/ miércoles 13 de marzo de 2024

Fraseario | Para acelerar el progreso, invertir en las mujeres

En el marco del Día Internacional de la Mujer 2024, lo que procede, entre muchas otras cosas, es reflexionar respecto a por qué la igualdad de género está a 300 años de distancia.

Así es, de ir al ritmo actual de progreso, tendrían que transcurrir tres siglos para lograr la plena igualdad jurídica de la mujer. Y es como bien lo advierte el secretario general de la ONU, António Guterres, el progreso ganado durante décadas se está desvaneciendo porque se ve amenazado por una feroz reacción en contra de los derechos de las mujeres y, por eso, el mundo sigue reflejando milenios de relaciones de poder dominadas por los hombres.

De ahí que el exhorto de la ONU sea a avanzar más rápido en materia de igualdad de género. Esto, en el entendido de que el logro de la igualdad de género y el bienestar de la mujer en todos los ámbitos es más crucial que nunca; o sea, si realmente se quiere generar economías prósperas y conseguir un planeta saludable.

El asunto es que, para acelerar el progreso, hace falta dinero. Es decir, invertir en programas y proyectos de y para la igualdad de género y el bienestar de la mujer en todos los ámbitos.

El desafío radica pues en las estimaciones de las Naciones Unidas que, basadas en datos del 2023, alertan sobre un déficit global anual de 360 mil millones de dólares en medidas orientadas a lograr la igualdad de género para el 2030. Y es que si bien más de 100 países han puesto en marcha iniciativas de elaboración de presupuestos sensibles al género para abordar la igualdad de género y la histórica infrainversión en servicios esenciales para las mujeres y las niñas.

Por eso y muchas cosas más es que las Naciones Unidas, a través de ONU Mujeres, invita a unirnos a las reivindicaciones de las mujeres con el tema “Invertir en las mujeres: acelerar el progreso”. El detalle es que, para que eso suceda de manera más genuina y oportuna, lo que de inicio se necesita es aumentar la proporción de mujeres en los parlamentos dado que, actualmente, sólo el 26,7% de los puestos legislativos están ocupados por mujeres (un incremento de apenas 0.4 puntos porcentuales con respecto al año anterior, según el más reciente informe de la Unión Interparlamentaria).

En resumen, la ONU enfatiza que aumentando la proporción de mujeres en los parlamentos es como, de inicio, se pueden poner en marcha iniciativas de elaboración de presupuestos sensibles al género y, de ese modo, contribuir al desarrollo de instituciones más inclusivas y representativas, reforzando la democracia y los derechos humanos.

A modo de llamado al sentido de responsabilidad, concluyo citando lo dicho recientemente por la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous: Es hora de ponerse serios para desbloquear el financiamiento en los diferentes sectores, para hacer un seguimiento de las asignaciones presupuestarias, para hacer más presupuestos sensibles al género, y para dotar de recursos a los esfuerzos decisivos de las organizaciones de derechos de las mujeres que están en la primera línea de respuesta y son contrapartes fundamentales para el cambio de políticas.

En el marco del Día Internacional de la Mujer 2024, lo que procede, entre muchas otras cosas, es reflexionar respecto a por qué la igualdad de género está a 300 años de distancia.

Así es, de ir al ritmo actual de progreso, tendrían que transcurrir tres siglos para lograr la plena igualdad jurídica de la mujer. Y es como bien lo advierte el secretario general de la ONU, António Guterres, el progreso ganado durante décadas se está desvaneciendo porque se ve amenazado por una feroz reacción en contra de los derechos de las mujeres y, por eso, el mundo sigue reflejando milenios de relaciones de poder dominadas por los hombres.

De ahí que el exhorto de la ONU sea a avanzar más rápido en materia de igualdad de género. Esto, en el entendido de que el logro de la igualdad de género y el bienestar de la mujer en todos los ámbitos es más crucial que nunca; o sea, si realmente se quiere generar economías prósperas y conseguir un planeta saludable.

El asunto es que, para acelerar el progreso, hace falta dinero. Es decir, invertir en programas y proyectos de y para la igualdad de género y el bienestar de la mujer en todos los ámbitos.

El desafío radica pues en las estimaciones de las Naciones Unidas que, basadas en datos del 2023, alertan sobre un déficit global anual de 360 mil millones de dólares en medidas orientadas a lograr la igualdad de género para el 2030. Y es que si bien más de 100 países han puesto en marcha iniciativas de elaboración de presupuestos sensibles al género para abordar la igualdad de género y la histórica infrainversión en servicios esenciales para las mujeres y las niñas.

Por eso y muchas cosas más es que las Naciones Unidas, a través de ONU Mujeres, invita a unirnos a las reivindicaciones de las mujeres con el tema “Invertir en las mujeres: acelerar el progreso”. El detalle es que, para que eso suceda de manera más genuina y oportuna, lo que de inicio se necesita es aumentar la proporción de mujeres en los parlamentos dado que, actualmente, sólo el 26,7% de los puestos legislativos están ocupados por mujeres (un incremento de apenas 0.4 puntos porcentuales con respecto al año anterior, según el más reciente informe de la Unión Interparlamentaria).

En resumen, la ONU enfatiza que aumentando la proporción de mujeres en los parlamentos es como, de inicio, se pueden poner en marcha iniciativas de elaboración de presupuestos sensibles al género y, de ese modo, contribuir al desarrollo de instituciones más inclusivas y representativas, reforzando la democracia y los derechos humanos.

A modo de llamado al sentido de responsabilidad, concluyo citando lo dicho recientemente por la directora ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous: Es hora de ponerse serios para desbloquear el financiamiento en los diferentes sectores, para hacer un seguimiento de las asignaciones presupuestarias, para hacer más presupuestos sensibles al género, y para dotar de recursos a los esfuerzos decisivos de las organizaciones de derechos de las mujeres que están en la primera línea de respuesta y son contrapartes fundamentales para el cambio de políticas.