/ domingo 29 de julio de 2018

¿Está Pedro Infante enterrado en Delicias?

La supuesta tumba del "ídolo del Pueblo" es visitada por numerosos admiradores

La música del mariachi resuena en el Panteón Municipal cada 15 de abril desde hace cuatro años. Gente de varias partes del país e incluso de los Estados Unidos se reúne al pie de una de las tumbas del área 13, en cuya lápida está grabado el nombre de Antonio Pedro Hurtado Borjón, personaje que, aseguran los visitantes, era en realidad el popular cantante y actor Pedro Infante, el Inmortal.

En 2014 surgió la leyenda urbana de que el Ídolo del Pueblo vivió sus últimos años en Delicias, donde se mantuvo en el anonimato hasta su fallecimiento. Por el cariño que le guardan, las visitas son numerosas cada año al cementerio donde se dice reposan los restos de Pepe el Toro.

“Sí es él, sí es él”, afirman sin tener pruebas concretas quienes vienen a ver la tumba en el panteón. Lo mismo que flores, coronas o conjuntos musicales, los fans del Ídolo de Guamúchil no escatiman en regalos para honrar la memoria de Pedro Infante, de quien consideran vino a este rincón de Chihuahua para vivir en paz sus últimos días. Pero, ¿cómo surgió esta versión?

LA LEYENDA URBANA

Se dice que a mediados de la década de 1950 Pedro Infante se involucró con la amante de un poderoso político de la época (hay quien asegura que era el expresidente Miguel Alemán), quien al saber del idilio lo habría mandado asesinar.

Los matones que fueron contratados para eliminar al “mil amores” se arrepintieron en el último momento, por lo que tomaron la decisión de secuestrar al actor y mantenerlo con vida. Para lo anterior idearon un plan consistente en provocar un accidente aéreo, con lo que hicieron creer a quien los contrató y al pueblo mexicano, que el Inmortal había perecido en un avionazo, ocurrido en la ciudad de Mérida el 15 de abril de 1957.

Se menciona que los restos de los dos tripulantes de la aeronave no pudieron ser identificados a plenitud, pues en aquella época no existían los análisis de ADN. Tras su supuesta muerte, el intérprete de “Nosotros los pobres” vivió en el anonimato durante muchos años. Las versiones de qué hizo entre la fecha de su fallecimiento y su reaparición a principios de la década de 1980, cuando se presentaba como Antonio Pedro en eventos artísticos, son distintas.

Hay quienes dicen que vivió en la región de la Huasteca de Veracruz, otros afirman que habitó escondido en la sierra de Chihuahua, donde desempeñó varios oficios. En esta entidad habría conocido a una familia que le prestó los apellidos Hurtado Borjón, obteniendo un acta de nacimiento falsa que avalara su nueva identidad.

La leyenda no terminó ahí. En 1983, cuando había muerto el político que lo mandó matar, en los escenarios comenzó a verse un cantante de edad madura cuyos rasgos físicos y voz recordaban a los del ídolo.

Tal era el parecido que no faltaba el admirador o reportero que abiertamente le preguntaba si era él Pedro Infante, a lo que el artista respondía sin desmentir ni confirmar esa identidad. Se presume que no quería exponerse a las represalias de la familia del político que lo habría despojado de su vida y carrera artística, por lo que él sólo se presentaba como Antonio Pedro a donde llegaba a cantar.

Se recuerda que en una entrevista que le hicieron para la televisión, se le preguntó de qué parte del país era originario, a lo que Antonio Pedro respondió que de un pueblo del norte, sin precisar cuál ni de qué estado. Esto despertó aún más la sospecha sobre quién era en realidad el cantante.

“YO CONOCÍ AL VERDADERO PEDRO INFANTE”

A sus casi ochenta años, Rosendo Navarro Armendáriz, presidente de la Fundación Emiliano J. Laing y conocido por su afición a la historia, recuerda con claridad que el cantante sinaloense se presentó a principios de 1957 en la antigua Plaza de Toros de Delicias, todo un evento que estuvo marcado por varias anécdotas.

