/ jueves 13 de enero de 2022

Cartucheras al cañón… | ¡Josú!, y ahora qué hacemos 

“Con tanta variante rara, de ese Covid diecinueve, el alma se afloja aleve; y hasta el corazón se para.”

Se antoja la expresión de un ibero gitano… “Josú;” porque toda la población estamos con el Jesús en la boca.

Y como les dijo mi mujer a mis nietos… “Cuídense mucho hijitos, que no les vayan a pegar lo ‘Mari Con’”; “No abuelita, es el Ómicron”. “Pues las dos cosas hijitos, cuídense mucho”.

Ya no sabe uno si es melón o sandía; catarro, influenza, Covid u Ómicron; o gastroenteritis infecciosa o tóxica; pues hay tantos síntomas vigentes, atribuibles a tan variadas cepas de virus o bacterias, que el pueblo, y ni los mismos médicos podemos distinguir un padecimiento de otro; o posiblemente las distintas variantes del virus propicien hasta cuadros de gastroenteritis, o quizá sólo la de Ómicron, falta la de “Oh my god”, y la de “Stack A. Brown” y las demás que nos vayan creando; porque a mí no me queda duda que fue una pandemia planeada y orquestada desde un laboratorio para disminuir la población mundial, tratando sobre todo de eliminar a los viejos, que generan múltiples gastos de mantenimiento y altas erogaciones de pensiones, jubilaciones y servicios. Y no lo digo en broma.

Y ha llegado a ser tan confusa la pandemia, que los análisis para determinar Covid, en lo general, no son muy de fiar; mucho menos los diversos tratamientos de las múltiples instituciones de salud o los distintos facultativos.

¿Qué hacer entonces? El que esto escribe es médico y actualmente atiendo sólo a familia y amigos cuando así se da el caso; mi primera recomendación ante tanta sintomatología diversa es que se traten de manera sintomática, esto es, si se sienten agripados tomen un antigripal oral o enteral –inyectado-, si hay cefalea, una aspirina o un analgésico a propósito; lo único que deben vigilar en todo momento es que no vayan a presentar insuficiencia respiratoria, esto es, dificultad para respirar, de tenerla aunque sea leve, será motivo de alarma y de consulta médica; y no confundir estar mormado y no poder respirar por la nariz con insuficiencia respiratoria, ni tampoco los accesos de tos; a lo que me refiero es a la dificultad de inspirar a cabalidad; de no poder hacerlo habrá que ir al médico u hospital de inmediato; aunque sea para observación. Sobre todo en viejos; o niños y jóvenes con padecimientos crónicos preestablecidos. Mantener la sana distancia y el cubrebocas.

Y si usted es viejo(a) como yo, no vaya a hacer como el español radicado en Chihuahua, que presintiendo su muerte, en la primera reunión familiar dijo a sus hijos: -“Hijos míos… si muero en España, quiero que me sepulten en México; y si muero en México, quiero que me sepulten en España”. Los hijos confundidos preguntaron: -“¿Por qué papá?, ¿por qué quieres eso?”. A lo que el viejo respondió: -“Por joder hijos, nada más que por joder”. Usted no vaya a ser necio o necia y vaya previendo su servicio funerario, y su nicho o terreno póstumo; no lo eluda, “porque hay menen”. Y ya ven ustedes que aunque las vacunas a nivel mundial son excelentes, nada más, les “pelan los ojos” a las nuevas cepas.


“Con tanta variante rara, de ese Covid diecinueve, el alma se afloja aleve; y hasta el corazón se para.”

Se antoja la expresión de un ibero gitano… “Josú;” porque toda la población estamos con el Jesús en la boca.

Y como les dijo mi mujer a mis nietos… “Cuídense mucho hijitos, que no les vayan a pegar lo ‘Mari Con’”; “No abuelita, es el Ómicron”. “Pues las dos cosas hijitos, cuídense mucho”.

Ya no sabe uno si es melón o sandía; catarro, influenza, Covid u Ómicron; o gastroenteritis infecciosa o tóxica; pues hay tantos síntomas vigentes, atribuibles a tan variadas cepas de virus o bacterias, que el pueblo, y ni los mismos médicos podemos distinguir un padecimiento de otro; o posiblemente las distintas variantes del virus propicien hasta cuadros de gastroenteritis, o quizá sólo la de Ómicron, falta la de “Oh my god”, y la de “Stack A. Brown” y las demás que nos vayan creando; porque a mí no me queda duda que fue una pandemia planeada y orquestada desde un laboratorio para disminuir la población mundial, tratando sobre todo de eliminar a los viejos, que generan múltiples gastos de mantenimiento y altas erogaciones de pensiones, jubilaciones y servicios. Y no lo digo en broma.

Y ha llegado a ser tan confusa la pandemia, que los análisis para determinar Covid, en lo general, no son muy de fiar; mucho menos los diversos tratamientos de las múltiples instituciones de salud o los distintos facultativos.

¿Qué hacer entonces? El que esto escribe es médico y actualmente atiendo sólo a familia y amigos cuando así se da el caso; mi primera recomendación ante tanta sintomatología diversa es que se traten de manera sintomática, esto es, si se sienten agripados tomen un antigripal oral o enteral –inyectado-, si hay cefalea, una aspirina o un analgésico a propósito; lo único que deben vigilar en todo momento es que no vayan a presentar insuficiencia respiratoria, esto es, dificultad para respirar, de tenerla aunque sea leve, será motivo de alarma y de consulta médica; y no confundir estar mormado y no poder respirar por la nariz con insuficiencia respiratoria, ni tampoco los accesos de tos; a lo que me refiero es a la dificultad de inspirar a cabalidad; de no poder hacerlo habrá que ir al médico u hospital de inmediato; aunque sea para observación. Sobre todo en viejos; o niños y jóvenes con padecimientos crónicos preestablecidos. Mantener la sana distancia y el cubrebocas.

Y si usted es viejo(a) como yo, no vaya a hacer como el español radicado en Chihuahua, que presintiendo su muerte, en la primera reunión familiar dijo a sus hijos: -“Hijos míos… si muero en España, quiero que me sepulten en México; y si muero en México, quiero que me sepulten en España”. Los hijos confundidos preguntaron: -“¿Por qué papá?, ¿por qué quieres eso?”. A lo que el viejo respondió: -“Por joder hijos, nada más que por joder”. Usted no vaya a ser necio o necia y vaya previendo su servicio funerario, y su nicho o terreno póstumo; no lo eluda, “porque hay menen”. Y ya ven ustedes que aunque las vacunas a nivel mundial son excelentes, nada más, les “pelan los ojos” a las nuevas cepas.