/ jueves 10 de marzo de 2022

Cartucheras al cañón… Feminismo lógico y utópico          

“Es utopismo de veras, que no haya feminicidios; mujeres en sus delirios… lo piden cual plañideras”.

Tiempos de guerra; la hegemonía o sólo la supremacía intenta mantener USA, en el ámbito comercial mundial; el punto de inflexión lo constituyó Ucrania, y estamos en el umbral de una tercera guerra mundial; donde no habrá ganadores; de darse… todos perdemos.

Debo aclarar antes de seguir que esto lo escribo el Día Internacional de la Mujer; y es que soy un ferviente admirador de ella: de su belleza, su gracia, su inteligencia, su aguda intuición y su fuerza y resistencia anímica y espiritual; y siempre he pensado y pienso… que el motor físico y mental del hombre reside en alcanzar el reconocimiento de una mujer; esa a la que se ama: “De mujer hemos nacido; es mujer nuestro querer; y por mujer al hacer… va nuestro orgullo rendido”. Así lo afirmo en el homenaje escrito que hago a la mujer en mi libro “Mujer, Anatomía y Soneto”, donde expreso al inicio: “Eres mujer: esencia del hacer divino; a tu alma y cuerpo me avasallo en honra; y en tu dulce placer… me arrobo y me sublimo”. ¡Ah, las viejas!, bueno y las jóvenes por supuesto; en la expresión van incluidas.

Nadie podrá ser sabio ni prudente si no entiende el mayor anhelo de la mujer: “el de ser autónoma e independiente; y por supuesto ser transigente con la sociedad y el compañero de vida; pero volitivamente; esto es… en un acto voluntario de entrega y respeto, sin que haya de por medio, imposición alguna.

Bueno; pero de todo esto; a decir y pretender barbaridades e inconsistencias, es otra cosa. Acuñar términos como “feminicidio”; exigir que ni una muerta más; o que… viva se la llevaron y viva nos la devuelvan; y además mayores y más severas sanciones contra el hombre infractor en los crímenes pasionales; por favor son un atentado contra el sentido común, la lógica y la razón; además de ser exigencias utópicas.

Si algo pude aprender en mi “machista vida” es que el hombre y la mujer somos iguales en inteligencia, derechos y obligaciones; y somos las partes igualitarias en la conformación de la célula social más importante de la sociedad… la familia; la mujer que le niegue capacidades y cualidades al hombre se engaña y auto flagela; somos “ambos” el complemento insustituible del género distinto; somos la cohesión en la unidad. No nos despreciemos, no persigamos absurdos. La victimización de las mujeres se da por lo general provocada por el ejercicio de sus rangos de libertad exagerada, ante los hombres cuya inteligencia se nubla más por la pasión que por las actitudes misóginas; pues la mujer alcanzó un grado de emancipación que lastima y vulnera al hombre; y cuya mayor defensa es ejercer violencia.

¡La prudencia niñas!, la prudencia; no anden mancornando incautos; ni agrediéndolos con conductas libertinas. Los encuentros y desencuentros de ambos sexos fueron, son y seguirán siendo el modelo conductual de la humanidad; aunque consiguieran que les den a los varones por maltrato la pena de muerte, no detendrán la violencia pasional de un varón, en un momento de ofuscación por ofensa.


“Es utopismo de veras, que no haya feminicidios; mujeres en sus delirios… lo piden cual plañideras”.

Tiempos de guerra; la hegemonía o sólo la supremacía intenta mantener USA, en el ámbito comercial mundial; el punto de inflexión lo constituyó Ucrania, y estamos en el umbral de una tercera guerra mundial; donde no habrá ganadores; de darse… todos perdemos.

Debo aclarar antes de seguir que esto lo escribo el Día Internacional de la Mujer; y es que soy un ferviente admirador de ella: de su belleza, su gracia, su inteligencia, su aguda intuición y su fuerza y resistencia anímica y espiritual; y siempre he pensado y pienso… que el motor físico y mental del hombre reside en alcanzar el reconocimiento de una mujer; esa a la que se ama: “De mujer hemos nacido; es mujer nuestro querer; y por mujer al hacer… va nuestro orgullo rendido”. Así lo afirmo en el homenaje escrito que hago a la mujer en mi libro “Mujer, Anatomía y Soneto”, donde expreso al inicio: “Eres mujer: esencia del hacer divino; a tu alma y cuerpo me avasallo en honra; y en tu dulce placer… me arrobo y me sublimo”. ¡Ah, las viejas!, bueno y las jóvenes por supuesto; en la expresión van incluidas.

Nadie podrá ser sabio ni prudente si no entiende el mayor anhelo de la mujer: “el de ser autónoma e independiente; y por supuesto ser transigente con la sociedad y el compañero de vida; pero volitivamente; esto es… en un acto voluntario de entrega y respeto, sin que haya de por medio, imposición alguna.

Bueno; pero de todo esto; a decir y pretender barbaridades e inconsistencias, es otra cosa. Acuñar términos como “feminicidio”; exigir que ni una muerta más; o que… viva se la llevaron y viva nos la devuelvan; y además mayores y más severas sanciones contra el hombre infractor en los crímenes pasionales; por favor son un atentado contra el sentido común, la lógica y la razón; además de ser exigencias utópicas.

Si algo pude aprender en mi “machista vida” es que el hombre y la mujer somos iguales en inteligencia, derechos y obligaciones; y somos las partes igualitarias en la conformación de la célula social más importante de la sociedad… la familia; la mujer que le niegue capacidades y cualidades al hombre se engaña y auto flagela; somos “ambos” el complemento insustituible del género distinto; somos la cohesión en la unidad. No nos despreciemos, no persigamos absurdos. La victimización de las mujeres se da por lo general provocada por el ejercicio de sus rangos de libertad exagerada, ante los hombres cuya inteligencia se nubla más por la pasión que por las actitudes misóginas; pues la mujer alcanzó un grado de emancipación que lastima y vulnera al hombre; y cuya mayor defensa es ejercer violencia.

¡La prudencia niñas!, la prudencia; no anden mancornando incautos; ni agrediéndolos con conductas libertinas. Los encuentros y desencuentros de ambos sexos fueron, son y seguirán siendo el modelo conductual de la humanidad; aunque consiguieran que les den a los varones por maltrato la pena de muerte, no detendrán la violencia pasional de un varón, en un momento de ofuscación por ofensa.