/ lunes 10 de agosto de 2020

La obra pública no es sólo concreto y varillas, es transformar vidas

Una de las tareas más notables y conocidas de la administración pública es, por supuesto, la gestión y ejecución de obra pública. Se trata de un compromiso que un gobernante debe asumir, no sólo como un deber fundamental, sino como una forma de transformar la vida de muchísimas personas.

La omisión en buena infraestructura tiene un costo alto; pues son muchas las familias que sufren por vivir en lugares que son de difícil acceso, en las que tienen que atravesar arroyos y caminar entre las piedras para llegar a sus hogares. Son todavía muy amplias las zonas en nuestro país que no cuentan con servicios públicos elementales, tales como pavimento, alumbrado y agua potable.

El crecimiento de las ciudades no se detiene, así pasa en Chihuahua capital, y así pasa en lugares como Ciudad Juárez, donde la extensión de la mancha poblacional es cada vez más grande y la carencia de servicios públicos es cada vez mayor. Por eso, la responsabilidad gubernamental de impulsar la infraestructura es grande.

Durante estos casi cuatro años de administración en el municipio de Chihuahua hemos trabajado incansablemente por hacer valer el dinero de los ciudadanos, construyendo infraestructura pública por toda la ciudad. Es muy gratificante ver que, poco a poco, todos juntos, vamos logrando que nuestra querida casa común crezca, y se vuelva un lugar cada vez más funcional y un mayor motivo de orgullo para todos.

Sin embargo, la mayor satisfacción cada vez que vemos un proyecto terminado es sin duda el rostro de todas aquellas personas a quienes les cambia la vida. Todos aquéllos que ya no tendrán que cruzar un río a pie, exponiéndose en tiempos de lluvias; o todos aquéllos que ahora pueden andar por un sendero pavimentado y con un buen sistema de alumbrado público.

La obra pública no es sólo concreto y varillas, es transformar vidas, es darle seguridad y funcionalidad a los espacios que todos los chihuahuenses transitan diariamente; se trata de personas y familias enteras que cambian sus rutinas para bien, contando con una mejores vialidades y una mejor calidad de vida.

Con esa profunda motivación, seguimos trabajando en obras por todo el municipio: desde puentes peatonales y conexión entre avenidas, hasta grandes obras en las principales vialidades de la ciudad. Más ahora, con la fuerte crisis económica que estamos atravesando, la inversión pública funciona como medida contracíclica, para dar empleos a los ciudadanos e inyectarle fluidez a las finanzas de todo el municipio.

A lo largo de la experiencia que he vivido como alcaldesa de la capital del estado, he comprendido el carácter humanista de la obra pública una y otra vez, siempre que inauguramos una obra y vemos el rostro de quienes se ven impactados con sus beneficios, confirmo la gran importancia de permanecer comprometida con una mejor infraestructura para la gente.

Son muchas las historias del pasado, en las que los gobiernos podían pasar años trabajando en una misma obra, perdiendo valiosos recursos y con una gestión oscura y sospechosa; en Chihuahua el compromiso ha sido y seguirá siendo hacer valer cada peso que los chihuahuenses nos confían; invirtiéndolo en obras que sí les sirven, y sobre todo haciéndolo de una manera transparente, con finanzas sanas, y ejecutando de forma rápida y eficiente.

Es así como podemos impactar en las vidas de las personas, y hacer la diferencia, por ejemplo, en el trayecto de una mujer que se traslada con sus hijos, o en el camino de niños y jóvenes que asisten a estudiar; brindándoles una vía más segura, bien iluminada, y siempre funcional.



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Una de las tareas más notables y conocidas de la administración pública es, por supuesto, la gestión y ejecución de obra pública. Se trata de un compromiso que un gobernante debe asumir, no sólo como un deber fundamental, sino como una forma de transformar la vida de muchísimas personas.

La omisión en buena infraestructura tiene un costo alto; pues son muchas las familias que sufren por vivir en lugares que son de difícil acceso, en las que tienen que atravesar arroyos y caminar entre las piedras para llegar a sus hogares. Son todavía muy amplias las zonas en nuestro país que no cuentan con servicios públicos elementales, tales como pavimento, alumbrado y agua potable.

El crecimiento de las ciudades no se detiene, así pasa en Chihuahua capital, y así pasa en lugares como Ciudad Juárez, donde la extensión de la mancha poblacional es cada vez más grande y la carencia de servicios públicos es cada vez mayor. Por eso, la responsabilidad gubernamental de impulsar la infraestructura es grande.

Durante estos casi cuatro años de administración en el municipio de Chihuahua hemos trabajado incansablemente por hacer valer el dinero de los ciudadanos, construyendo infraestructura pública por toda la ciudad. Es muy gratificante ver que, poco a poco, todos juntos, vamos logrando que nuestra querida casa común crezca, y se vuelva un lugar cada vez más funcional y un mayor motivo de orgullo para todos.

Sin embargo, la mayor satisfacción cada vez que vemos un proyecto terminado es sin duda el rostro de todas aquellas personas a quienes les cambia la vida. Todos aquéllos que ya no tendrán que cruzar un río a pie, exponiéndose en tiempos de lluvias; o todos aquéllos que ahora pueden andar por un sendero pavimentado y con un buen sistema de alumbrado público.

La obra pública no es sólo concreto y varillas, es transformar vidas, es darle seguridad y funcionalidad a los espacios que todos los chihuahuenses transitan diariamente; se trata de personas y familias enteras que cambian sus rutinas para bien, contando con una mejores vialidades y una mejor calidad de vida.

Con esa profunda motivación, seguimos trabajando en obras por todo el municipio: desde puentes peatonales y conexión entre avenidas, hasta grandes obras en las principales vialidades de la ciudad. Más ahora, con la fuerte crisis económica que estamos atravesando, la inversión pública funciona como medida contracíclica, para dar empleos a los ciudadanos e inyectarle fluidez a las finanzas de todo el municipio.

A lo largo de la experiencia que he vivido como alcaldesa de la capital del estado, he comprendido el carácter humanista de la obra pública una y otra vez, siempre que inauguramos una obra y vemos el rostro de quienes se ven impactados con sus beneficios, confirmo la gran importancia de permanecer comprometida con una mejor infraestructura para la gente.

Son muchas las historias del pasado, en las que los gobiernos podían pasar años trabajando en una misma obra, perdiendo valiosos recursos y con una gestión oscura y sospechosa; en Chihuahua el compromiso ha sido y seguirá siendo hacer valer cada peso que los chihuahuenses nos confían; invirtiéndolo en obras que sí les sirven, y sobre todo haciéndolo de una manera transparente, con finanzas sanas, y ejecutando de forma rápida y eficiente.

Es así como podemos impactar en las vidas de las personas, y hacer la diferencia, por ejemplo, en el trayecto de una mujer que se traslada con sus hijos, o en el camino de niños y jóvenes que asisten a estudiar; brindándoles una vía más segura, bien iluminada, y siempre funcional.



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