/ viernes 10 de agosto de 2018

Artesanía y sobrevivencia tarahumaras

Algunos conocedores sobre el arte y sus colindancias afirman que los artesanos no son artistas porque lo suyo es la producción de artículos en serie para la venta masiva. Luego, las familias que hacen artesanías son algo así como empresas maquiladoras, fabricantes de artículos que no llevan la originalidad expresiva del artista.

Así dibujado el asunto, cuando los gobiernos llegan a atender a los artesanos, lo hacen desde ventanillas de fomento comercial o desarrollo económico y turístico, antes que en oficinas de arte y cultura. La belleza de las artesanías es algo secundario, porque es producto de una réplica, según lo ya escrito.

Pero después discutiremos ese deslinde que se ha hecho entre arte y artesanía. Por ahora hablemos de un festival de artesanía indígena en Cuauhtémoc y cuyo objetivo no es la exhibición de la belleza de objetos, sino la subsistencia de los artesanos que los hacen.

Se trata del Festival de Artesanías de Comunidades Indígenas Urbanas, al que los tarahumaras llaman “Sekáti Newárame” (hecho a mano), y que se llevará a cabo en la plaza principal de Cuauhtémoc con el fin de recaudar dinero para los artesanos de la colonia tarahumara “Rayénari” (Sol).

El festival comienza este sábado con la venta de artesanía a partir de las tres de la tarde. El domingo reiniciará a las diez de la mañana y durante todo el día se venderá comida tradicional y se amenizará con música y canciones propias de su cultura.

Con el apoyo de la Comisión Estatal para los Pueblos Indígenas, rarámuris y tepehuanes, habitantes del mencionado asentamiento urbano, participan en la organización del festival, el cual puede ser una oportunidad para que los artesanos trasciendan la ciudad y el municipio, logrando contactos para la comercialización.

Pero también el resto de los habitantes en el estado podemos aprovechar la oportunidad para convivir con los tarahumaras y conocer mejor su cultura, para entenderlos como individuos libres, como sujetos creadores y pensantes, valiosos como cualquier proyecto de vida, más que como sobrevivientes. Creo que algunos le llaman a esto “empatía”.

Nos vemos en Cuauhtémoc.


Algunos conocedores sobre el arte y sus colindancias afirman que los artesanos no son artistas porque lo suyo es la producción de artículos en serie para la venta masiva. Luego, las familias que hacen artesanías son algo así como empresas maquiladoras, fabricantes de artículos que no llevan la originalidad expresiva del artista.

Así dibujado el asunto, cuando los gobiernos llegan a atender a los artesanos, lo hacen desde ventanillas de fomento comercial o desarrollo económico y turístico, antes que en oficinas de arte y cultura. La belleza de las artesanías es algo secundario, porque es producto de una réplica, según lo ya escrito.

Pero después discutiremos ese deslinde que se ha hecho entre arte y artesanía. Por ahora hablemos de un festival de artesanía indígena en Cuauhtémoc y cuyo objetivo no es la exhibición de la belleza de objetos, sino la subsistencia de los artesanos que los hacen.

Se trata del Festival de Artesanías de Comunidades Indígenas Urbanas, al que los tarahumaras llaman “Sekáti Newárame” (hecho a mano), y que se llevará a cabo en la plaza principal de Cuauhtémoc con el fin de recaudar dinero para los artesanos de la colonia tarahumara “Rayénari” (Sol).

El festival comienza este sábado con la venta de artesanía a partir de las tres de la tarde. El domingo reiniciará a las diez de la mañana y durante todo el día se venderá comida tradicional y se amenizará con música y canciones propias de su cultura.

Con el apoyo de la Comisión Estatal para los Pueblos Indígenas, rarámuris y tepehuanes, habitantes del mencionado asentamiento urbano, participan en la organización del festival, el cual puede ser una oportunidad para que los artesanos trasciendan la ciudad y el municipio, logrando contactos para la comercialización.

Pero también el resto de los habitantes en el estado podemos aprovechar la oportunidad para convivir con los tarahumaras y conocer mejor su cultura, para entenderlos como individuos libres, como sujetos creadores y pensantes, valiosos como cualquier proyecto de vida, más que como sobrevivientes. Creo que algunos le llaman a esto “empatía”.

Nos vemos en Cuauhtémoc.