de aquel tiempo, que para crear un México nuevo hacía falta incluir una fe alternativa a la católica apostólica y romana, nos trajo a Chihuahua, hacia 1890, el celo educador de finas misioneras angloamericanas del tronco episcopal.

Para esbozar la semblanza de Palmore, recurrimos a una Enciclopedia y a un Diccionario Biográfico, ambos del Estado de Tennessee, así como a los datos del historiador chihuahuense Francisco R. Almada. Luego, recuperamos de la red digital un ensayo histórico que habla sobre una afición estadunidense de fines del siglo XIX por reconstruir Tierra Santa, tanto en Jerusalén ¡como en Norteamérica! También revisamos una nota del New York Times del 6 de julio de 1914 y diferentes crónicas en El Heraldo de Chihuahua.

Algunos datos biográficos de su juventud.

Iniciamos con el perfil de un joven mitad huérfano, apegado a su esforzada madre. La muerte temprana del esposo y progenitor, aparentemente, los habría orillado a desarrollarse laboralmente en la penuria económica. Sabemos de William B. Palmore que, en su juventud, casi adulta, combatió en la Guerra Civil a favor del bando confederado y que, ante la derrota, rindió de mala gana su estandarte al bando yanqui en 1865, a poco de concluir las hostilidades.

Por otro lado, su providencial fortuna, quizás provino de la herencia de tierras, inicialmente declaradas infértiles en el oeste del Estado de Virginia pero que, prodigiosamente, se revelaron ricas en carbón, preciado material para la naciente industria de aquel tiempo. Poco sabemos de la explotación de sus minas, en cambio, anotamos que Palmore decidió que el usufructo obtenido fuera prácticamente dedicado en su totalidad a la expansión de la Iglesia Metodista, incluso más allá de la Unión Americana. Enhorabuena para Chihuahua.

Ubicamos a William B. Palmore, en su etapa de estudiante de medicina, en la prestigiada y elitista Universidad de Vanderbilt y, a su egreso, resuelve dedicarse por entero a la prédica cristiana. Así, inició sus labores pastorales en la ciudad de Kansas en 1877 y sabemos que asistió, en su estado clerical, a la Primera y a la Segunda Conferencia Ecuménica Metodista, especies de concilios, por comparación con la Iglesia católica. La primera conferencia fue desarrollada en Washington en 1891, y la segunda en Londres en 1901.

Un pastor entre dos continentes.

En el libro Imagining the Holy Land de Burke O. Long, y en otras noticias, leemos que Palmore adquirió y fue un editor reconocido del St. Louis Christian Advocate, un periódico de perfiles pastorales con cierta relevancia regional en el medio oeste norteamericano. Al amparo de su fortuna, fundada en la explotación de carbón, viajó por varias partes del mundo, y en especial por Jerusalén, y también por algunas ciudades de México, como Chihuahua y Guadalajara.

A raíz de sus periplos, Palmore decidió coordinar las sensibilidades de creyentes judíos, católicos y protestantes para que colaboraran en el proyecto de reconstruir en tierra norteamericana los lugares sagrados de Jerusalén. Aquella iniciativa parecía querer convertir en tierra santa la Unión Americana. Otros compraban castillos europeos medievales por esas mismas fechas, para fincarlos en América; pero Palmore se abocó a la edificación espiritual. Él presidió una Junta de empresarios, cuyos fondos coordinó Alexander Konta, banquero de San Luis, Misuri.}

Foto: findagrave.com

El político del Partido prohibicionista.

Años más tarde, hacia 1908, Palmore, en su vertiente política y en su calidad de miembro del Partido Prohibicionista, fue electo candidato a la presidencia de los Estados Unidos en la ciudad de Columbus, Ohio. Pero, aludiendo a algún escrúpulo de conciencia, declinó el nombramiento que había sido llevado a cabo en votación abierta. Las posibilidades reales de acceder entonces a un puesto tan importante, por medio de esa agrupación política, hay que decirlo, no eran muchas. Quizás por ello, decidió declinar la oferta.

