/ viernes 21 de agosto de 2020

La aporía del PRIAN

“Es de plano una aporía, “asegún” las cosas van; la insana alianza del PRIAN, que raya en la grosería”.

Una aporía, según el diccionario de la lengua castellana… es un enunciado que expresa o contiene una inviabilidad de orden racional.

Menciona el Kybalión, libro esotérico, cuando menciona su cuarta ley, la de Polaridad… “todo es dual; todo tiene polos; todo tiene su par de opuestos; semejante y desemejante son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se encuentran; todas las verdades no son sino medias verdades; todas las paradojas pueden ser reconciliables”.

Estos son conocimientos esotéricos para iniciados; hasta allá han llegado –sin saberlo- los prianistas –a un notable adelanto místico-.

Sólo que en la vulgar política de conveniencias y la lucha por el poder, esta alianza rompe paradigmas, y también demuestra hasta dónde llega la desesperación de ambos partidos, ciegos para ver que si separados producen violento rechazo popular, juntos dan asco; porque demuestran con esta alianza que no luchan por ningún principio social encomiable de acuerdo con sus estatutos, luchan con desesperación por alcanzar una oportunidad, de obtener una cuota mínima de poder, una pequeña cuota que les permita permanecer. El PRI, por sus antecedentes delictivos –traición a la patria, fraude electoral, peculado, mala fe, etc.- debió legalmente desaparecer hace tiempo, ser anulado, no tiene otro futuro en perspectiva; y al PAN, se le puede con holgura acusar de lo mismo… dos instrumentos electorales, viciados, agotados y sumamente corruptos, vergüenza para la patria y la dignidad ciudadana.

Yo mismo milité cuarenta años en el PRI, y creí en él y su lucha por la justicia social; hasta que Salinas de Gortari llegó al poder; y empezó a privatizar y enajenar las principales y más importantes instituciones nacionales en aras de aniquilar al país, para engrandecer a un grupo social de potentados, donde se incluiría él.

Ya era muy tarde cuando los ciudadanos nos dimos cuenta de su artero plan neoliberal; sus pactadas alternancias de poder con el PAN, y su política regresiva, hasta llegar a Peña Nieto, y la debacle nacional de la descomposición social.

Renuncié al PRI, en 2008, después de haber propuesto desde mi tribuna periodística la reforma del Partido, en el año 2006, en ocho artículos editoriales, consecutivos, mismos que le hice llegar a la presidente nacional del mismo… Beatriz Paredes Rangel; una atenta carta de agradecimiento fue toda la respuesta, la que me confirmaba mi perenne inferencia… el PRI y el PAN los manejan indiscriminadamente las oligarquías del país, y las bases bien intencionadas e ignorantes de esto ondean entusiastas sus banderas, sin poder tomar decisión alguna, como no sea la del voto manipulado.

Consigné mis artículos en mi libro El Quehacer Editorial, editado en 2010. Ningún amigo funcionario priista de la ciudad o del estado me hizo comentario alguno, ni entonces ni hoy todavía. Mi hijo mayor –Jesús Ernesto- me convidó a escuchar a AMLO.

Y logré creer en AMLO, él hablaba de honestidad y flagelaba la corrupción, no como un tema casual en sus discursos; por lo contrario, con vehemencia y como el argumento central de su lucha, habría de creerle y me sumé al Movimiento de Regeneración Nacional, para ser después miembro fundador del partido político Morena en Chihuahua.

Esta conjunción de los partidos: “PRIAN”, reúne a los priistas que son deshonestos y descarados y a los panistas, que siempre han sido deshonestos e hipócritas. Los dos y sus funcionarios corruptos han cavado su tumba y con esta alianza… grabado su epitafio.

Ojalá sostengan su descarada e inescrupulosa connivencia, llegó el momento de que el pueblo les pase factura.




“Es de plano una aporía, “asegún” las cosas van; la insana alianza del PRIAN, que raya en la grosería”.

Una aporía, según el diccionario de la lengua castellana… es un enunciado que expresa o contiene una inviabilidad de orden racional.

Menciona el Kybalión, libro esotérico, cuando menciona su cuarta ley, la de Polaridad… “todo es dual; todo tiene polos; todo tiene su par de opuestos; semejante y desemejante son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se encuentran; todas las verdades no son sino medias verdades; todas las paradojas pueden ser reconciliables”.

Estos son conocimientos esotéricos para iniciados; hasta allá han llegado –sin saberlo- los prianistas –a un notable adelanto místico-.

Sólo que en la vulgar política de conveniencias y la lucha por el poder, esta alianza rompe paradigmas, y también demuestra hasta dónde llega la desesperación de ambos partidos, ciegos para ver que si separados producen violento rechazo popular, juntos dan asco; porque demuestran con esta alianza que no luchan por ningún principio social encomiable de acuerdo con sus estatutos, luchan con desesperación por alcanzar una oportunidad, de obtener una cuota mínima de poder, una pequeña cuota que les permita permanecer. El PRI, por sus antecedentes delictivos –traición a la patria, fraude electoral, peculado, mala fe, etc.- debió legalmente desaparecer hace tiempo, ser anulado, no tiene otro futuro en perspectiva; y al PAN, se le puede con holgura acusar de lo mismo… dos instrumentos electorales, viciados, agotados y sumamente corruptos, vergüenza para la patria y la dignidad ciudadana.

Yo mismo milité cuarenta años en el PRI, y creí en él y su lucha por la justicia social; hasta que Salinas de Gortari llegó al poder; y empezó a privatizar y enajenar las principales y más importantes instituciones nacionales en aras de aniquilar al país, para engrandecer a un grupo social de potentados, donde se incluiría él.

Ya era muy tarde cuando los ciudadanos nos dimos cuenta de su artero plan neoliberal; sus pactadas alternancias de poder con el PAN, y su política regresiva, hasta llegar a Peña Nieto, y la debacle nacional de la descomposición social.

Renuncié al PRI, en 2008, después de haber propuesto desde mi tribuna periodística la reforma del Partido, en el año 2006, en ocho artículos editoriales, consecutivos, mismos que le hice llegar a la presidente nacional del mismo… Beatriz Paredes Rangel; una atenta carta de agradecimiento fue toda la respuesta, la que me confirmaba mi perenne inferencia… el PRI y el PAN los manejan indiscriminadamente las oligarquías del país, y las bases bien intencionadas e ignorantes de esto ondean entusiastas sus banderas, sin poder tomar decisión alguna, como no sea la del voto manipulado.

Consigné mis artículos en mi libro El Quehacer Editorial, editado en 2010. Ningún amigo funcionario priista de la ciudad o del estado me hizo comentario alguno, ni entonces ni hoy todavía. Mi hijo mayor –Jesús Ernesto- me convidó a escuchar a AMLO.

Y logré creer en AMLO, él hablaba de honestidad y flagelaba la corrupción, no como un tema casual en sus discursos; por lo contrario, con vehemencia y como el argumento central de su lucha, habría de creerle y me sumé al Movimiento de Regeneración Nacional, para ser después miembro fundador del partido político Morena en Chihuahua.

Esta conjunción de los partidos: “PRIAN”, reúne a los priistas que son deshonestos y descarados y a los panistas, que siempre han sido deshonestos e hipócritas. Los dos y sus funcionarios corruptos han cavado su tumba y con esta alianza… grabado su epitafio.

Ojalá sostengan su descarada e inescrupulosa connivencia, llegó el momento de que el pueblo les pase factura.