/ martes 16 de abril de 2024

El nearshoring y la sostenibilidad: ¿Una relación inversamente proporcional? | Parte 1

Después de la pandemia surgieron algunas cuestiones que han dificultado la relación comercial entre Estados Unidos y China, cuestiones de índole política de los países “fuertes”, así como la interrupción de las cadenas de suministros por diversas razones, lo que ha provocado que se escuche fuertemente sobre el nearshoring y lo que esto representa como estrategia económica y productiva. Con la pandemia del Covid-19 el mundo colapsó en varios aspectos, entre ellos, el aspecto de producción en ciertos sectores, con ello, las empresas se vieron obligadas a cambiar su forma de ver las cosas y su estrategia productiva, para pasar a lo que se conoce como el fenómeno del nearshoring, que implica trasladar o relocalizar una parte de sus procesos productivos en nuevos espacios de inversión para acercarse a un mercado diferente pero con la intención de reducir costos de transportación porque las empresas se reubican en zonas muy cercanas a las áreas de origen y/o de exportación y aunado a esto, también reducen los costos de producción porque generalmente en esta nueva ubicación los costos de producción son más bajos, los incentivos fiscales son relativamente altos, la mano de obra es barata y los costos ambientales son mínimos o prácticamente nulos.


Considerando que México es de los llamados “países megadiversos” con un alto porcentaje de endemismo y una gran variedad de ecosistemas favorecido por su ubicación geográfica, encontramos la prestación de múltiples servicios ecosistémicos que permiten la resiliencia y la homeostasia de los mismos y en la medida en que esta riqueza natural se va “aprovechando” pues se están poniendo en riesgo estos servicios ecosistémicos. Es importante tener en cuenta que no se trata de irse a los extremos, es decir, ni cerrar la puerta totalmente a las inversiones y la actividad productiva pero tampoco permitir la realización de las actividades productivas sin considerar los costos ambientales y la responsabilidad social, ambiental y empresarial, pues ambos extremos, además de que se tocan, no representan la solución al desafío de la sostenibilidad.


Hace ya algunas semanas la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuyo objetivo es el de promover políticas que favorezcan la prosperidad, la igualdad y las oportunidades para todas las personas en los ámbitos económico, medio ambiental y social, señaló en su estudio económico de México 2024 que el país está viviendo una crisis hídrica, lo cual no es un secreto para nadie, sin embargo se alerta particularmente por la relocalización de las empresas extranjeras y la demanda de agua y recursos naturales que traerían consigo de manera inherente y aquí es donde surge el cuestionamiento, ¿podemos lograr que el fenómeno del nearshoring se plantee como una estrategia económica verde y sostenible?…


Integrante de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua A.C.

Líder de sustentabilidad y medio ambiente de Chihuahua Futura.


Después de la pandemia surgieron algunas cuestiones que han dificultado la relación comercial entre Estados Unidos y China, cuestiones de índole política de los países “fuertes”, así como la interrupción de las cadenas de suministros por diversas razones, lo que ha provocado que se escuche fuertemente sobre el nearshoring y lo que esto representa como estrategia económica y productiva. Con la pandemia del Covid-19 el mundo colapsó en varios aspectos, entre ellos, el aspecto de producción en ciertos sectores, con ello, las empresas se vieron obligadas a cambiar su forma de ver las cosas y su estrategia productiva, para pasar a lo que se conoce como el fenómeno del nearshoring, que implica trasladar o relocalizar una parte de sus procesos productivos en nuevos espacios de inversión para acercarse a un mercado diferente pero con la intención de reducir costos de transportación porque las empresas se reubican en zonas muy cercanas a las áreas de origen y/o de exportación y aunado a esto, también reducen los costos de producción porque generalmente en esta nueva ubicación los costos de producción son más bajos, los incentivos fiscales son relativamente altos, la mano de obra es barata y los costos ambientales son mínimos o prácticamente nulos.


Considerando que México es de los llamados “países megadiversos” con un alto porcentaje de endemismo y una gran variedad de ecosistemas favorecido por su ubicación geográfica, encontramos la prestación de múltiples servicios ecosistémicos que permiten la resiliencia y la homeostasia de los mismos y en la medida en que esta riqueza natural se va “aprovechando” pues se están poniendo en riesgo estos servicios ecosistémicos. Es importante tener en cuenta que no se trata de irse a los extremos, es decir, ni cerrar la puerta totalmente a las inversiones y la actividad productiva pero tampoco permitir la realización de las actividades productivas sin considerar los costos ambientales y la responsabilidad social, ambiental y empresarial, pues ambos extremos, además de que se tocan, no representan la solución al desafío de la sostenibilidad.


Hace ya algunas semanas la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuyo objetivo es el de promover políticas que favorezcan la prosperidad, la igualdad y las oportunidades para todas las personas en los ámbitos económico, medio ambiental y social, señaló en su estudio económico de México 2024 que el país está viviendo una crisis hídrica, lo cual no es un secreto para nadie, sin embargo se alerta particularmente por la relocalización de las empresas extranjeras y la demanda de agua y recursos naturales que traerían consigo de manera inherente y aquí es donde surge el cuestionamiento, ¿podemos lograr que el fenómeno del nearshoring se plantee como una estrategia económica verde y sostenible?…


Integrante de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua A.C.

Líder de sustentabilidad y medio ambiente de Chihuahua Futura.