/ jueves 18 de abril de 2024

Tinta sin cera | Cuidando el hogar, ¿quién cuida mis derechos?

Las trabajadoras del hogar han sido objeto de la segregación social, clasismo, racismo y diversas formas de discriminación que han impedido un pleno goce de sus derechos humanos y laborales en el trascurso del tiempo. En muchos de los casos llegan a percibir al día un salario mínimo o menos, siendo una de las principales problemáticas la falta de prestaciones laborales.

En el caso de América Latina y el Caribe (CEPAL) alrededor de 14.8 millones de personas se dedican al trabajo doméstico, de las cuales 91% son mujeres, donde la mayor representación es de mujeres indígenas, afrodescendientes y de zonas rurales. En México de los aproximadamente 2.5 millones de personas que se dedican a esta actividad, más del 90% son mujeres, siendo casi 2 millones 250 mil mujeres que laboran en el hogar, con un índice muy bajo que cuenta con seguridad social.

Es importante contar con un contrato por escrito donde se establezcan las obligaciones y derechos en el que se detallen las condiciones generales de trabajo, como el salario, las vacaciones, días de descanso, entre otras. Sin embargo, en muchos casos se encuentran contratadas de manera informal (sin un contrato por escrito, por medio de un contrato de palabra), esto no exenta al empleador de cumplir con ninguna de sus responsabilidades (Art. 344 Bis LFT), ya que es una relación de prestación de servicio a cambio de una remuneración.

Las cifras destacan que esta labor principalmente es desempeñada por mujeres, desafortunadamente la falta de reconocimiento ha creado brechas entre el “deber ser” y la praxis en la aplicación de sus derechos laborales ya que se estima que alrededor del 12% cuenta con algún tipo de prestación laboral (aguinaldo, vacaciones, seguro médico).

Por lo anterior, se hace una invitación a los empleadores que cuentan con el apoyo de las trabajadoras del hogar a que realicen el trámite de alta en el Instituto Mexicano del Seguro Social, es muy sencillo, ya que lo puede realizar en línea a través del portal www.imss.gob.mx/personas-trabajadoras-hogar, una vez ingresados los datos del empleador, debe llenar el formulario de los datos del empleado como son: CURP, domicilio, datos de contacto y número de seguridad social (NSS). Imaginemos que la trabajadora nos prestó su servicio por más de 30 años, y prescindimos de sus servicios, se va sin indemnización, sin aportaciones para contar con una pensión digna.

Debemos transitar hacia cambios como es el contar con un contrato que contenga la jornada de trabajo, días de descanso, percepciones, etc., lo cual es importante para las trabajadoras del hogar, esto proporciona certeza y formalidad a su labor, así como una estabilidad laboral (en la gran mayoría es lo que buscamos todos).


Hagamos conciencia de que su labor es muy valiosa en nuestro país y para la sociedad, no seamos omisos a los derechos que les corresponden simplemente por su desconocimiento de la ley, necesidad, pobreza o situación étnica, hay que dar un trato entre iguales, en apego a la Ley Federal del Trabajo.


Dejemos atrás los malos tratos, los abusos, es momento de transitar hacia el respeto de los derechos laborales.


Las trabajadoras del hogar han sido objeto de la segregación social, clasismo, racismo y diversas formas de discriminación que han impedido un pleno goce de sus derechos humanos y laborales en el trascurso del tiempo. En muchos de los casos llegan a percibir al día un salario mínimo o menos, siendo una de las principales problemáticas la falta de prestaciones laborales.

En el caso de América Latina y el Caribe (CEPAL) alrededor de 14.8 millones de personas se dedican al trabajo doméstico, de las cuales 91% son mujeres, donde la mayor representación es de mujeres indígenas, afrodescendientes y de zonas rurales. En México de los aproximadamente 2.5 millones de personas que se dedican a esta actividad, más del 90% son mujeres, siendo casi 2 millones 250 mil mujeres que laboran en el hogar, con un índice muy bajo que cuenta con seguridad social.

Es importante contar con un contrato por escrito donde se establezcan las obligaciones y derechos en el que se detallen las condiciones generales de trabajo, como el salario, las vacaciones, días de descanso, entre otras. Sin embargo, en muchos casos se encuentran contratadas de manera informal (sin un contrato por escrito, por medio de un contrato de palabra), esto no exenta al empleador de cumplir con ninguna de sus responsabilidades (Art. 344 Bis LFT), ya que es una relación de prestación de servicio a cambio de una remuneración.

Las cifras destacan que esta labor principalmente es desempeñada por mujeres, desafortunadamente la falta de reconocimiento ha creado brechas entre el “deber ser” y la praxis en la aplicación de sus derechos laborales ya que se estima que alrededor del 12% cuenta con algún tipo de prestación laboral (aguinaldo, vacaciones, seguro médico).

Por lo anterior, se hace una invitación a los empleadores que cuentan con el apoyo de las trabajadoras del hogar a que realicen el trámite de alta en el Instituto Mexicano del Seguro Social, es muy sencillo, ya que lo puede realizar en línea a través del portal www.imss.gob.mx/personas-trabajadoras-hogar, una vez ingresados los datos del empleador, debe llenar el formulario de los datos del empleado como son: CURP, domicilio, datos de contacto y número de seguridad social (NSS). Imaginemos que la trabajadora nos prestó su servicio por más de 30 años, y prescindimos de sus servicios, se va sin indemnización, sin aportaciones para contar con una pensión digna.

Debemos transitar hacia cambios como es el contar con un contrato que contenga la jornada de trabajo, días de descanso, percepciones, etc., lo cual es importante para las trabajadoras del hogar, esto proporciona certeza y formalidad a su labor, así como una estabilidad laboral (en la gran mayoría es lo que buscamos todos).


Hagamos conciencia de que su labor es muy valiosa en nuestro país y para la sociedad, no seamos omisos a los derechos que les corresponden simplemente por su desconocimiento de la ley, necesidad, pobreza o situación étnica, hay que dar un trato entre iguales, en apego a la Ley Federal del Trabajo.


Dejemos atrás los malos tratos, los abusos, es momento de transitar hacia el respeto de los derechos laborales.