/ lunes 23 de mayo de 2022

Drogas inteligentes

Por: Jorge Puentes

Facebook se ha convertido en un sitio para comercializar las llamadas Smart Drugs, muy frecuentemente compradas y adquiridas por los estudiantes para mejorar su rendimiento escolar. Sin embargo, ha sido uno de los temas en que el gobierno no ha puesto suficiente atención a pesar de los múltiples problemas de salud ocasionados por su consumo.

Las drogas inteligentes son cada vez más usadas por las personas jóvenes que buscan el mejorar su rendimiento académico; también cobrando popularidad entre personas cuya actividad laboral requiere mayor concentración o creatividad que otras, o entre quienes están sometidos a jornadas laborales nocturnas pues esas drogas contienen sustancias para el tratamiento de la narcolepsia o bien son utilizadas en el tratamiento de personas de edad avanzada con problemas de demencia o el Alzheimer. Las sustancias más comunes utilizadas en este tipo de drogas son el metilfenidato, modafinilo y anfetaminas.

El Informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes correspondiente al año 2021, publicado en marzo de 2022, señala que “Con una búsqueda rápida es posible encontrar sin dificultad vendedores que ofrecen cannabis, analgésicos sujetos a prescripción médica y otras sustancias fiscalizadas.

Las plataformas de medios sociales, que tienen un número enorme de usuarios activos, vienen utilizándose cada vez más como herramienta para promover el consumo de sustancias con fines no médicos; también indica que “Las personas jóvenes son los principales usuarios de las plataformas en medios sociales, y forman además un grupo de edad con índices altos de consumo de drogas en todo el mundo. Una de las características más destacadas de los medios sociales es que cada usuario es no solo un receptor, sino también generador y divulgador de información”. Los datos del informe conducen a afirmar que la venta de smart drugs va en incremento pues se encuentran a disposición del público a través de páginas de Internet de libre acceso y de las redes sociales, esto aunado a que los principios de neutralidad de la red y la “red tonta”, permite la proliferación de sitios de Internet y de aplicaciones que hacen uso de las TIC para comercializar este tipo de sustancias sin discriminación alguna.

En medio de la problemática jurídica y de los riesgos para la salud que representa el consumo de las drogas inteligentes, también surge un dilema bioético en el sentido de que si la utilización de dichas sustancias que generan un mejoramiento cognitivo, mental y mayor rendimiento físico puede llegar a hacer más grandes las brechas sociales, económicas, laborales y académicas entre quienes las usan y quienes no.

Lo que debería preocupar al Estado y a la sociedad en general, es el acceso que se tiene a las referidas drogas a través del uso de Internet, específicamente de las redes sociales quienes a través de la contratación de publicidad a los proveedores facilitan a aquellos la utilización de los sistemas de Inteligencia Artificial para ofrecerlas a sus usuarios.

Las “drogas inteligentes” son una amenaza para la salud de la población joven, sin embargo en nuestro país aún no se visibiliza por parte del Gobierno la existencia del problema del comercio electrónico de drogas tan es así que la Estrategia Nacional para la Prevención de Adicciones no contempla en sus líneas de acción la atención de dicha problemática, tocará entonces a los gobiernos locales establecer programas que la combatan.


Por: Jorge Puentes

Facebook se ha convertido en un sitio para comercializar las llamadas Smart Drugs, muy frecuentemente compradas y adquiridas por los estudiantes para mejorar su rendimiento escolar. Sin embargo, ha sido uno de los temas en que el gobierno no ha puesto suficiente atención a pesar de los múltiples problemas de salud ocasionados por su consumo.

Las drogas inteligentes son cada vez más usadas por las personas jóvenes que buscan el mejorar su rendimiento académico; también cobrando popularidad entre personas cuya actividad laboral requiere mayor concentración o creatividad que otras, o entre quienes están sometidos a jornadas laborales nocturnas pues esas drogas contienen sustancias para el tratamiento de la narcolepsia o bien son utilizadas en el tratamiento de personas de edad avanzada con problemas de demencia o el Alzheimer. Las sustancias más comunes utilizadas en este tipo de drogas son el metilfenidato, modafinilo y anfetaminas.

El Informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes correspondiente al año 2021, publicado en marzo de 2022, señala que “Con una búsqueda rápida es posible encontrar sin dificultad vendedores que ofrecen cannabis, analgésicos sujetos a prescripción médica y otras sustancias fiscalizadas.

Las plataformas de medios sociales, que tienen un número enorme de usuarios activos, vienen utilizándose cada vez más como herramienta para promover el consumo de sustancias con fines no médicos; también indica que “Las personas jóvenes son los principales usuarios de las plataformas en medios sociales, y forman además un grupo de edad con índices altos de consumo de drogas en todo el mundo. Una de las características más destacadas de los medios sociales es que cada usuario es no solo un receptor, sino también generador y divulgador de información”. Los datos del informe conducen a afirmar que la venta de smart drugs va en incremento pues se encuentran a disposición del público a través de páginas de Internet de libre acceso y de las redes sociales, esto aunado a que los principios de neutralidad de la red y la “red tonta”, permite la proliferación de sitios de Internet y de aplicaciones que hacen uso de las TIC para comercializar este tipo de sustancias sin discriminación alguna.

En medio de la problemática jurídica y de los riesgos para la salud que representa el consumo de las drogas inteligentes, también surge un dilema bioético en el sentido de que si la utilización de dichas sustancias que generan un mejoramiento cognitivo, mental y mayor rendimiento físico puede llegar a hacer más grandes las brechas sociales, económicas, laborales y académicas entre quienes las usan y quienes no.

Lo que debería preocupar al Estado y a la sociedad en general, es el acceso que se tiene a las referidas drogas a través del uso de Internet, específicamente de las redes sociales quienes a través de la contratación de publicidad a los proveedores facilitan a aquellos la utilización de los sistemas de Inteligencia Artificial para ofrecerlas a sus usuarios.

Las “drogas inteligentes” son una amenaza para la salud de la población joven, sin embargo en nuestro país aún no se visibiliza por parte del Gobierno la existencia del problema del comercio electrónico de drogas tan es así que la Estrategia Nacional para la Prevención de Adicciones no contempla en sus líneas de acción la atención de dicha problemática, tocará entonces a los gobiernos locales establecer programas que la combatan.