/ miércoles 13 de marzo de 2024

Singapur, el milagro económico del libre mercado

Singapur es una pequeña ciudad-estado en el sudeste asiático situada en Asia sudoriental, tiene una superficie de 728 Km2, que lo coloca entre los países más pequeños del mundo, con una población de 5,637,000 personas, tiene un alto porcentaje de inmigración, se encuentra además en la posición 115 de la tabla de población, compuesta por 196 países y tiene una altísima densidad de población, de 7.743 hab/km2. Su capital es Singapur y es la economía 34º por su PIB.

Comentaristas y académicos que van desde liberales clásicos como Milton Friedman hasta socialdemócratas como Joseph Stiglitz han admirado y elogiado el historial de Singapur de crecimiento económico desde 1965, cuando alcanzó la soberanía nacional, hasta el presente. El notable crecimiento del nivel de vida de sus habitantes queda bien ilustrado a través de una comparación con Estados Unidos. En 1961, el PIB per cápita de Singapur era (USD 3,727), sólo el 20% del de EUA (USD 19,271), en el 2020 el PIB p.c. de Singapur (USD 58,057) era prácticamente idéntico al de EUA (USD 58,190). Más alto que el de Canadá (USD 43,258) y el del Reino Unido (USD 41,098) y muy superior al de México (USD 9,960), por cierto reducido -11.22% desde el 2018 a la fecha.

Singapur tiene instituciones sólidas que favorecen la inversión, un Poder Judicial independiente y un sistema legal heredado de los británicos que protege los derechos de propiedad, siempre ha estado abierto al comercio y la inversión internacional. Esto ha sido un factor de competencia para los productores nacionales, animándolos a ser eficientes e invertir en capital físico y humano, por lo cual, su bien educada y trabajadora fuerza laboral, es la base de su crecimiento económico. En este sentido, el “Proyecto de Capital Humano” del Banco Mundial, lo ubicó en el lugar 1º entre 174 países en este ranking general en 2020. México no llegó ni a media tabla.

Sus habitantes tienen un buen nivel de vida, ya que ocupa el puesto 8º de 196 países en PIB per cápita. Un Coeficiente GINI de 0,386 (2021). Índice de Desarrollo Humano (2022), 0.935 (el 9º más alto del mundo). Tasa de alfabetización del 97.1% en mayores de 15 años.

Singapur es el 2º país por facilidad para realizar negocios, según el “Ranking Doing Business”, que clasifica los países según la facilidad que ofrecen para hacer negocios, el Índice de Percepción de la Corrupción del sector público ha sido de 83 puntos, así pues, se encuentra entre los países con menos corrupción del mundo.

Todo esto ha colocado a Singapur en el Reporte del Ranking de Libertad Económica del Instituto Frazer del 2021 en el primer lugar del mundo, por primera vez. En comparación Estados Unidos está en el 5º lugar, Reino Unido en el 9º y México en el tercer cuartil en un lejano 68º lugar empatado con Paraguay.

Nuevamente queda demostrado con datos, números y realidades que los países con libre mercado y libre empresa, con un Estado que interviene, pero no frena la economía, tienen más desarrollo y mejor nivel de vida de sus habitantes, incluso menos desigualdad entre ellos, que los países socialistas.


Singapur es una pequeña ciudad-estado en el sudeste asiático situada en Asia sudoriental, tiene una superficie de 728 Km2, que lo coloca entre los países más pequeños del mundo, con una población de 5,637,000 personas, tiene un alto porcentaje de inmigración, se encuentra además en la posición 115 de la tabla de población, compuesta por 196 países y tiene una altísima densidad de población, de 7.743 hab/km2. Su capital es Singapur y es la economía 34º por su PIB.

Comentaristas y académicos que van desde liberales clásicos como Milton Friedman hasta socialdemócratas como Joseph Stiglitz han admirado y elogiado el historial de Singapur de crecimiento económico desde 1965, cuando alcanzó la soberanía nacional, hasta el presente. El notable crecimiento del nivel de vida de sus habitantes queda bien ilustrado a través de una comparación con Estados Unidos. En 1961, el PIB per cápita de Singapur era (USD 3,727), sólo el 20% del de EUA (USD 19,271), en el 2020 el PIB p.c. de Singapur (USD 58,057) era prácticamente idéntico al de EUA (USD 58,190). Más alto que el de Canadá (USD 43,258) y el del Reino Unido (USD 41,098) y muy superior al de México (USD 9,960), por cierto reducido -11.22% desde el 2018 a la fecha.

Singapur tiene instituciones sólidas que favorecen la inversión, un Poder Judicial independiente y un sistema legal heredado de los británicos que protege los derechos de propiedad, siempre ha estado abierto al comercio y la inversión internacional. Esto ha sido un factor de competencia para los productores nacionales, animándolos a ser eficientes e invertir en capital físico y humano, por lo cual, su bien educada y trabajadora fuerza laboral, es la base de su crecimiento económico. En este sentido, el “Proyecto de Capital Humano” del Banco Mundial, lo ubicó en el lugar 1º entre 174 países en este ranking general en 2020. México no llegó ni a media tabla.

Sus habitantes tienen un buen nivel de vida, ya que ocupa el puesto 8º de 196 países en PIB per cápita. Un Coeficiente GINI de 0,386 (2021). Índice de Desarrollo Humano (2022), 0.935 (el 9º más alto del mundo). Tasa de alfabetización del 97.1% en mayores de 15 años.

Singapur es el 2º país por facilidad para realizar negocios, según el “Ranking Doing Business”, que clasifica los países según la facilidad que ofrecen para hacer negocios, el Índice de Percepción de la Corrupción del sector público ha sido de 83 puntos, así pues, se encuentra entre los países con menos corrupción del mundo.

Todo esto ha colocado a Singapur en el Reporte del Ranking de Libertad Económica del Instituto Frazer del 2021 en el primer lugar del mundo, por primera vez. En comparación Estados Unidos está en el 5º lugar, Reino Unido en el 9º y México en el tercer cuartil en un lejano 68º lugar empatado con Paraguay.

Nuevamente queda demostrado con datos, números y realidades que los países con libre mercado y libre empresa, con un Estado que interviene, pero no frena la economía, tienen más desarrollo y mejor nivel de vida de sus habitantes, incluso menos desigualdad entre ellos, que los países socialistas.