/ jueves 23 de septiembre de 2021

Fraseario | La esencia de la paz verdadera

Por: Aída María Holguín Baeza

Hace exactamente 40 años que la Asamblea General de la ONU estableció el Día Internacional de la Paz, dedicado a conmemorar y fortalecer los ideales de paz.
Desde entonces, en vísperas de cada 21 de septiembre, las Naciones Unidas exhortan a todos sus estados miembros, a sus órganos y organizaciones, a las organizaciones no gubernamentales, a las naciones, a los pueblos y a las personas de todo el mundo a celebrar adecuadamente el poder de la solidaridad mundial para construir un mundo pacífico y sostenible.
Es precisamente en el motivo y objeto de la celebración del Día Internacional de la Paz donde radica la esencia de la paz verdadera; es decir, no solamente en asumirla como el logro de la ausencia de luchas armadas en un país o entre países, sino también como un valor universal materializado en el poder de la adhesión o apoyo incondicional a las causas justas y nobles, en promover y cultivar la relación de armonía entre todas las personas, y en todo aquello nos permita satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad y habilidades de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades.
Pero además de eso, la esencia de la paz verdadera también implica -de acuerdo con la propia ONU- el acceso a la justicia y la creación de instituciones eficaces, responsables e inclusivas. Y es justamente por eso que el Objetivo 16 de Desarrollo Sostenible enfatiza y profundiza sobre la urgente necesidad de promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones públicas eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.
Si bien la esencia de la paz verdadera ya ha sido debidamente identificada, conceptualizada y contextualizada, para un mejor entendimiento y comprensión del tema que ahora nos ocupa no está de más recordar lo expresado hace más de cinco décadas por el papa Pablo VI en el sentido de que la paz verdadera, la paz justa y equilibrada, es la que en primerísimo lugar reconoce sinceramente los derechos humanos y la independencia de cada nación, aclarado de manera contundente que la paz verdadera no es sinónimo de pacifismo porque la paz no oculta una concepción vil y negligente de la vida, sino que reconoce, proclama y ensalza los más altos y universales valores de la vida: la verdad, la justicia, la libertad y el amor.
En ese contexto, sirva pues el presente artículo para reflexionar en torno a lo que significa la paz verdadera y al papel que cada uno de nosotros desempeñamos para lograrla o no, y como exhorto solidario a celebrar y observar la paz oponiéndonos a los actos de odio, discriminación y violencia (tanto en internet como fuera de ella).
En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por el papa Juan Pablo II: Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz si no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad.

laecita.wordpress.com
laecita@gmail.com


Por: Aída María Holguín Baeza

Hace exactamente 40 años que la Asamblea General de la ONU estableció el Día Internacional de la Paz, dedicado a conmemorar y fortalecer los ideales de paz.
Desde entonces, en vísperas de cada 21 de septiembre, las Naciones Unidas exhortan a todos sus estados miembros, a sus órganos y organizaciones, a las organizaciones no gubernamentales, a las naciones, a los pueblos y a las personas de todo el mundo a celebrar adecuadamente el poder de la solidaridad mundial para construir un mundo pacífico y sostenible.
Es precisamente en el motivo y objeto de la celebración del Día Internacional de la Paz donde radica la esencia de la paz verdadera; es decir, no solamente en asumirla como el logro de la ausencia de luchas armadas en un país o entre países, sino también como un valor universal materializado en el poder de la adhesión o apoyo incondicional a las causas justas y nobles, en promover y cultivar la relación de armonía entre todas las personas, y en todo aquello nos permita satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad y habilidades de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades.
Pero además de eso, la esencia de la paz verdadera también implica -de acuerdo con la propia ONU- el acceso a la justicia y la creación de instituciones eficaces, responsables e inclusivas. Y es justamente por eso que el Objetivo 16 de Desarrollo Sostenible enfatiza y profundiza sobre la urgente necesidad de promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones públicas eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.
Si bien la esencia de la paz verdadera ya ha sido debidamente identificada, conceptualizada y contextualizada, para un mejor entendimiento y comprensión del tema que ahora nos ocupa no está de más recordar lo expresado hace más de cinco décadas por el papa Pablo VI en el sentido de que la paz verdadera, la paz justa y equilibrada, es la que en primerísimo lugar reconoce sinceramente los derechos humanos y la independencia de cada nación, aclarado de manera contundente que la paz verdadera no es sinónimo de pacifismo porque la paz no oculta una concepción vil y negligente de la vida, sino que reconoce, proclama y ensalza los más altos y universales valores de la vida: la verdad, la justicia, la libertad y el amor.
En ese contexto, sirva pues el presente artículo para reflexionar en torno a lo que significa la paz verdadera y al papel que cada uno de nosotros desempeñamos para lograrla o no, y como exhorto solidario a celebrar y observar la paz oponiéndonos a los actos de odio, discriminación y violencia (tanto en internet como fuera de ella).
En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por el papa Juan Pablo II: Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz si no viene acompañada de equidad, verdad, justicia y solidaridad.

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