/ miércoles 21 de noviembre de 2018

Lo escrito, comentado y analizado (II)

El todavía presidente electo –en funciones hasta el 1 de diciembre- ha puesto, varias veces, a México de cabeza. Es el líder de la denominada “cuarta transformación” de la historia de este país (Independencia, Reforma, Revolución). Deseoso de ajustar su agenda con la agenda “progresista” de regímenes como Uruguay o Canadá, el equipo que rodea al presidente, con mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y Senadores, presentó el pasado 10 de noviembre un proyecto de ley mediante el cual se legalizará la producción, venta y consumo de Cannabis, en el segundo país con mayor producción de mariguana, opio y heroína del mundo. Esta nueva ley pretende respetar la autonomía de las personas, su salud frente a un producto psicoactivo; minimizar la alteración de potencias de componentes del Cannabis con efectos inciertos así como promover la información basada en evidencia, sobre etiquetado y condiciones de consumo. Por eso que se le conoce a AMLO como “Chinguetas”, y la definición en México es “chingón” o hablantín, en el diccionario castellano es que habla lo que no debe y también de “parlanchín”.

Bastaron los primeros treinta días en el Congreso de la Unión para que los legisladores de López hayan hecho propuestas enfocadas a destruir a las familias mexicanas. El pueblo de México no votó por alguien que pretende destrozar principios y valores de las familias mexicanas. Lo anterior representaría una traición y un fraude del señor López, ya que ninguna de las propuestas expuestas a continuación formó parte de sus promesas de campaña: Legalizar el aborto a nivel nacional. Penalizar a los padres de familia que lleven a sus hijos a recibir ayuda psicológica cuando tengan alguna confusión sobre su orientación sexual; prohibiendo las terapias de reorientación sexual. Legalización de la mariguana y la amapola, terminarán envenenando a nuestros niños. La democratización de la familia. Legalización de la eutanasia. Aprobación de la “renta de vientres” o maternidad subrogada. Imposición de la ideología de género como eje rector de la educación. La aprobación de “derechos sexuales” inexistente.







El todavía presidente electo –en funciones hasta el 1 de diciembre- ha puesto, varias veces, a México de cabeza. Es el líder de la denominada “cuarta transformación” de la historia de este país (Independencia, Reforma, Revolución). Deseoso de ajustar su agenda con la agenda “progresista” de regímenes como Uruguay o Canadá, el equipo que rodea al presidente, con mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y Senadores, presentó el pasado 10 de noviembre un proyecto de ley mediante el cual se legalizará la producción, venta y consumo de Cannabis, en el segundo país con mayor producción de mariguana, opio y heroína del mundo. Esta nueva ley pretende respetar la autonomía de las personas, su salud frente a un producto psicoactivo; minimizar la alteración de potencias de componentes del Cannabis con efectos inciertos así como promover la información basada en evidencia, sobre etiquetado y condiciones de consumo. Por eso que se le conoce a AMLO como “Chinguetas”, y la definición en México es “chingón” o hablantín, en el diccionario castellano es que habla lo que no debe y también de “parlanchín”.

Bastaron los primeros treinta días en el Congreso de la Unión para que los legisladores de López hayan hecho propuestas enfocadas a destruir a las familias mexicanas. El pueblo de México no votó por alguien que pretende destrozar principios y valores de las familias mexicanas. Lo anterior representaría una traición y un fraude del señor López, ya que ninguna de las propuestas expuestas a continuación formó parte de sus promesas de campaña: Legalizar el aborto a nivel nacional. Penalizar a los padres de familia que lleven a sus hijos a recibir ayuda psicológica cuando tengan alguna confusión sobre su orientación sexual; prohibiendo las terapias de reorientación sexual. Legalización de la mariguana y la amapola, terminarán envenenando a nuestros niños. La democratización de la familia. Legalización de la eutanasia. Aprobación de la “renta de vientres” o maternidad subrogada. Imposición de la ideología de género como eje rector de la educación. La aprobación de “derechos sexuales” inexistente.