/ jueves 12 de diciembre de 2019

Don Susanito, AMLO, PISA y presupuestos

La filosofía de vida, visión de país y el mundo, así como el estilo de gobernar y comunicación de López Obrador lo podemos comprender quienes vivimos en el norte del país, si le echamos un vistazo a las películas de la época de oro del cine mexicano posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Estaba el mundo de la capital la Ciudad de México y la provincia no muy distante de los pueblos y las rancherías, el mundo de los ricos y los pobres, de las almas con valores y los pecadores viciosos, de los intereses y los sentimientos. Un mundo recreado en las mañaneras con chairos y fifís, morenos y corruptos.

Un espacio con dos caras que ya no existe en el mundo plural, interconectado de la economía y la sociedad del conocimiento a nivel mundial, donde existían un personaje simpatiquísimo, un anciano bondadoso practicante de los valores, abundante en lágrimas y sonrisas, con gran empatía hacia los pobres, aporreados y las almas sufrientes por cualquier causa, “Don Susanito”, Joaquín Pardavé.

Parte de nuestra tragedia nacional deriva de los libros de Historia que se utilizan tanto en las escuelas públicas como en las privadas, donde el período que transcurre entre 1910 y 1940 se centra en el heroísmo, las tragedias y las transformaciones que transportaron a un México feudal a la revolución industrial.

En pocas palabras, estamos muy orgullosos de lo transformado durante la primera mitad del siglo XX, que los países avanzados de occidente realizaron entre 1750 y 1850, o sea que México vamos un siglo atrasados. Actualmente 2 millones de mexicanos consiguen un empleo gracias a la maquiladora, un sector productivo donde la mano de obra está en extinción, debido a la automatización y la robótica, de nuevo un siglo atrasados sin alternativas a la vista.

Y qué mejor prueba de nuestro atraso, que desde 2012 México no avanza en la evaluación de la educación PISA, atorados en los lugares 40 en comprensión, lectura y matemáticas; a pesar de todos los intentos fracasados para mejorar la calidad educativa del país, donde las chicas y chicos con habilidad para las matemáticas siguen siendo señalados como "nerds inadaptados".

Durante las últimas tres décadas financiamos la visión de un México al estilo "Don Susanito" con los miles de millones de dólares que hasta 2013 produjeron las exportaciones de petróleo, donde se repartió dinero que funcionó como limosna social, corporativa y corrupta, mas no como palanca para transformar a México.

Y emperrados los grillos y vividores de los presupuestos públicos, de 2013 a 2018 nos endeudaron en 500 mil millones de pesos anuales para seguir sosteniendo la fantasía nacional con "presupuestos públicos Don Susanito", donde hoy los partidos y grillos campesinos, municipales y estatales exigen su tajada.

La filosofía de vida, visión de país y el mundo, así como el estilo de gobernar y comunicación de López Obrador lo podemos comprender quienes vivimos en el norte del país, si le echamos un vistazo a las películas de la época de oro del cine mexicano posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Estaba el mundo de la capital la Ciudad de México y la provincia no muy distante de los pueblos y las rancherías, el mundo de los ricos y los pobres, de las almas con valores y los pecadores viciosos, de los intereses y los sentimientos. Un mundo recreado en las mañaneras con chairos y fifís, morenos y corruptos.

Un espacio con dos caras que ya no existe en el mundo plural, interconectado de la economía y la sociedad del conocimiento a nivel mundial, donde existían un personaje simpatiquísimo, un anciano bondadoso practicante de los valores, abundante en lágrimas y sonrisas, con gran empatía hacia los pobres, aporreados y las almas sufrientes por cualquier causa, “Don Susanito”, Joaquín Pardavé.

Parte de nuestra tragedia nacional deriva de los libros de Historia que se utilizan tanto en las escuelas públicas como en las privadas, donde el período que transcurre entre 1910 y 1940 se centra en el heroísmo, las tragedias y las transformaciones que transportaron a un México feudal a la revolución industrial.

En pocas palabras, estamos muy orgullosos de lo transformado durante la primera mitad del siglo XX, que los países avanzados de occidente realizaron entre 1750 y 1850, o sea que México vamos un siglo atrasados. Actualmente 2 millones de mexicanos consiguen un empleo gracias a la maquiladora, un sector productivo donde la mano de obra está en extinción, debido a la automatización y la robótica, de nuevo un siglo atrasados sin alternativas a la vista.

Y qué mejor prueba de nuestro atraso, que desde 2012 México no avanza en la evaluación de la educación PISA, atorados en los lugares 40 en comprensión, lectura y matemáticas; a pesar de todos los intentos fracasados para mejorar la calidad educativa del país, donde las chicas y chicos con habilidad para las matemáticas siguen siendo señalados como "nerds inadaptados".

Durante las últimas tres décadas financiamos la visión de un México al estilo "Don Susanito" con los miles de millones de dólares que hasta 2013 produjeron las exportaciones de petróleo, donde se repartió dinero que funcionó como limosna social, corporativa y corrupta, mas no como palanca para transformar a México.

Y emperrados los grillos y vividores de los presupuestos públicos, de 2013 a 2018 nos endeudaron en 500 mil millones de pesos anuales para seguir sosteniendo la fantasía nacional con "presupuestos públicos Don Susanito", donde hoy los partidos y grillos campesinos, municipales y estatales exigen su tajada.