Navarro descarta que Antonio Pedro y Pedro Infante hayan sido la misma persona, pues asegura haber conocido a ambos.

“Conocí a los dos: Conocí al verdadero Pedro Infante y también a José Antonio (sic), Antonio Hurtado Borjón… era el llamado ‘Pedro Infante de Delicias’. Era una persona parecida, no completamente parecida, pero le da una cierta semejanza y luego se esforzaba para imitar la voz del gran ídolo Pedro Infante”, evoca.

Refiere que Antonio Pedro se dedicaba a reparar máquinas de coser y muchos vecinos lo conocían porque iba de casa en casa, para ver si había trabajos que pudiera realizar. En sus ratos libres se reunía con amigos en la peluquería de un señor conocido como Lico, donde cantaba y tocaba la guitarra; en ocasiones se presentaba en carpas. En Delicias, Antonio Pedro tenía un hermano de nombre Pablo, al que apodaban el Güero, y quien se dedicaba a la venta de ropa, mencionó Rosendo Navarro.

Por su parecido con Pedro Infante, hubo personas que aconsejaron a Hurtado Borjón irse a la Ciudad de México para probar suerte como artista.

“Inclusive yo recuerdo que la gorra que allí trae puesta –señala Navarro al mostrar una foto de Antonio Pedro- creo ahí se cooperaron para comprársela, le arreglaron el bigote, ahí en la peluquería se lo arreglaron, y ahí mismo hicieron la colecta para que se fuera a México”, asegura el entrevistado.

Además, señaló que Antonio Pedro vivió un tiempo en un cuarto que le rentaba el fotógrafo Goyo Noé, en la esquina de la calle 4ª y avenida 3ª Poniente, donde actualmente se encuentra un negocio de comida.

El presidente de la Fundación Emiliano J. Laing no es el único que se acuerda de Antonio Pedro. Carlos Acosta, peluquero que tiene su negocio en la avenida 2ª Poniente, recuerda haber visto al cantante cuando caminaba por las calles del centro, ya que su oficio era arreglar máquinas de coser.

Comenta que a su peluquería llegaba con frecuencia Pablo Hurtado, hermano del cantante, por lo cual asegura también que Antonio Pedro y el Ídolo del Pueblo no eran la misma persona. Incluso afirma que Hurtado Borjón tenía su casa en la colonia Del Empleado.

“A MÍ ME TOCÓ SEPULTARLO”

Es sábado por la mañana. El panteón luce casi desolado de no ser porque trabajadores del Municipio realizan labores de limpieza. Jaime Manquero, uno de los empleados, señala que la supuesta tumba de Pedro Infante se ubica en el área 13, patio 13, del cementerio.

“A mí me tocó sepultarlo. Vino mucha gente, gente de todo”, comenta Manquero al hacer memoria de aquel día de junio de 2013, cuando se le dio el último adiós a Antonio Pedro Hurtado Borjón, cuyos restos reposan junto a los de su hermano Pablo y los de su madre, quien en vida llevaba el nombre de Refugio Borjón de Hurtado.

Jaime recuerda que la leyenda del verdadero ocupante de la tumba surgió un año después del entierro, cuando empezaron a llegar personas de varias partes del país: Veracruz, Oaxaca y Torreón. Incluso han venido de Estados Unidos para conocer el lugar donde se asegura descansa Infante. La mayoría de los visitantes, dice, “son mujeres y viejitos… cada quién su creencia”.

Desde entonces, cada 15 de abril le traen flores, coronas y hasta mariachis que interpretan canciones como “Amorcito corazón”, “Dicen que soy mujeriego”, “Cien años”, entre otras. La tumba, encerrada junto con las de su madre y hermano con un barandal negro, lucía ayer adornada con tres flores rojas de plástico, material perdurable como el recuerdo popular del Inmortal.

