/ viernes 2 de noviembre de 2018

"El boxeador de la vida por experiencia propia"

Muy buenos días, mis lectores, que se la estén pasando muy bien son mis mejores deseos. En el artículo anterior les comentaba sobre el tema: Algo más sobre el alcoholismo, que el alcohólico sólo busca la ayuda espiritual o a Dios cuando le conviene o cuando está en un grave problema o a punto de morir; hoy continúo.

Veamos un ejemplo de daño espiritual profundo: El alcohólico tiene resentimientos irrazonables, la propia conmiseración de sí mismo avanza hasta convertirse en resentimiento, o sea, un estado que yo designo como la cúspide de la enfermedad moral. Resentir significa volver a sentir con la misma intensidad todas las injurias recibidas y en general desencadena una infección espiritual en donde los microbios son las emociones reprimidas contra el propio yo o conciencia individual. El yo se encuentra indefenso y puede llegarse a destruirse totalmente, exhibiendo el alcohólico un deterioro moral muy marcado, muchas de las veces irreparable.

A estas alturas hay fuertes complejos arraigados como tumores espirituales malignos y una conciencia derrotista que lo hacen aparecer como un desecho humano. Ahora tiene envenenada el alma, llena de odio y de rencor, de envidia y de perfidia, no puede perdonar, pero tampoco quieres ser perdonado, a veces ni por Dios, porque ha empezado a destruirse moralmente y desea inconscientemente alcanzar la máxima destrucción, y Dios, mis amigos, que quede muy claro: aborrece el suicidio.

Se generan daños en lo familiar convirtiendo su hogar en una familia disfuncional, donde a veces y es muy recomendable también que quienes conviven con un alcohólico busquen ayuda psicológica, terapéutica y espiritual, muchas de las veces existe el divorcio, afectándose a la esposa y a los hijos. El alcohólico se genera daños muy graves en cuanto al aspecto económico se refiere, pierde su trabajo, su dinero y su fortuna material, si es que la tiene, pero también le ocasiona gastos económicos muy elevados a la empresa en donde trabaja, al gobierno y a ciertas instituciones como las de la salud y las de la justicia.

El alcohólico, en otras palabras, es un perdedor, porque pierde todo lo que tiene valor en la vida. Y bueno, el daño más grave que se pueda generar es la libertad y la muerte, porque a los lugares a los que un alcohólico va a parar, cuando no quiere o no tiene la oportunidad de rehabilitarse son: a la cárcel, al confinamiento en un hospital psiquiátrico por el resto de su vida, o en el cementerio.


Continuará.


Muy buenos días, mis lectores, que se la estén pasando muy bien son mis mejores deseos. En el artículo anterior les comentaba sobre el tema: Algo más sobre el alcoholismo, que el alcohólico sólo busca la ayuda espiritual o a Dios cuando le conviene o cuando está en un grave problema o a punto de morir; hoy continúo.

Veamos un ejemplo de daño espiritual profundo: El alcohólico tiene resentimientos irrazonables, la propia conmiseración de sí mismo avanza hasta convertirse en resentimiento, o sea, un estado que yo designo como la cúspide de la enfermedad moral. Resentir significa volver a sentir con la misma intensidad todas las injurias recibidas y en general desencadena una infección espiritual en donde los microbios son las emociones reprimidas contra el propio yo o conciencia individual. El yo se encuentra indefenso y puede llegarse a destruirse totalmente, exhibiendo el alcohólico un deterioro moral muy marcado, muchas de las veces irreparable.

A estas alturas hay fuertes complejos arraigados como tumores espirituales malignos y una conciencia derrotista que lo hacen aparecer como un desecho humano. Ahora tiene envenenada el alma, llena de odio y de rencor, de envidia y de perfidia, no puede perdonar, pero tampoco quieres ser perdonado, a veces ni por Dios, porque ha empezado a destruirse moralmente y desea inconscientemente alcanzar la máxima destrucción, y Dios, mis amigos, que quede muy claro: aborrece el suicidio.

Se generan daños en lo familiar convirtiendo su hogar en una familia disfuncional, donde a veces y es muy recomendable también que quienes conviven con un alcohólico busquen ayuda psicológica, terapéutica y espiritual, muchas de las veces existe el divorcio, afectándose a la esposa y a los hijos. El alcohólico se genera daños muy graves en cuanto al aspecto económico se refiere, pierde su trabajo, su dinero y su fortuna material, si es que la tiene, pero también le ocasiona gastos económicos muy elevados a la empresa en donde trabaja, al gobierno y a ciertas instituciones como las de la salud y las de la justicia.

El alcohólico, en otras palabras, es un perdedor, porque pierde todo lo que tiene valor en la vida. Y bueno, el daño más grave que se pueda generar es la libertad y la muerte, porque a los lugares a los que un alcohólico va a parar, cuando no quiere o no tiene la oportunidad de rehabilitarse son: a la cárcel, al confinamiento en un hospital psiquiátrico por el resto de su vida, o en el cementerio.


Continuará.