/ miércoles 20 de marzo de 2024

Singapur, el milagro económico del libre mercado 2

Como todas las economías ricas, Singapur tiene una economía mixta, el gobierno desempeña un papel importante, mas no primordial, en las actividades de mercado, emplea políticas industriales para dirigir el desarrollo económico, incluida la concesión de subsidios a empresas del sector privado, con el fin de mejorar la tecnología y los procesos de negocios, realiza inversiones en industrias específicas importantes y la supervisión de las llamadas “Corporaciones Vinculadas al Gobierno” (GLCs), entes similares a las empresas paraestatales, excepto que están controladas a través de un fondo llamado “Holding Temasek” y el gobierno siempre ha mantenido una línea de disciplina de mercado, las GLCs deben proporcionar rendimientos comerciales proporcionales al riesgo de inversión y no gozan de privilegios especiales, ni subsidios.

Naturalmente, esto conduce a preguntas sobre si Singapur es una historia de éxito de un país con libertad de mercado, o si su éxito se debe en gran medida a la intervención limitada del gobierno. Los economistas nos dan la respuesta, señalan que las instituciones legales y la protección de los derechos de propiedad, así como no tener ayudas sociales universales o populistas, son los aspectos más importantes de la competitividad y por ello Singapur ha tenido, consistentemente, buenos resultados, como lo demuestra su desempeño en los índices del estado de derecho, bienestar y desarrollo económico en muchos estudios mundiales.

Un énfasis en la autosuficiencia individual, una creencia en la importancia de los incentivos económicos y la preocupación de que los programas gubernamentales universales para financiar los servicios sociales, socavarán esa autosuficiencia ayudan a explicar el enfoque en materia de financiamiento de: atención médica, educación, seguro de desempleo y jubilaciones.

La característica principal de este sistema de apoyo es el Fondo Central de Previsión. (CPF), un programa obligatorio que exige que los trabajadores y sus empleadores contribuyan con un porcentaje determinado de sus ingresos brutos en cuentas de ahorro personales y permite a los contribuyentes un cierto grado de autonomía sobre cómo pueden utilizar sus ahorros. Los cuales pueden utilizarse para pagar vivienda, educación, atención médica, asistencia por desempleo y jubilación. Los más jóvenes depositan la mayoría de sus contribuciones para la jubilación. A medida que el trabajador envejece, se destina más dinero a la atención médica.

El fondo, que es autofinanciable, permite a las personas completar su contribución o aplazar el inicio de la jubilación, dando así a las personas más control sobre sus fondos. Este modelo de ahorros forzosos garantiza que no exista el riesgo de que los individuos se nieguen a ahorrar voluntariamente, porque esperan que el gobierno financie su jubilación, cualquier período de desempleo o falta de ingresos, que puedan enfrentar, o sus necesidades de atención médica. Asimismo, libera a las empresas de tener que preocuparse de la jubilación de sus trabajadores, siempre y cuando paguen el porcentaje que les corresponde.


Como todas las economías ricas, Singapur tiene una economía mixta, el gobierno desempeña un papel importante, mas no primordial, en las actividades de mercado, emplea políticas industriales para dirigir el desarrollo económico, incluida la concesión de subsidios a empresas del sector privado, con el fin de mejorar la tecnología y los procesos de negocios, realiza inversiones en industrias específicas importantes y la supervisión de las llamadas “Corporaciones Vinculadas al Gobierno” (GLCs), entes similares a las empresas paraestatales, excepto que están controladas a través de un fondo llamado “Holding Temasek” y el gobierno siempre ha mantenido una línea de disciplina de mercado, las GLCs deben proporcionar rendimientos comerciales proporcionales al riesgo de inversión y no gozan de privilegios especiales, ni subsidios.

Naturalmente, esto conduce a preguntas sobre si Singapur es una historia de éxito de un país con libertad de mercado, o si su éxito se debe en gran medida a la intervención limitada del gobierno. Los economistas nos dan la respuesta, señalan que las instituciones legales y la protección de los derechos de propiedad, así como no tener ayudas sociales universales o populistas, son los aspectos más importantes de la competitividad y por ello Singapur ha tenido, consistentemente, buenos resultados, como lo demuestra su desempeño en los índices del estado de derecho, bienestar y desarrollo económico en muchos estudios mundiales.

Un énfasis en la autosuficiencia individual, una creencia en la importancia de los incentivos económicos y la preocupación de que los programas gubernamentales universales para financiar los servicios sociales, socavarán esa autosuficiencia ayudan a explicar el enfoque en materia de financiamiento de: atención médica, educación, seguro de desempleo y jubilaciones.

La característica principal de este sistema de apoyo es el Fondo Central de Previsión. (CPF), un programa obligatorio que exige que los trabajadores y sus empleadores contribuyan con un porcentaje determinado de sus ingresos brutos en cuentas de ahorro personales y permite a los contribuyentes un cierto grado de autonomía sobre cómo pueden utilizar sus ahorros. Los cuales pueden utilizarse para pagar vivienda, educación, atención médica, asistencia por desempleo y jubilación. Los más jóvenes depositan la mayoría de sus contribuciones para la jubilación. A medida que el trabajador envejece, se destina más dinero a la atención médica.

El fondo, que es autofinanciable, permite a las personas completar su contribución o aplazar el inicio de la jubilación, dando así a las personas más control sobre sus fondos. Este modelo de ahorros forzosos garantiza que no exista el riesgo de que los individuos se nieguen a ahorrar voluntariamente, porque esperan que el gobierno financie su jubilación, cualquier período de desempleo o falta de ingresos, que puedan enfrentar, o sus necesidades de atención médica. Asimismo, libera a las empresas de tener que preocuparse de la jubilación de sus trabajadores, siempre y cuando paguen el porcentaje que les corresponde.