Algunos migrantes que fueron desalojados del puente Paso del Norte y trasladados a la Casa del Migrante, abandonaron por su voluntad el refugio, para dirigirse por su cuenta a otro puente, el ubicado en Zaragoza.
Se trató de cuatro mujeres y un hombre, todos de origen cubano, quienes apenas duraron unos minutos en el centro de atención ubicado en la colonia Satélite, cuando tomaron la decisión de retirarse y por sus medios llegar al otro puerto fronterizo.
En la Casa del Migrante tenían contabilizada la llegada de 239 centroamericanos procedentes del puente localizado sobre la avenida Juárez, tras el desalojo.
Acerca de los cinco cubanos que desertaron de la concentración, se observó que arribaron al puente Zaragoza, donde pagaron la entrada de cuatro pesos cada uno.
Apenas cruzaron el módulo de pago, empezaron a gritar de alegría por estar nuevamente de camino a la posible solicitud de asilo político por otro puente internacional.
No les importó a los isleños, que hayan dejado en la Casa del Migrante, sus cobijas.
Precisamente por el frío, fue que autoridades los retiraron del otro cruce, sin embargo ya durante la tarde de ayer, se quejaban de las bajas temperaturas, porque dormirían en la intemperie, al igual que los otros 30 migrantes que ya estaban apostados en Zaragoza.
“Consíguenos unas cobijas”, le pidió una de las mujeres cubanas al fotógrafo de periódico El Mexicano, tras indicar que tenía sus manos heladas.
La principal preocupación de los trasladados, fue que se les disminuyeron sus posibilidades de solicitar asilo político, porque ya no están al pie del puente y si las autoridades norteamericanas los llaman eventualmente, ya no estarán ahí.
Dijeron que aunque las autoridades locales se comprometieron con ellos a que se les respetaría el lugar previamente asignado mediante números colocados en sus manos, había el temor de fueran abandonados en el albergue y no pudieran cumplir su objetivo de cruzar el río Bravo hacia Estados Unidos.
En la Casa del Migrante, la encargada de nombre Blanca Rivera, explicó que también surgieron inconformidades, porque por reglamento se les retiran sus teléfonos celulares, sin embargo al haber protestas, se optó por romper el reglamento y dejárselos para su uso libre.
“Trataremos de hacer nuestro mejor esfuerzo para que ellos estén bien y ya la gente que de plano no se puedan controlar les daremos la libertad de que se retiren”, indicó.
Afirmó que recibieron a 239 pero la Casa del Migrante tiene capacidad para atender hasta a mil personas, aparte de que tiene espacio para otros 500 en una instalación aledaña en caso de que sea necesario.
Señaló que pese al evidente crecimiento de migrantes atendidos, no han sido avisados de algún recurso extra por parte del gobierno ni de ninguna otra institución.
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