El arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda Weckmann, presidió la solemnidad de la Resurrección del Señor, durante este domingo 9 de abril, en la Catedral Metropolitana, donde se congregaron las familias chihuahuenses, en este término de la Semana Santa 2023, e inicio de la cincuentena pascual que concluirá el Día de Pentecostés.
Como señal de purificación, roció agua bendita sobre las cabezas de los congregados, que fue dispersada hasta los puntos más alejados de la nave del sagrado reciento, por otros sacerdotes, servidores del altar y hermanas religiosas.
En la ceremonia, el vicario de la Catedral Metropolitana de Chihuahua, Pbro. Eber Hernández, fue quien leyó el sagrado evangelio, correspondiente a este Domingo de Resurrección.
En su homilía, monseñor Miranda Weckmann, indicó que la alegría del Sábado Santo y del Domingo de Resurrección del Señor, se celebrará durante los siguientes cincuenta días, en la cincuentena pascual, hasta la llegada del Día de Pentecostés.
“El libro de los Hechos de los Apóstoles narra que hemos comido y bebido con él, qué alegría. Nos invita a sentarnos a su mesa para compartir con él y con nuestros hermanos. Y nos mandó predicar, dar testimonio de lo que pasó: murió y resucitó. Y eso es lo único que tenemos que decir con nuestra palabra y mucho más con nuestra vida. De ahora en adelante, hermanos, ocupémonos de buscar los bienes que no se acaban, que no se los come ni la polilla ni el moho”, afirmó el arzobispo.
Sobre la resurrección del Señor, refirió las lecturas, en las que se narran que María, la madre de Dios, María Magdalena, Pedro y los otros discípulos, son los primeros testigos, los primeros videntes en darse cuenta de que el sepulcro estaba vacío y que vieron a unos ángeles que les preguntaron por qué buscan entre los muertos al que vive, ha resucitado, como se los había dicho.
“En estos días de la cincuentena pascual, el Señor Jesús, enseñará a sus discípulos y a toda la gente a comprender el nuevo sentido de los signos. Ya no del hombre viejo, sino de Cristo Resucitado, del hombre nuevo en Cristo. El mundo está invitado a experimentar estas nueva prácticas de la fe: no de un Cristo muerto, acabado; sino de un Cristo Resucitado, que nos comunica la vida y nos invita a que por donde quiera que andemos, comuniquemos vida, no muerte; no división, no miedo, no fracaso, no muerte. Vida en plenitud”, exhortó monseñor Miranda Weckmann.
En ese sentido, invitó a vivir de las cosas celestiales; ya que la liturgia pascual invita a todos los bautizados a vivir de esa victoria nueva.
Añadió que en la liturgia de la noche pascual, San Pablo decía a través del evangelio, ya que se ha con Cristo, así pues, vivan de los bienes allá arriba; y vivir la alegría de ser incorporados a Cristo, precisamente por el bautismo, ya que por el bautismo, el Señor les ha dado la vida, la salvación y la resurrección.
“Vivamos de esa victoria y de esa vida. Y por donde quiera que andemos, llevemos en nuestro caminar a Cristo vivo y resucitado. A todos ustedes, con el gozo que nos da saber y experimentar en propia carne que Cristo vive y que ha resucitado, me hago el deseo, la voz de todos ustedes, diciendo ¡Felices pascuas de Resurrección!, que el Señor les conceda vivir siempre en el Resucitado. A Jesucristo el Resucitado, le damos un aplauso”, expresó el arzobispo Constancio Miranda, de pie ante el altar y brindando un aplauso congregacional con la alegría de su resurrección.