La música del mariachi resuena en el Panteón Municipal cada 15 de abril desde hace cuatro años. Gente de varias partes del país e incluso de los Estados Unidos se reúne al pie de una de las tumbas del área 13, en cuya lápida está grabado el nombre de Antonio Pedro Hurtado Borjón, personaje que, aseguran los visitantes, era en realidad el popular cantante y actor Pedro Infante, el Inmortal.

En 2014 surgió la leyenda urbana de que el Ídolo del Pueblo vivió sus últimos años en Delicias, donde se mantuvo en el anonimato hasta su fallecimiento. Por el cariño que le guardan, las visitas son numerosas cada año al cementerio donde se dice reposan los restos de Pepe el Toro.

“Sí es él, sí es él”, afirman sin tener pruebas concretas quienes vienen a ver la tumba en el panteón. Lo mismo que flores, coronas o conjuntos musicales, los fans del Ídolo de Guamúchil no escatiman en regalos para honrar la memoria de Pedro Infante, de quien consideran vino a este rincón de Chihuahua para vivir en paz sus últimos días. Pero, ¿cómo surgió esta versión?

LA LEYENDA URBANA

Se dice que a mediados de la década de 1950 Pedro Infante se involucró con la amante de un poderoso político de la época (hay quien asegura que era el expresidente Miguel Alemán), quien al saber del idilio lo habría mandado asesinar.

Los matones que fueron contratados para eliminar al “mil amores” se arrepintieron en el último momento, por lo que tomaron la decisión de secuestrar al actor y mantenerlo con vida. Para lo anterior idearon un plan consistente en provocar un accidente aéreo, con lo que hicieron creer a quien los contrató y al pueblo mexicano, que el Inmortal había perecido en un avionazo, ocurrido en la ciudad de Mérida el 15 de abril de 1957.

Se menciona que los restos de los dos tripulantes de la aeronave no pudieron ser identificados a plenitud, pues en aquella época no existían los análisis de ADN. Tras su supuesta muerte, el intérprete de “Nosotros los pobres” vivió en el anonimato durante muchos años. Las versiones de qué hizo entre la fecha de su fallecimiento y su reaparición a principios de la década de 1980, cuando se presentaba como Antonio Pedro en eventos artísticos, son distintas.

Hay quienes dicen que vivió en la región de la Huasteca de Veracruz, otros afirman que habitó escondido en la sierra de Chihuahua, donde desempeñó varios oficios. En esta entidad habría conocido a una familia que le prestó los apellidos Hurtado Borjón, obteniendo un acta de nacimiento falsa que avalara su nueva identidad.

La leyenda no terminó ahí. En 1983, cuando había muerto el político que lo mandó matar, en los escenarios comenzó a verse un cantante de edad madura cuyos rasgos físicos y voz recordaban a los del ídolo.

Tal era el parecido que no faltaba el admirador o reportero que abiertamente le preguntaba si era él Pedro Infante, a lo que el artista respondía sin desmentir ni confirmar esa identidad. Se presume que no quería exponerse a las represalias de la familia del político que lo habría despojado de su vida y carrera artística, por lo que él sólo se presentaba como Antonio Pedro a donde llegaba a cantar.

Se recuerda que en una entrevista que le hicieron para la televisión, se le preguntó de qué parte del país era originario, a lo que Antonio Pedro respondió que de un pueblo del norte, sin precisar cuál ni de qué estado. Esto despertó aún más la sospecha sobre quién era en realidad el cantante.

“YO CONOCÍ AL VERDADERO PEDRO INFANTE”

A sus casi ochenta años, Rosendo Navarro Armendáriz, presidente de la Fundación Emiliano J. Laing y conocido por su afición a la historia, recuerda con claridad que el cantante sinaloense se presentó a principios de 1957 en la antigua Plaza de Toros de Delicias, todo un evento que estuvo marcado por varias anécdotas.

