/ miércoles 14 de febrero de 2024

Bienestar animal: la nueva interpretación de la justicia social

Como ya se ha visto, en los pocos años que van del presente siglo, el medio ambiente ha sufrido un deterioro tan acelerado e incomparable con épocas anteriores. Y hablando de animales, como dice el sabio dicho “el miedo no anda en burro” ahora la protección medioambiental una agenda compartida a nivel global, atendiendo precisamente a la preocupación por la conservación y salvaguarda de ecosistemas y elementos vitales como el agua y otros recursos naturales.

Afortunadamente, parte de esa concientización nos ha motivado a replantearnos también no solo la relación que tenemos con los elementos naturales, sino con todos aquellos seres con los que mantenemos algún tipo de interacción.

Partiendo de lo anterior es que, el derecho internacional en la rama medioambiental, ha avanzado en el reconocimiento de derechos llamados de tercera generación, entre los que se encuentra el derecho al medio ambiente sano. Pero aquí es donde viene lo interesante, dado que cada vez más las investigaciones nos demuestran que, el bienestar de los animales está relacionado estrechamente con el bienestar de los humanos.

Quizá haya lectores que no tengan ni perro que les ladre y a lo mejor no se reconozcan a sí mismos como animalistas y en este punto seguirán dudando de lo que hasta aquí he escrito. A ese sector le digo que, si vemos este asunto desde la perspectiva de la salud humana, encontramos que el bienestar de aquellos animales que se usan para el consumo humano, también debe ser un aspecto a cuidar: la resistencia a los antibióticos que estamos desarrollando y que afecta al combate de enfermedades delicadas, tiene una estrecha relación con lo que consumen los animales que consumimos.

Entre lo anteriormente dicho y otras razones más, es que cada vez se vuelve más común que las políticas sobre sostenibilidad tengan una relación más estrecha con el bienestar animal, y que regulen aspectos que hay -lamentablemente- a quienes aún les parecen excesivos.

Afortunadamente, la concientización en torno al bienestar animal ha avanzado a ser percibida bajo enfoques de un bienestar compartido, que abona a la resolución de problemas comunes a través de modificaciones y regulaciones de la gestión animal.

De entre las reformas constitucionales del presidente López Obrador, encontramos precisamente que aborda este tema, por lo que consideramos seguir esos pasos tan necesarios e ir marcando la huella a seguir en materia de protección y bienestar animal, representando un avance cuyo fin es una transición que, sin duda, implicará para las comunidades, una nueva interpretación de la justicia.

A pesar de lo anterior, encontramos que, a nivel local, la Constitución Estatal no contempla la protección del derecho ambiental por sí mismo, sino que se aborda a través de los programas educativos, por lo que nos hemos dado a la tarea de modificar y complementar con el reconocimiento y respeto al bienestar animal, siguiendo la tendencia que a nivel federal ha quedado plasmada a través de las reformas constitucionales recientes.

Es así que, esperamos avanzar juntos hacia una nueva concepción de justicia social, que incorpore a todas las especies como sujetos de bienestar, reconociendo que somos un todo en este planeta.


Como ya se ha visto, en los pocos años que van del presente siglo, el medio ambiente ha sufrido un deterioro tan acelerado e incomparable con épocas anteriores. Y hablando de animales, como dice el sabio dicho “el miedo no anda en burro” ahora la protección medioambiental una agenda compartida a nivel global, atendiendo precisamente a la preocupación por la conservación y salvaguarda de ecosistemas y elementos vitales como el agua y otros recursos naturales.

Afortunadamente, parte de esa concientización nos ha motivado a replantearnos también no solo la relación que tenemos con los elementos naturales, sino con todos aquellos seres con los que mantenemos algún tipo de interacción.

Partiendo de lo anterior es que, el derecho internacional en la rama medioambiental, ha avanzado en el reconocimiento de derechos llamados de tercera generación, entre los que se encuentra el derecho al medio ambiente sano. Pero aquí es donde viene lo interesante, dado que cada vez más las investigaciones nos demuestran que, el bienestar de los animales está relacionado estrechamente con el bienestar de los humanos.

Quizá haya lectores que no tengan ni perro que les ladre y a lo mejor no se reconozcan a sí mismos como animalistas y en este punto seguirán dudando de lo que hasta aquí he escrito. A ese sector le digo que, si vemos este asunto desde la perspectiva de la salud humana, encontramos que el bienestar de aquellos animales que se usan para el consumo humano, también debe ser un aspecto a cuidar: la resistencia a los antibióticos que estamos desarrollando y que afecta al combate de enfermedades delicadas, tiene una estrecha relación con lo que consumen los animales que consumimos.

Entre lo anteriormente dicho y otras razones más, es que cada vez se vuelve más común que las políticas sobre sostenibilidad tengan una relación más estrecha con el bienestar animal, y que regulen aspectos que hay -lamentablemente- a quienes aún les parecen excesivos.

Afortunadamente, la concientización en torno al bienestar animal ha avanzado a ser percibida bajo enfoques de un bienestar compartido, que abona a la resolución de problemas comunes a través de modificaciones y regulaciones de la gestión animal.

De entre las reformas constitucionales del presidente López Obrador, encontramos precisamente que aborda este tema, por lo que consideramos seguir esos pasos tan necesarios e ir marcando la huella a seguir en materia de protección y bienestar animal, representando un avance cuyo fin es una transición que, sin duda, implicará para las comunidades, una nueva interpretación de la justicia.

A pesar de lo anterior, encontramos que, a nivel local, la Constitución Estatal no contempla la protección del derecho ambiental por sí mismo, sino que se aborda a través de los programas educativos, por lo que nos hemos dado a la tarea de modificar y complementar con el reconocimiento y respeto al bienestar animal, siguiendo la tendencia que a nivel federal ha quedado plasmada a través de las reformas constitucionales recientes.

Es así que, esperamos avanzar juntos hacia una nueva concepción de justicia social, que incorpore a todas las especies como sujetos de bienestar, reconociendo que somos un todo en este planeta.