/ jueves 29 de febrero de 2024

Sigamos con lo bien hecho 

#UnRetoMas

Por: Jesús Valenciano


Coincido con la arquitecta y ex ministra de Panamá Mariela Sagel que, al igual que en arquitectura, también en política la continuidad es la mejor manera de que se concluyan buenas obras.

En un artículo ella menciona: “Pensemos en función de Estado y no de gobierno. Continuidad no es continuismo, que se define como una situación en la que el poder de un político, un régimen, un sistema, etc., se prolonga indefinidamente, sin indicios de cambio o renovación. Continuidad es la unión natural que tienen entre sí las partes… y la cualidad o condición de las funciones…” (Sagel, M., s.f.).

En el caso del servicio público, “La política requiere continuidad para dar frutos…” (Aguilar, 2014); claro tomando en cuenta si aquello que se ha venido haciendo realmente está beneficiando a la gente que vive en nuestros municipios, nuestro estado y país; y no solamente les está quitando derechos inherentes al ser humano como la salud o la libertad de expresión, como tristemente sucede en México a nivel federal.

Si se están haciendo las cosas bien, entonces es donde la continuidad genera un círculo virtuoso, cuyo fin último es la prosperidad de nuestras ciudades y por ende una mejor vida para todos los ciudadanos.

Pongámoslo así, primero que nada, en política la continuidad no es únicamente premiar o aprobar el trabajo de nuestras administraciones; sino más bien, es hacer a nuestros representantes responsables, más conscientes de su desempeño y motivarlos a trabajar de manera más eficiente y efectiva por el bien común.

Segundo, la continuidad de los gobiernos, sobre todo a nivel local, que realmente han sido buenos, nos da la oportunidad de, como ciudadanos, tener en servicio a personas y equipos con experiencia y conocimiento del funcionamiento del gobierno, las necesidades de la comunidad y las mejores prácticas en la administración pública. Sin necesidad de venir a experimentar o, peor aún, de quitar los proyectos y acciones que sí estaban sirviendo a la gente.

Tercero, y para mí un punto importante, es el “empoderamiento ciudadano”. La continuidad, derivada en este momento de ejercicios como la reelección, ofrece al ciudadano la oportunidad de respaldar a los líderes que consideran que están haciendo un buen trabajo y que representan sus intereses de manera efectiva. Esto fortalece el vínculo entre los gobernantes y los ciudadanos, fomentando una mayor participación cívica y un mayor sentido de pertenencia.

Por último, propicia estabilidad. Incentivando que surjan proyectos con beneficio a largo plazo o que requieran tiempo para su implementación.

Hablando meramente de esto último, la continuidad de proyectos y políticas públicas, sobretodo el lo local, en cada una de nuestras ciudades, nos permite ser más eficientes en el uso de recursos, tanto monetarios, como de tiempo y personal; evita que se interrumpan proyectos y asegura que los esfuerzos se mantengan y se desarrollen a lo largo del tiempo.

Todo lo anterior impactando de manera positiva directamente al desarrollo de nuestras ciudades y la gente que las habita.

Por lo que a mí me toca, y si la gente y Dios me lo permite, seguiré con la convicción de que en mi municipio y mi región demos continuidad a lo que hemos venido haciendo bien.


Maestro en Administración. Alcalde de Delicias


#UnRetoMas

Por: Jesús Valenciano


Coincido con la arquitecta y ex ministra de Panamá Mariela Sagel que, al igual que en arquitectura, también en política la continuidad es la mejor manera de que se concluyan buenas obras.

En un artículo ella menciona: “Pensemos en función de Estado y no de gobierno. Continuidad no es continuismo, que se define como una situación en la que el poder de un político, un régimen, un sistema, etc., se prolonga indefinidamente, sin indicios de cambio o renovación. Continuidad es la unión natural que tienen entre sí las partes… y la cualidad o condición de las funciones…” (Sagel, M., s.f.).

En el caso del servicio público, “La política requiere continuidad para dar frutos…” (Aguilar, 2014); claro tomando en cuenta si aquello que se ha venido haciendo realmente está beneficiando a la gente que vive en nuestros municipios, nuestro estado y país; y no solamente les está quitando derechos inherentes al ser humano como la salud o la libertad de expresión, como tristemente sucede en México a nivel federal.

Si se están haciendo las cosas bien, entonces es donde la continuidad genera un círculo virtuoso, cuyo fin último es la prosperidad de nuestras ciudades y por ende una mejor vida para todos los ciudadanos.

Pongámoslo así, primero que nada, en política la continuidad no es únicamente premiar o aprobar el trabajo de nuestras administraciones; sino más bien, es hacer a nuestros representantes responsables, más conscientes de su desempeño y motivarlos a trabajar de manera más eficiente y efectiva por el bien común.

Segundo, la continuidad de los gobiernos, sobre todo a nivel local, que realmente han sido buenos, nos da la oportunidad de, como ciudadanos, tener en servicio a personas y equipos con experiencia y conocimiento del funcionamiento del gobierno, las necesidades de la comunidad y las mejores prácticas en la administración pública. Sin necesidad de venir a experimentar o, peor aún, de quitar los proyectos y acciones que sí estaban sirviendo a la gente.

Tercero, y para mí un punto importante, es el “empoderamiento ciudadano”. La continuidad, derivada en este momento de ejercicios como la reelección, ofrece al ciudadano la oportunidad de respaldar a los líderes que consideran que están haciendo un buen trabajo y que representan sus intereses de manera efectiva. Esto fortalece el vínculo entre los gobernantes y los ciudadanos, fomentando una mayor participación cívica y un mayor sentido de pertenencia.

Por último, propicia estabilidad. Incentivando que surjan proyectos con beneficio a largo plazo o que requieran tiempo para su implementación.

Hablando meramente de esto último, la continuidad de proyectos y políticas públicas, sobretodo el lo local, en cada una de nuestras ciudades, nos permite ser más eficientes en el uso de recursos, tanto monetarios, como de tiempo y personal; evita que se interrumpan proyectos y asegura que los esfuerzos se mantengan y se desarrollen a lo largo del tiempo.

Todo lo anterior impactando de manera positiva directamente al desarrollo de nuestras ciudades y la gente que las habita.

Por lo que a mí me toca, y si la gente y Dios me lo permite, seguiré con la convicción de que en mi municipio y mi región demos continuidad a lo que hemos venido haciendo bien.


Maestro en Administración. Alcalde de Delicias