/ miércoles 5 de julio de 2023

Cuando los hijos “zopilotean”

Por: Guillermo Monroy


Una de las peores pesadillas de los padres emprendedores es ver a sus hijos esperando su muerte para poder tomar posesión de lo que consideran legítimamente suyo: el poder y el dinero.

Es un dolor mezcla de desencanto, miedo y hasta arrepentimiento que se cristaliza en la pregunta: “¿Cómo llegamos a esto?”; la respuesta es mucho más compleja de la consabida “faltaron valores” o “cada cabeza es un mundo”, aunque sí hay un eje común: se minimizó el principio de armonía familiar.

La experiencia me ha mostrado el escepticismo de las familias empresarias cuando hablamos del principio de armonía, porque la asocian con un estado un de felicidad que se da de manera natural, cuando en realidad es entender la importancia de gestionar adecuadamente el conflicto inherente a toda relación humana, debido a las ideas, objetivos, predisposiciones y visión de cada persona.

Cuando escala el conflicto en el negocio familiar, sobrevienen las rupturas y dinámicas poco sanas, como el padre con un liderazgo monolítico, donde su palabra es la única que se escucha, minimizando a la familia, que para poder hacerse presente en el negocio es esperar la muerte del fundador, lo que comúnmente se llama “los hijos zopilotean”.

En esta dinámica, se impone la visión del fundador con un único modelo de liderazgo en los negocios, sin espacio para la participación de los hijos a quienes les promete continuar con la dirección de la empresa una vez que él se jubile, pero la jubilación no llega, ni los espacios para poder conocer más al negocio ni las oportunidades para el cambio generacional.

Los hijos tratan de cumplir con la meritocracia impuesta impulsados por la expectativa de ser los elegidos como herederos al frente del negocio, mientras que el fundador no siente prisa por avanzar en el proceso.

El problema de este conflicto es que crece de manera destructiva porque la familia empresaria compite con el propio negocio, sin entender que las dos entidades son igual de importantes, pues no puede existir una sin la otra.

Cuando la empresa entra a un punto crítico -ya sea por presiones externas, cambios en el mercado o un abierto desafío de los hijos- empieza una búsqueda de culpables que sólo hace más difícil el proceso, porque los fundadores sienten el desconsuelo de afrontar a los “hijos zopilote” y los hijos consideran que es un acto de justicia reclamar lo que les prometieron desde siempre.

Para no llegar a ese punto es fundamental entender tres elementos: las consecuencias de las promesas; la importancia de los límites y alcances de los roles familiares en los negocios donde conviven y los procesos de sucesión exitosos son la suma de planeación, asesoría más compromiso tanto en tiempo como en hechos.

Una sucesión exitosa va más allá de la transición entre la generación fundadora hacia la siguiente: es generar los cimientos de un legado para trascender a la propia familia en beneficio de la comunidad a la que servimos.


Guillermo Monroy

Autor del libro “Cómo hacer que su herencia trascienda”

gmonroy@horizontemx.com


Por: Guillermo Monroy


Una de las peores pesadillas de los padres emprendedores es ver a sus hijos esperando su muerte para poder tomar posesión de lo que consideran legítimamente suyo: el poder y el dinero.

Es un dolor mezcla de desencanto, miedo y hasta arrepentimiento que se cristaliza en la pregunta: “¿Cómo llegamos a esto?”; la respuesta es mucho más compleja de la consabida “faltaron valores” o “cada cabeza es un mundo”, aunque sí hay un eje común: se minimizó el principio de armonía familiar.

La experiencia me ha mostrado el escepticismo de las familias empresarias cuando hablamos del principio de armonía, porque la asocian con un estado un de felicidad que se da de manera natural, cuando en realidad es entender la importancia de gestionar adecuadamente el conflicto inherente a toda relación humana, debido a las ideas, objetivos, predisposiciones y visión de cada persona.

Cuando escala el conflicto en el negocio familiar, sobrevienen las rupturas y dinámicas poco sanas, como el padre con un liderazgo monolítico, donde su palabra es la única que se escucha, minimizando a la familia, que para poder hacerse presente en el negocio es esperar la muerte del fundador, lo que comúnmente se llama “los hijos zopilotean”.

En esta dinámica, se impone la visión del fundador con un único modelo de liderazgo en los negocios, sin espacio para la participación de los hijos a quienes les promete continuar con la dirección de la empresa una vez que él se jubile, pero la jubilación no llega, ni los espacios para poder conocer más al negocio ni las oportunidades para el cambio generacional.

Los hijos tratan de cumplir con la meritocracia impuesta impulsados por la expectativa de ser los elegidos como herederos al frente del negocio, mientras que el fundador no siente prisa por avanzar en el proceso.

El problema de este conflicto es que crece de manera destructiva porque la familia empresaria compite con el propio negocio, sin entender que las dos entidades son igual de importantes, pues no puede existir una sin la otra.

Cuando la empresa entra a un punto crítico -ya sea por presiones externas, cambios en el mercado o un abierto desafío de los hijos- empieza una búsqueda de culpables que sólo hace más difícil el proceso, porque los fundadores sienten el desconsuelo de afrontar a los “hijos zopilote” y los hijos consideran que es un acto de justicia reclamar lo que les prometieron desde siempre.

Para no llegar a ese punto es fundamental entender tres elementos: las consecuencias de las promesas; la importancia de los límites y alcances de los roles familiares en los negocios donde conviven y los procesos de sucesión exitosos son la suma de planeación, asesoría más compromiso tanto en tiempo como en hechos.

Una sucesión exitosa va más allá de la transición entre la generación fundadora hacia la siguiente: es generar los cimientos de un legado para trascender a la propia familia en beneficio de la comunidad a la que servimos.


Guillermo Monroy

Autor del libro “Cómo hacer que su herencia trascienda”

gmonroy@horizontemx.com