Navarro descarta que Antonio Pedro y Pedro Infante hayan sido la misma persona, pues asegura haber conocido a ambos.

“Conocí a los dos: Conocí al verdadero Pedro Infante y también a José Antonio (sic), Antonio Hurtado Borjón… era el llamado ‘Pedro Infante de Delicias’. Era una persona parecida, no completamente parecida, pero le da una cierta semejanza y luego se esforzaba para imitar la voz del gran ídolo Pedro Infante”, evoca.

Refiere que Antonio Pedro se dedicaba a reparar máquinas de coser y muchos vecinos lo conocían porque iba de casa en casa, para ver si había trabajos que pudiera realizar. En sus ratos libres se reunía con amigos en la peluquería de un señor conocido como Lico, donde cantaba y tocaba la guitarra; en ocasiones se presentaba en carpas. En Delicias, Antonio Pedro tenía un hermano de nombre Pablo, al que apodaban el Güero, y quien se dedicaba a la venta de ropa, mencionó Rosendo Navarro.

Por su parecido con Pedro Infante, hubo personas que aconsejaron a Hurtado Borjón irse a la Ciudad de México para probar suerte como artista.

“Inclusive yo recuerdo que la gorra que allí trae puesta –señala Navarro al mostrar una foto de Antonio Pedro- creo ahí se cooperaron para comprársela, le arreglaron el bigote, ahí en la peluquería se lo arreglaron, y ahí mismo hicieron la colecta para que se fuera a México”, asegura el entrevistado.

Además, señaló que Antonio Pedro vivió un tiempo en un cuarto que le rentaba el fotógrafo Goyo Noé, en la esquina de la calle 4ª y avenida 3ª Poniente, donde actualmente se encuentra un negocio de comida.

El presidente de la Fundación Emiliano J. Laing no es el único que se acuerda de Antonio Pedro. Carlos Acosta, peluquero que tiene su negocio en la avenida 2ª Poniente, recuerda haber visto al cantante cuando caminaba por las calles del centro, ya que su oficio era arreglar máquinas de coser.

Comenta que a su peluquería llegaba con frecuencia Pablo Hurtado, hermano del cantante, por lo cual asegura también que Antonio Pedro y el Ídolo del Pueblo no eran la misma persona. Incluso afirma que Hurtado Borjón tenía su casa en la colonia Del Empleado.

“A MÍ ME TOCÓ SEPULTARLO”

Es sábado por la mañana. El panteón luce casi desolado de no ser porque trabajadores del Municipio realizan labores de limpieza. Jaime Manquero, uno de los empleados, señala que la supuesta tumba de Pedro Infante se ubica en el área 13, patio 13, del cementerio.

“A mí me tocó sepultarlo. Vino mucha gente, gente de todo”, comenta Manquero al hacer memoria de aquel día de junio de 2013, cuando se le dio el último adiós a Antonio Pedro Hurtado Borjón, cuyos restos reposan junto a los de su hermano Pablo y los de su madre, quien en vida llevaba el nombre de Refugio Borjón de Hurtado.

Jaime recuerda que la leyenda del verdadero ocupante de la tumba surgió un año después del entierro, cuando empezaron a llegar personas de varias partes del país: Veracruz, Oaxaca y Torreón. Incluso han venido de Estados Unidos para conocer el lugar donde se asegura descansa Infante. La mayoría de los visitantes, dice, “son mujeres y viejitos… cada quién su creencia”.

Desde entonces, cada 15 de abril le traen flores, coronas y hasta mariachis que interpretan canciones como “Amorcito corazón”, “Dicen que soy mujeriego”, “Cien años”, entre otras. La tumba, encerrada junto con las de su madre y hermano con un barandal negro, lucía ayer adornada con tres flores rojas de plástico, material perdurable como el recuerdo popular del Inmortal.

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