/ sábado 17 de noviembre de 2018

Acumulando demagogia, incompetencia y corrupción

A diario leo las columnas locales y nacionales, así como las notas periodísticas de los medios digitales y tradicionales, donde en Chihuahua si un extraterrestre recién llegado se formara un criterio a partir de tal información, llegaría a la conclusión de que estamos al borde no de un desastre sino del mismo caos, y lo primero que preguntaría sería, ¿qué sucedió para que estén al borde del caos?

Porque la calidad educativa de las escuelas y universidades públicas no se desplomó de la noche a la mañana, y todavía en 1970 permitía a quien se educaba y graduaba mejorar sustancialmente su nivel y calidad de vida.

Las calles del estado y del país no se llenaron de baches mal parchados tampoco de la noche a la mañana y las tuberías que conducen el agua potable y drenaje en los años 70 no abrían socavones, ni las carreteras y autopistas los sufrían.

Los niveles de deuda pública de los estados y de la Federación no andaban por las nubes en el año 2000, ni buena parte de los burócratas directores y jefes de departamento rebuznaban por aquellas fechas.

Ante semejante información el extraterrestre naturalmente preguntaría, ¿pues qué hicieron los mexicanos y los chihuahuenses para que hoy sus gobiernos y el equipamiento público estén en tan lamentables y caóticas condiciones?

Donde las respuestas serían de una simpleza espectacular; pues mire usted, señor extraterrestre, en primer lugar, los habitantes de estas tierras somos personas requete prudentes, pacíficas y razonables, sin olvidar que le enseñamos a nuestros hijos a que, "no se metan en problemas que no son asunto suyo".

Y gracias a esta prudencia pues, los padres de familia jamás le hemos exigido a un director de una primaria, secundaria, preparatoria, carrera técnica o universitaria que le exija a los maestros y catedráticos para que realmente les enseñen a nuestros hijos y éstos aprendan.

También nuestra prudencia impide que exijamos a las autoridades municipales que rellenen y tapen los baches con cuidado y con materiales de calidad, así como tampoco exigimos que los tránsitos no muerdan ni que los policías nos protejan.

Tal prudencia evita que los presidentes de las cámaras empresariales de todo el país protesten, cuando los gobernadores y presidentes municipales sobreendeudan las arcas públicas y si llegamos a la sacrosanta persona del presidente de la república, pues tiene todo el derecho de utilizar el presupuesto, el congreso, las armas y los jueces como quiera, por eso es el “iñor presidente”.

Y para que no le quede la menor duda de nuestro pacifismo y prudencia, cuando nos encontramos con algún político o burócrata que haya acumulado una pequeña fortuna administrando las comisiones que le obsequiamos con todo cariño los mexicanos y los chihuahuenses, lo saludamos con respeto y consideración.

Por lo tanto, estimado extraterrestre, usted debe saber que buena parte de los mexicanos y los chihuahuenses somos gentes de paz y pagamos tal paz al precio que sea, sin importar si hipotecamos o arruinamos una ciudad, un estado o el propio país, votando inclusive por demagogos, incapaces y corruptos. Me imagino que el pobre extraterrestre se quedaría mudo y atónito.



A diario leo las columnas locales y nacionales, así como las notas periodísticas de los medios digitales y tradicionales, donde en Chihuahua si un extraterrestre recién llegado se formara un criterio a partir de tal información, llegaría a la conclusión de que estamos al borde no de un desastre sino del mismo caos, y lo primero que preguntaría sería, ¿qué sucedió para que estén al borde del caos?

Porque la calidad educativa de las escuelas y universidades públicas no se desplomó de la noche a la mañana, y todavía en 1970 permitía a quien se educaba y graduaba mejorar sustancialmente su nivel y calidad de vida.

Las calles del estado y del país no se llenaron de baches mal parchados tampoco de la noche a la mañana y las tuberías que conducen el agua potable y drenaje en los años 70 no abrían socavones, ni las carreteras y autopistas los sufrían.

Los niveles de deuda pública de los estados y de la Federación no andaban por las nubes en el año 2000, ni buena parte de los burócratas directores y jefes de departamento rebuznaban por aquellas fechas.

Ante semejante información el extraterrestre naturalmente preguntaría, ¿pues qué hicieron los mexicanos y los chihuahuenses para que hoy sus gobiernos y el equipamiento público estén en tan lamentables y caóticas condiciones?

Donde las respuestas serían de una simpleza espectacular; pues mire usted, señor extraterrestre, en primer lugar, los habitantes de estas tierras somos personas requete prudentes, pacíficas y razonables, sin olvidar que le enseñamos a nuestros hijos a que, "no se metan en problemas que no son asunto suyo".

Y gracias a esta prudencia pues, los padres de familia jamás le hemos exigido a un director de una primaria, secundaria, preparatoria, carrera técnica o universitaria que le exija a los maestros y catedráticos para que realmente les enseñen a nuestros hijos y éstos aprendan.

También nuestra prudencia impide que exijamos a las autoridades municipales que rellenen y tapen los baches con cuidado y con materiales de calidad, así como tampoco exigimos que los tránsitos no muerdan ni que los policías nos protejan.

Tal prudencia evita que los presidentes de las cámaras empresariales de todo el país protesten, cuando los gobernadores y presidentes municipales sobreendeudan las arcas públicas y si llegamos a la sacrosanta persona del presidente de la república, pues tiene todo el derecho de utilizar el presupuesto, el congreso, las armas y los jueces como quiera, por eso es el “iñor presidente”.

Y para que no le quede la menor duda de nuestro pacifismo y prudencia, cuando nos encontramos con algún político o burócrata que haya acumulado una pequeña fortuna administrando las comisiones que le obsequiamos con todo cariño los mexicanos y los chihuahuenses, lo saludamos con respeto y consideración.

Por lo tanto, estimado extraterrestre, usted debe saber que buena parte de los mexicanos y los chihuahuenses somos gentes de paz y pagamos tal paz al precio que sea, sin importar si hipotecamos o arruinamos una ciudad, un estado o el propio país, votando inclusive por demagogos, incapaces y corruptos. Me imagino que el pobre extraterrestre se quedaría mudo y atónito.