/ sábado 25 de noviembre de 2023

El gran ejemplo del Ejido Cabórachi

El Ejido Cabórachi, municipio de Guachochi, una comunidad integrada en su mayoría por población rarámuri, recibió en días pasados el reconocimiento al mérito forestal, otorgado en el marco de las reuniones científicas 2023, un evento de nivel nacional coordinado por el INIFAP.

Cabórachi es un ejido forestal constituido en el año 1954. Su principal actividad económica es el aprovechamiento de sus bosques, lo cual ha realizado de forma continua desde el año 1958. Cuenta con una superficie aproximada de 28,000 hectáreas, cubiertas en su mayor parte por bosques de pino y de pino-encino. Se ubica en una región ecológica muy importante, que forma el parteaguas de las cuencas del río Fuerte y el río Conchos.

Con el aprovechamiento forestal e industrialización de sus materias primas, generan en promedio 200 empleos permanentes. En años recientes sustituyeron sus aserraderos tradicionales por equipos más modernos y eficientes y los han complementado con maquinaria adicional, que en conjunto les permite elaborar y comercializar diferentes productos como madera aserrada de largas y cortas dimensiones, dimensionado para tarima, caja de empaque, cuadrado para escoba, polín, durmiente y astilla. En su centro industrial se emplean tanto ejidatarios mayores, como mujeres y jóvenes de la comunidad, con lo cual se logra, además, su arraigo en la región.

Este ejido es considerado como uno de los mejores ejemplos a nivel nacional de operación eficiente de una empresa forestal comunitaria. Además de sus autoridades tradicionales, cuentan con un Consejo Consultivo conformado por integrantes del ejido, que funge como grupo asesor del Comisariado Ejidal y de seguimiento a sus diferentes proyectos. Tienen además en su esquema de organización, una figura de administrador o gerente, quien debe ser un integrante de la comunidad, con las mejores capacidades para desempeñar este importante puesto administrativo.

Es tan importante el avance que han logrado en su organización, que fueron acreditados por la Conafor como comunidad extensionista desde hace más de nueve años. A través de este esquema el ejido ha impartido seminarios de comunidad a comunidad y cursos de formación y talleres de actualización a más de 220 extensionistas comunitarios de los estados de Chihuahua, Coahuila, Durango, Estado de México, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora y Zacatecas.

En el tema de protección y restauración de sus bosques, han realizado igualmente importantes acciones, como la segregación del aprovechamiento, de forma voluntaria, de una importante área de conservación de flora y fauna de 852 hectáreas, precisamente en la zona en que se ubica el parteaguas de las cuencas de los ríos Conchos y El Fuerte. Llevan a cabo, además, un programa anual de reforestación desde hace más de 30 años, destacando incluso, que algunas de esas reforestaciones ya se han incorporado a las áreas de aprovechamiento.

En todo este proceso de inversión y de mejora organizativa, el ejido ha recibido un apoyo muy importante por parte de la Conafor, tanto en acompañamiento, como en recursos financieros de sus diferentes programas de apoyo; recursos sin duda, muy bien orientados e invertidos. Cabe destacar, además, que actualmente el ejido Cabórachi cuenta con la Certificación Internacional de Manejo Forestal Responsable y Cadena de Custodia, con estándares del Forest Stewardship Council.

Este es sin duda un gran ejemplo de organización comunitaria, en un ejido compuesto en su mayoría por población de la etnia rarámuri. Ojalá se sigan apoyando a este tipo de comunidades y se incorporen otras más a estos esquemas de organización ejemplar.

oestradam81@hotmail.com

El Ejido Cabórachi, municipio de Guachochi, una comunidad integrada en su mayoría por población rarámuri, recibió en días pasados el reconocimiento al mérito forestal, otorgado en el marco de las reuniones científicas 2023, un evento de nivel nacional coordinado por el INIFAP.

Cabórachi es un ejido forestal constituido en el año 1954. Su principal actividad económica es el aprovechamiento de sus bosques, lo cual ha realizado de forma continua desde el año 1958. Cuenta con una superficie aproximada de 28,000 hectáreas, cubiertas en su mayor parte por bosques de pino y de pino-encino. Se ubica en una región ecológica muy importante, que forma el parteaguas de las cuencas del río Fuerte y el río Conchos.

Con el aprovechamiento forestal e industrialización de sus materias primas, generan en promedio 200 empleos permanentes. En años recientes sustituyeron sus aserraderos tradicionales por equipos más modernos y eficientes y los han complementado con maquinaria adicional, que en conjunto les permite elaborar y comercializar diferentes productos como madera aserrada de largas y cortas dimensiones, dimensionado para tarima, caja de empaque, cuadrado para escoba, polín, durmiente y astilla. En su centro industrial se emplean tanto ejidatarios mayores, como mujeres y jóvenes de la comunidad, con lo cual se logra, además, su arraigo en la región.

Este ejido es considerado como uno de los mejores ejemplos a nivel nacional de operación eficiente de una empresa forestal comunitaria. Además de sus autoridades tradicionales, cuentan con un Consejo Consultivo conformado por integrantes del ejido, que funge como grupo asesor del Comisariado Ejidal y de seguimiento a sus diferentes proyectos. Tienen además en su esquema de organización, una figura de administrador o gerente, quien debe ser un integrante de la comunidad, con las mejores capacidades para desempeñar este importante puesto administrativo.

Es tan importante el avance que han logrado en su organización, que fueron acreditados por la Conafor como comunidad extensionista desde hace más de nueve años. A través de este esquema el ejido ha impartido seminarios de comunidad a comunidad y cursos de formación y talleres de actualización a más de 220 extensionistas comunitarios de los estados de Chihuahua, Coahuila, Durango, Estado de México, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora y Zacatecas.

En el tema de protección y restauración de sus bosques, han realizado igualmente importantes acciones, como la segregación del aprovechamiento, de forma voluntaria, de una importante área de conservación de flora y fauna de 852 hectáreas, precisamente en la zona en que se ubica el parteaguas de las cuencas de los ríos Conchos y El Fuerte. Llevan a cabo, además, un programa anual de reforestación desde hace más de 30 años, destacando incluso, que algunas de esas reforestaciones ya se han incorporado a las áreas de aprovechamiento.

En todo este proceso de inversión y de mejora organizativa, el ejido ha recibido un apoyo muy importante por parte de la Conafor, tanto en acompañamiento, como en recursos financieros de sus diferentes programas de apoyo; recursos sin duda, muy bien orientados e invertidos. Cabe destacar, además, que actualmente el ejido Cabórachi cuenta con la Certificación Internacional de Manejo Forestal Responsable y Cadena de Custodia, con estándares del Forest Stewardship Council.

Este es sin duda un gran ejemplo de organización comunitaria, en un ejido compuesto en su mayoría por población de la etnia rarámuri. Ojalá se sigan apoyando a este tipo de comunidades y se incorporen otras más a estos esquemas de organización ejemplar.

oestradam81@hotmail.com