/ viernes 30 de diciembre de 2022

Antes que se nos olvide | A renovarse el 2023

Por: Carlos Esparza Deister

En enero de 1991, se llevó a cabo la edición número veinticinco del Super Bowl ,el evento deportivo más importante de Estados Unidos, y uno de los programas con mayor audiencia a nivel nacional e internacional. Esa ocasión se enfrentaron los Bills de Búfalo a Gigantes de Nueva York, fue un partido muy emocionante que se definió dramáticamente en la última jugada, Búfalo perdía por un solo punto, la ofensiva era comandada por Jim Kelly, quien faltando sólo ocho segundos para que finalizara el partido, se aproximó a la meta contraria, lo suficiente, para que su pateador Scott Norwood, realizara un gol de campo de 47 yardas, que les otorgaría tres puntos, y así obtener la anhelada la victoria, era un intento complicado, pero alcanzable para un jugador profesional, por un instante, las miradas de millones de personas se centraron en un solo jugador; físicamente el más pequeño de todos, pero sobre sus hombros estaba la enorme ilusión de todo su equipo y de una afición deseosa de conseguir su primer título en la historia, Norwood sólo tenía que patear de manera correcta para que todos se rindieran a sus pies, se le veía concentrado, sin nervios, llegó al punto de disparó, su compañero le centró el balón, él pateó con fuerza, mientras la pelota volaba, hubo un silencio casi total en el estadio, luego una estruendosa ovación, había fallado; en cuestión de segundos, el sueño se esfumó, en ese instante los aficionados lo aborrecieron. Después del partido, el equipo fue bien recibido en Búfalo, Nueva York, por miles de fanáticos, pocos le reprocharon la falla a Norwood y sus compañeros jamás lo culparon por la dolorosa derrota, pero los directivos lo despidieron la siguiente temporada. Norwood era un jugador efectivo regularmente, pero el estigma del gol de campo fallado lo perseguía, ninguno de los 31 equipos restantes se interesó por él. Entonces, a los 31 años tuvo que retirarse del futbol americano profesional.

Con poco tiempo de casado, Scott partió junto con su joven esposa al pequeño poblado de Fairfax, Virginia, a empezar de cero, no concedió entrevistas a ningún medio de comunicación, olvidándose por completo del futbol. Inició un negocio de venta de seguros y bienes raíces, dándose cuenta inmediatamente de lo difícil que era conseguir un cliente potencial, además, en la mente de muchos aún estaba fresco el recuerdo de su error y esto le complicaba aún más captar clientela, pues la gente que estaba interesada en una casa o seguro nunca imaginaba que el vendedor sería el pateador que perdió el Super Bowl, sin embargo, paulatinamente y con perseverancia, alcanzó el éxito, luego tres hijos llegaron a su hogar, consolidando su familia. Tiempo después, enfrentó la dolorosa muerte de su padre ocurrida en un accidente automovilístico, pero Scott había aprendido a mirar hacia adelante, nunca hacía atrás.

En este 2022 que está a punto de terminar, seguramente tuvimos fallas, en lo laboral, personal o espiritual, al igual que Norwood, pateamos de manera incorrecta y por ese error algunos piensan que el abismo los tragara, pero no es así, Norwood es un claro ejemplo, el fracaso no lo paralizó; ni se quedó tendido en el estadio maldiciendo su mala suerte; tampoco se fue a llorar eternamente a casa, ni fue a rogarle a los dueños de los equipos por una nueva oportunidad, al contrario, se reinventó y siguió pateando una y otra vez, pero esta vez afuera del campo, hasta conseguir los goles, con los que alcanzó el triunfo personal, entonces, si usted siente que le fue mal en este 2022, si tuvo la mala suerte de fallar varios goles, no pasa nada, aprenda de sus errores, recuerde, lo que no mata, fortalece. Este 2023, inténtelo de nuevo, pero hágalo con renovados bríos, entusiasmo e ímpetu, póngale lo que ya sabe a su vida y seguramente los grandes goles llegarán.

