/ viernes 22 de febrero de 2019

Cartucheras al cañón…

Por qué no voy a los informes de gobierno

Un informe de gobierno,

es acto trascendental;

pero a mí se me da mal;

es como ir hasta el infierno.


Una cordial felicitación al C. Gobernador del estado, Lic. Javier Corral Jurado, con motivo de la celebración de su segundo informe de gobierno; agradeciendo a su vez, haya tenido la amabilidad de invitarme en tiempo y forma. Sólo que de antemano me permito disculparme por no asistir, ya que desde mi sillón de estancia veo mejor y con mayor comodidad los informes; pero permítanme explicarme: La constitución estatal demanda de sus gobernantes un explícito informe anual, a donde la ciudadanía asiste… primero por interés – máxime si se es invitado-, segundo por ver y que lo vean –santo que no es visto, no es venerado- y tercero por saludar al C. Gobernador -estrechar su mano y felicitarle. Es una actitud y un deseo muy humano-. Pero generalmente se asiste también por compromiso, porque se está muy ligado a la administración; se busca mejorar la relación con ella, o se busca participar en ella. O simplemente se atiende al jefe de la dependencia u organismo donde laboramos y obedientemente asistimos.

Porque cuando uno labora para una administración gubernamental, es una responsabilidad ineludible asistir y hacer equipo con nuestro mandatario. Y la última administración en la que participé fue en la del Lic. José Reyes Baeza, por lo que no falté a ninguno de sus informes. Y no recuerdo haber asistido a ninguno de Duarte, sólo a las fiestas o cenas que organizaba con motivo del Día de la Libertad de Expresión o la Navidad, donde con magnificencia ofrecían muchos regalos.

Sin embargo hay algo que nunca me gustó y que aquí evidencio; por necesidad lógica, el salón del informe se separa en áreas; y a la primera fila donde se instalan el C. Gobernador y sus invitados de honor, le siguen cuatro o cinco filas acordonadas –área VIP- y distanciadas del resto de la sillería destinada a “la chinaca popular”. En dicha zona se ubica a lo más granado de la sociedad chihuahuense: dirigentes, empresarios, etc.

Siempre asistí a esa área –más bien me colaba- por los amigos y conocidos, pero no faltaron las veces que la edecán al mando, me preguntaba… -¿De dónde viene?- Soy editorialista. Y de cajón la respuesta era… -La prensa va allá. Cómo explicarle ahí y en ese momento que los editorialistas no somos prensa en términos literales; no asistimos a cubrir la fuente, o a grabar el acto, ni a tomar fotografías y no somos asalariados del medio de comunicación que nos hace el favor de publicarnos. Esto es, somos profesionistas –casi siempre- autónomos y de diversas corrientes políticas; intelectuales o pseudointelectuales si ustedes quieren, que con nuestra opinión beneficiamos más el informe que cualquiera otra personalidad de opinión singular. Y ¿qué quieren?, a más de ser uno pobre, es pretencioso. Y decidí que ahora que soy viejo… si no soy invitado a esa área, no asisto. Mi caso es similar al de aquel gangoso con acusado retraso mental, que acudió a una dependencia pública, en atención a un requerimiento de empleo para un políglota. Cuando logró llegar con la encargada le preguntó… ¿Aquí es donde solicitan alguien que hable francés, inglés o ruso? -Sí señor, ¿usted habla alguno? -No señorita yo no hablo francés, inglés ni ruso; yo nomás vine a avisarles que no cuenten conmigo.

Así pues, señor gobernador, ya sé que puedo esperar sentado la invitación a esa área, por lo que gustoso cedo mi locación “E3 N° 1642” para cualquier interesado; y aclaro que el año pasado asistí a su informe, pero desde el estacionamiento cambiaron las ubicaciones y un agente de Tránsito me envió a estacionarme atrás de la Casa Redonda, según vio mi invitación; de ahí se me enfrió el fervor y me volví a mi casa; y viera qué confortable vi y oí su informe. Así que si alguna vez Comunicación Social toma mis palabras en cuenta, asistiré con gusto; y aclaro: Esta es una postura personal y de ninguna manera de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua A.C., a la cual pertenezco, y de la cual desconozco su posición al respecto. Y a propósito, no le hace que a mis compañeritos editorialistas los ubiquen hasta mero atrás, allá junto a las puertas. Y digo que es como ir hasta el infierno, porque ahí nos topeteamos diablos de todos los calibres. Éxito, Sr. Gobernador.