El Partido Prohibicionista buscaba principalmente evitar la venta de alcohol en toda la Unión Americana y no solo en algunos Estados. Tal agenda se impuso eficazmente entre 1919 a 1933 y fue el origen de un mercado negro de aguardiente que recordamos todavía en películas como Sin ley (2012) con Tom Hardy. Las resultantes consecuencias para nuestro país, como ahora conocemos, fueron causa del despegue de la industria cervecera y licorera en las poblaciones fronterizas con Estados Unidos, como fue el caso de Tijuana y de Ciudad Juárez.

El filántropo y su obra en Chihuahua.

Nos enteramos también que William B. Palmore edificó y sostuvo obras educativas, deportivas y hospitalarias en México y en Japón. En los diccionarios citados y en diversas crónicas aparecidas en El Heraldo de Chihuahua, en distintos años, leemos que Palmore, en una de sus visitas a nuestra ciudad, adquirió un extenso lote aledaño al templo metodista y lo donó al Comité Femenil de Misiones Extranjeras de la Iglesia Episcopal del Sur.

Palmore nunca se casó. Optó por consagrarse a la prédica y a la misión metodista. En su testamento estableció claramente el destino altruista de sus bienes. Además de legar becas a jóvenes y algunas rentas para el cuidado de los desvalidos, su riqueza vino generosamente a fortalecer varias obras en nuestra ciudad: el Templo, el Colegio, el Sanatorio y el Gimnasio. Todos ellos llevan el sello apostólico y el apelativo Palmore.

Ya en el siglo XXI, el recientemente creado Centro Regional de Estudios Superiores, también lleva su nombre, lo mismo que una guardería aledaña. Ambas obras se ubican en el antiguo local de la calle Gómez Farías, edificio que albergó hace tiempo a la famosa Guay (YMCA) y, más tarde, a otros proyectos de corte social y pastoral. La obra de Palmore, fue un notable antecedente de obras sociales de empresarios chihuahuenses de confesión cristiana.


Foto: Colección privada | Eduardo Ibáñez


Fuentes para un acercamiento a Palmore.

Debemos a las leyes liberales del tercer tercio del siglo XIX la introducción de la fe cristiana en sus denominaciones mormona, bautista y episcopal, de manera acompasada con la fe católica. La idea peregrina de los intelectuales de aquel tiempo, que para crear un México nuevo hacía falta incluir una fe alternativa a la católica apostólica y romana, nos trajo a Chihuahua, hacia 1890, el celo educador de finas misioneras angloamericanas del tronco episcopal.

Para esbozar la semblanza de Palmore, recurrimos a una Enciclopedia y a un Diccionario Biográfico, ambos del Estado de Tennessee, así como a los datos del historiador chihuahuense Francisco R. Almada. Luego, recuperamos de la red digital un ensayo histórico que habla sobre una afición estadunidense de fines del siglo XIX por reconstruir Tierra Santa, tanto en Jerusalén ¡como en Norteamérica! También revisamos una nota del New York Times del 6 de julio de 1914 y diferentes crónicas en El Heraldo de Chihuahua.

Algunos datos biográficos de su juventud.

Iniciamos con el perfil de un joven mitad huérfano, apegado a su esforzada madre. La muerte temprana del esposo y progenitor, aparentemente, los habría orillado a desarrollarse laboralmente en la penuria económica. Sabemos de William B. Palmore que, en su juventud, casi adulta, combatió en la Guerra Civil a favor del bando confederado y que, ante la derrota, rindió de mala gana su estandarte al bando yanqui en 1865, a poco de concluir las hostilidades.

Por otro lado, su providencial fortuna, quizás provino de la herencia de tierras, inicialmente declaradas infértiles en el oeste del Estado de Virginia pero que, prodigiosamente, se revelaron ricas en carbón, preciado material para la naciente industria de aquel tiempo. Poco sabemos de la explotación de sus minas, en cambio, anotamos que Palmore decidió que el usufructo obtenido fuera prácticamente dedicado en su totalidad a la expansión de la Iglesia Metodista, incluso más allá de la Unión Americana. Enhorabuena para Chihuahua.