Sígame en Face; @Antes que se nos Olvide

esparzadeister@gmail.com

Por: Carlos Esparza Deister

En enero de 1991, se llevó a cabo la edición número veinticinco del Super Bowl ,el evento deportivo más importante de Estados Unidos, y uno de los programas con mayor audiencia a nivel nacional e internacional. Esa ocasión se enfrentaron los Bills de Búfalo a Gigantes de Nueva York, fue un partido muy emocionante que se definió dramáticamente en la última jugada, Búfalo perdía por un solo punto, la ofensiva era comandada por Jim Kelly, quien faltando sólo ocho segundos para que finalizara el partido, se aproximó a la meta contraria, lo suficiente, para que su pateador Scott Norwood, realizara un gol de campo de 47 yardas, que les otorgaría tres puntos, y así obtener la anhelada la victoria, era un intento complicado, pero alcanzable para un jugador profesional, por un instante, las miradas de millones de personas se centraron en un solo jugador; físicamente el más pequeño de todos, pero sobre sus hombros estaba la enorme ilusión de todo su equipo y de una afición deseosa de conseguir su primer título en la historia, Norwood sólo tenía que patear de manera correcta para que todos se rindieran a sus pies, se le veía concentrado, sin nervios, llegó al punto de disparó, su compañero le centró el balón, él pateó con fuerza, mientras la pelota volaba, hubo un silencio casi total en el estadio, luego una estruendosa ovación, había fallado; en cuestión de segundos, el sueño se esfumó, en ese instante los aficionados lo aborrecieron. Después del partido, el equipo fue bien recibido en Búfalo, Nueva York, por miles de fanáticos, pocos le reprocharon la falla a Norwood y sus compañeros jamás lo culparon por la dolorosa derrota, pero los directivos lo despidieron la siguiente temporada. Norwood era un jugador efectivo regularmente, pero el estigma del gol de campo fallado lo perseguía, ninguno de los 31 equipos restantes se interesó por él. Entonces, a los 31 años tuvo que retirarse del futbol americano profesional.

Con poco tiempo de casado, Scott partió junto con su joven esposa al pequeño poblado de Fairfax, Virginia, a empezar de cero, no concedió entrevistas a ningún medio de comunicación, olvidándose por completo del futbol. Inició un negocio de venta de seguros y bienes raíces, dándose cuenta inmediatamente de lo difícil que era conseguir un cliente potencial, además, en la mente de muchos aún estaba fresco el recuerdo de su error y esto le complicaba aún más captar clientela, pues la gente que estaba interesada en una casa o seguro nunca imaginaba que el vendedor sería el pateador que perdió el Super Bowl, sin embargo, paulatinamente y con perseverancia, alcanzó el éxito, luego tres hijos llegaron a su hogar, consolidando su familia. Tiempo después, enfrentó la dolorosa muerte de su padre ocurrida en un accidente automovilístico, pero Scott había aprendido a mirar hacia adelante, nunca hacía atrás.

En este 2022 que está a punto de terminar, seguramente tuvimos fallas, en lo laboral, personal o espiritual, al igual que Norwood, pateamos de manera incorrecta y por ese error algunos piensan que el abismo los tragara, pero no es así, Norwood es un claro ejemplo, el fracaso no lo paralizó; ni se quedó tendido en el estadio maldiciendo su mala suerte; tampoco se fue a llorar eternamente a casa, ni fue a rogarle a los dueños de los equipos por una nueva oportunidad, al contrario, se reinventó y siguió pateando una y otra vez, pero esta vez afuera del campo, hasta conseguir los goles, con los que alcanzó el triunfo personal, entonces, si usted siente que le fue mal en este 2022, si tuvo la mala suerte de fallar varios goles, no pasa nada, aprenda de sus errores, recuerde, lo que no mata, fortalece. Este 2023, inténtelo de nuevo, pero hágalo con renovados bríos, entusiasmo e ímpetu, póngale lo que ya sabe a su vida y seguramente los grandes goles llegarán.

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