/ miércoles 23 de junio de 2021

El reto no es ser oposición a Morena, sino una alternativa mejor y victoriosa

Cuando publiqué en este espacio el artículo “Los que queríamos frenar a Morena tenemos muy poco que celebrar” recibí muchos comentarios positivos y negativos que me hicieron reflexionar para puntualizar con mayor precisión los argumentos.

La premisa es que íbamos por una mayoría en la Cámara de Diputados y que teníamos todos los elementos para lograrlo:

1.- El desgaste por los malos resultados del gobierno federal (por motivos propios y ajenos vgr. Covid) en materia económica, de salud, de inseguridad, los feminicidios, los recortes presupuestales al campo, a la investigación, a los estados y municipios, L12, etc.)

2.- En las elecciones intermedias, el partido del presidente siempre pierde cierto número de diputados: (Zedillo perdió 61 curules, Fox 55, Calderón 63, Peña 38 y Obrador perdió sólo 27).

3.- Se construyó una alianza inédita de los tres mayores partidos (PAN, PRI y PRD), juntos en contra de Morena.

4.- La sociedad civil y los empresarios salieron de su zona de confort y salieron a hacer proselitismo abierto en contra de Morena.

5.- La participación del 52% de los electores superó el promedio de las últimas elecciones intermedias. La consigna “vota para botarlos” logró que la gente sí saliera a votar… pero no logramos botarlos.

El PAN disminuyó 9% en votos, el PRI 5%, el PRD 37%. El único partido que aumentó, y lo hizo significativamente, fue MC, que subió un 45% al pasar de 2’373,165 votos en 2018 a 3’449,982 en 2021. La alianza oficialista pasó de tener un 43% de los votos en 2018 a un 50% en 2021.

Todos estos datos indican que no logramos avanzar como se necesitaba para ganar esa mayoría opositora que obligara a López Obrador a negociar con la oposición las leyes y los presupuestos, como le sucedió a Donald Trump en su intermedia, que perdió la mayoría y tuvo que negociar todo con el Partido Demócrata en la segunda mitad de su presidencia.

Si queremos ganar la presidencia en 2024 tenemos que hacer cosas distintas y mejores, porque la mera suma del PAN 18%, PRI 17.7% y el PRD 3.6% no resultó para crecer: nos mantuvimos en 39.6% de la votación entre los tres en ambas elecciones.

En 2022 habrá elecciones en seis estados (Aguascalientes, Q. Roo, Durango y Tamaulipas, del PAN, más Oaxaca e Hidalgo, del PRI, y se puede repetir la paliza que tuvimos en las gubernaturas de 2021 (13 Morena-PVEM vs. 2 PAN).

La alianza Va por México necesita algo más que la mera suma de estructuras electorales y agenda de contención en el congreso. Necesita una vigorosa vinculación con la sociedad civil. Es nuestra única posibilidad. Abrirnos a la ciudadanía y estar dejando de priorizar los compromisos e intereses de las cúpulas dirigentes. Una fórmula que lograría este avance serían las elecciones primarias de los candidatos para que la ciudadanía pueda participar en la definición de los candidatos y no obligarlos a escoger al nuestro sólo porque no es de Morena.

El Síndrome Keiko Fujimori. Cuestionada y acusada de corrupción, pero había que votar por ella porque era la única que podía competirle a Pedro Castillo, de Perú Libre.

Es necesario que los dirigentes del PAN, del PRI y del PRD sean generosos y construyan un proyecto alternativo auténtico y potente para avanzar y no que se limiten a la mera yuxtaposición de sus posiciones para impedir que avance Morena. Porque, de hecho, Morena puede seguir creciendo en el 2022, 23 y 24. Y eso no lo debemos permitir.

Cuando publiqué en este espacio el artículo “Los que queríamos frenar a Morena tenemos muy poco que celebrar” recibí muchos comentarios positivos y negativos que me hicieron reflexionar para puntualizar con mayor precisión los argumentos.

La premisa es que íbamos por una mayoría en la Cámara de Diputados y que teníamos todos los elementos para lograrlo:

1.- El desgaste por los malos resultados del gobierno federal (por motivos propios y ajenos vgr. Covid) en materia económica, de salud, de inseguridad, los feminicidios, los recortes presupuestales al campo, a la investigación, a los estados y municipios, L12, etc.)

2.- En las elecciones intermedias, el partido del presidente siempre pierde cierto número de diputados: (Zedillo perdió 61 curules, Fox 55, Calderón 63, Peña 38 y Obrador perdió sólo 27).

3.- Se construyó una alianza inédita de los tres mayores partidos (PAN, PRI y PRD), juntos en contra de Morena.

4.- La sociedad civil y los empresarios salieron de su zona de confort y salieron a hacer proselitismo abierto en contra de Morena.

5.- La participación del 52% de los electores superó el promedio de las últimas elecciones intermedias. La consigna “vota para botarlos” logró que la gente sí saliera a votar… pero no logramos botarlos.

El PAN disminuyó 9% en votos, el PRI 5%, el PRD 37%. El único partido que aumentó, y lo hizo significativamente, fue MC, que subió un 45% al pasar de 2’373,165 votos en 2018 a 3’449,982 en 2021. La alianza oficialista pasó de tener un 43% de los votos en 2018 a un 50% en 2021.

Todos estos datos indican que no logramos avanzar como se necesitaba para ganar esa mayoría opositora que obligara a López Obrador a negociar con la oposición las leyes y los presupuestos, como le sucedió a Donald Trump en su intermedia, que perdió la mayoría y tuvo que negociar todo con el Partido Demócrata en la segunda mitad de su presidencia.

Si queremos ganar la presidencia en 2024 tenemos que hacer cosas distintas y mejores, porque la mera suma del PAN 18%, PRI 17.7% y el PRD 3.6% no resultó para crecer: nos mantuvimos en 39.6% de la votación entre los tres en ambas elecciones.

En 2022 habrá elecciones en seis estados (Aguascalientes, Q. Roo, Durango y Tamaulipas, del PAN, más Oaxaca e Hidalgo, del PRI, y se puede repetir la paliza que tuvimos en las gubernaturas de 2021 (13 Morena-PVEM vs. 2 PAN).

La alianza Va por México necesita algo más que la mera suma de estructuras electorales y agenda de contención en el congreso. Necesita una vigorosa vinculación con la sociedad civil. Es nuestra única posibilidad. Abrirnos a la ciudadanía y estar dejando de priorizar los compromisos e intereses de las cúpulas dirigentes. Una fórmula que lograría este avance serían las elecciones primarias de los candidatos para que la ciudadanía pueda participar en la definición de los candidatos y no obligarlos a escoger al nuestro sólo porque no es de Morena.

El Síndrome Keiko Fujimori. Cuestionada y acusada de corrupción, pero había que votar por ella porque era la única que podía competirle a Pedro Castillo, de Perú Libre.

Es necesario que los dirigentes del PAN, del PRI y del PRD sean generosos y construyan un proyecto alternativo auténtico y potente para avanzar y no que se limiten a la mera yuxtaposición de sus posiciones para impedir que avance Morena. Porque, de hecho, Morena puede seguir creciendo en el 2022, 23 y 24. Y eso no lo debemos permitir.