Ubicamos a William B. Palmore, en su etapa de estudiante de medicina, en la prestigiada y elitista Universidad de Vanderbilt y, a su egreso, resuelve dedicarse por entero a la prédica cristiana. Así, inició sus labores pastorales en la ciudad de Kansas en 1877 y sabemos que asistió, en su estado clerical, a la Primera y a la Segunda Conferencia Ecuménica Metodista, especies de concilios, por comparación con la Iglesia católica. La primera conferencia fue desarrollada en Washington en 1891, y la segunda en Londres en 1901.

Un pastor entre dos continentes.

En el libro Imagining the Holy Land de Burke O. Long, y en otras noticias, leemos que Palmore adquirió y fue un editor reconocido del St. Louis Christian Advocate, un periódico de perfiles pastorales con cierta relevancia regional en el medio oeste norteamericano. Al amparo de su fortuna, fundada en la explotación de carbón, viajó por varias partes del mundo, y en especial por Jerusalén, y también por algunas ciudades de México, como Chihuahua y Guadalajara.

A raíz de sus periplos, Palmore decidió coordinar las sensibilidades de creyentes judíos, católicos y protestantes para que colaboraran en el proyecto de reconstruir en tierra norteamericana los lugares sagrados de Jerusalén. Aquella iniciativa parecía querer convertir en tierra santa la Unión Americana. Otros compraban castillos europeos medievales por esas mismas fechas, para fincarlos en América; pero Palmore se abocó a la edificación espiritual. Él presidió una Junta de empresarios, cuyos fondos coordinó Alexander Konta, banquero de San Luis, Misuri.}

Foto: findagrave.com

El político del Partido prohibicionista.

Años más tarde, hacia 1908, Palmore, en su vertiente política y en su calidad de miembro del Partido Prohibicionista, fue electo candidato a la presidencia de los Estados Unidos en la ciudad de Columbus, Ohio. Pero, aludiendo a algún escrúpulo de conciencia, declinó el nombramiento que había sido llevado a cabo en votación abierta. Las posibilidades reales de acceder entonces a un puesto tan importante, por medio de esa agrupación política, hay que decirlo, no eran muchas. Quizás por ello, decidió declinar la oferta.

El Partido Prohibicionista buscaba principalmente evitar la venta de alcohol en toda la Unión Americana y no solo en algunos Estados. Tal agenda se impuso eficazmente entre 1919 a 1933 y fue el origen de un mercado negro de aguardiente que recordamos todavía en películas como Sin ley (2012) con Tom Hardy. Las resultantes consecuencias para nuestro país, como ahora conocemos, fueron causa del despegue de la industria cervecera y licorera en las poblaciones fronterizas con Estados Unidos, como fue el caso de Tijuana y de Ciudad Juárez.

El filántropo y su obra en Chihuahua.

Nos enteramos también que William B. Palmore edificó y sostuvo obras educativas, deportivas y hospitalarias en México y en Japón. En los diccionarios citados y en diversas crónicas aparecidas en El Heraldo de Chihuahua, en distintos años, leemos que Palmore, en una de sus visitas a nuestra ciudad, adquirió un extenso lote aledaño al templo metodista y lo donó al Comité Femenil de Misiones Extranjeras de la Iglesia Episcopal del Sur.

Palmore nunca se casó. Optó por consagrarse a la prédica y a la misión metodista. En su testamento estableció claramente el destino altruista de sus bienes. Además de legar becas a jóvenes y algunas rentas para el cuidado de los desvalidos, su riqueza vino generosamente a fortalecer varias obras en nuestra ciudad: el Templo, el Colegio, el Sanatorio y el Gimnasio. Todos ellos llevan el sello apostólico y el apelativo Palmore.

Ya en el siglo XXI, el recientemente creado Centro Regional de Estudios Superiores, también lleva su nombre, lo mismo que una guardería aledaña. Ambas obras se ubican en el antiguo local de la calle Gómez Farías, edificio que albergó hace tiempo a la famosa Guay (YMCA) y, más tarde, a otros proyectos de corte social y pastoral. La obra de Palmore, fue un notable antecedente de obras sociales de empresarios chihuahuenses de confesión cristiana.


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