Por qué no voy a los informes de gobierno

Un informe de gobierno,

es acto trascendental;

pero a mí se me da mal;

es como ir hasta el infierno.


Una cordial felicitación al C. Gobernador del estado, Lic. Javier Corral Jurado, con motivo de la celebración de su segundo informe de gobierno; agradeciendo a su vez, haya tenido la amabilidad de invitarme en tiempo y forma. Sólo que de antemano me permito disculparme por no asistir, ya que desde mi sillón de estancia veo mejor y con mayor comodidad los informes; pero permítanme explicarme: La constitución estatal demanda de sus gobernantes un explícito informe anual, a donde la ciudadanía asiste… primero por interés – máxime si se es invitado-, segundo por ver y que lo vean –santo que no es visto, no es venerado- y tercero por saludar al C. Gobernador -estrechar su mano y felicitarle. Es una actitud y un deseo muy humano-. Pero generalmente se asiste también por compromiso, porque se está muy ligado a la administración; se busca mejorar la relación con ella, o se busca participar en ella. O simplemente se atiende al jefe de la dependencia u organismo donde laboramos y obedientemente asistimos.

Porque cuando uno labora para una administración gubernamental, es una responsabilidad ineludible asistir y hacer equipo con nuestro mandatario. Y la última administración en la que participé fue en la del Lic. José Reyes Baeza, por lo que no falté a ninguno de sus informes. Y no recuerdo haber asistido a ninguno de Duarte, sólo a las fiestas o cenas que organizaba con motivo del Día de la Libertad de Expresión o la Navidad, donde con magnificencia ofrecían muchos regalos.

Sin embargo hay algo que nunca me gustó y que aquí evidencio; por necesidad lógica, el salón del informe se separa en áreas; y a la primera fila donde se instalan el C. Gobernador y sus invitados de honor, le siguen cuatro o cinco filas acordonadas –área VIP- y distanciadas del resto de la sillería destinada a “la chinaca popular”. En dicha zona se ubica a lo más granado de la sociedad chihuahuense: dirigentes, empresarios, etc.

Siempre asistí a esa área –más bien me colaba- por los amigos y conocidos, pero no faltaron las veces que la edecán al mando, me preguntaba… -¿De dónde viene?- Soy editorialista. Y de cajón la respuesta era… -La prensa va allá. Cómo explicarle ahí y en ese momento que los editorialistas no somos prensa en términos literales; no asistimos a cubrir la fuente, o a grabar el acto, ni a tomar fotografías y no somos asalariados del medio de comunicación que nos hace el favor de publicarnos. Esto es, somos profesionistas –casi siempre- autónomos y de diversas corrientes políticas; intelectuales o pseudointelectuales si ustedes quieren, que con nuestra opinión beneficiamos más el informe que cualquiera otra personalidad de opinión singular. Y ¿qué quieren?, a más de ser uno pobre, es pretencioso. Y decidí que ahora que soy viejo… si no soy invitado a esa área, no asisto. Mi caso es similar al de aquel gangoso con acusado retraso mental, que acudió a una dependencia pública, en atención a un requerimiento de empleo para un políglota. Cuando logró llegar con la encargada le preguntó… ¿Aquí es donde solicitan alguien que hable francés, inglés o ruso? -Sí señor, ¿usted habla alguno? -No señorita yo no hablo francés, inglés ni ruso; yo nomás vine a avisarles que no cuenten conmigo.

Así pues, señor gobernador, ya sé que puedo esperar sentado la invitación a esa área, por lo que gustoso cedo mi locación “E3 N° 1642” para cualquier interesado; y aclaro que el año pasado asistí a su informe, pero desde el estacionamiento cambiaron las ubicaciones y un agente de Tránsito me envió a estacionarme atrás de la Casa Redonda, según vio mi invitación; de ahí se me enfrió el fervor y me volví a mi casa; y viera qué confortable vi y oí su informe. Así que si alguna vez Comunicación Social toma mis palabras en cuenta, asistiré con gusto; y aclaro: Esta es una postura personal y de ninguna manera de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua A.C., a la cual pertenezco, y de la cual desconozco su posición al respecto. Y a propósito, no le hace que a mis compañeritos editorialistas los ubiquen hasta mero atrás, allá junto a las puertas. Y digo que es como ir hasta el infierno, porque ahí nos topeteamos diablos de todos los calibres. Éxito, Sr. Gobernador.