/ sábado 22 de diciembre de 2018

Navidad, 4T y viacrucis presupuestal

Vaya Navidad, sin espíritu navideño, y no me refiero sólo a los fifís, también al chairopueblo. Uno camina por las calles, se sube el transporte público y caras largas, gestos adustos y arrugas en la frente. Ese 53% que votó por AMLO no se ve feliz, optimista ni esperanzado.

¿Qué sucedió entre julio y diciembre para que el entusiasmo se fuera por la coladera? En las mesas de los cafés mis cuates morenos se defienden como gatos panza arriba, cuando detalló en cada tertulia las burradas, puntadas, exhibidas, gazapos y excesos semanales de la 4T.

Al redactar este artículo tengo enfrente los videos de personal de base del SAT de varios estados encerrados presionándolos para que “renuncien”. Irritación, mutis silencioso y encabritamiento de diputados federales y senadores morenos por la legislación de la guardia nacional. Acomodos de redacción de último momento para corregir verdaderas barbaridades en las iniciativas de ley, como olvidarse de la autonomía de las universidades públicas y recortarles los presupuestos.

Y en medio del circo político y mediático los centavos estatales y municipales desvaneciéndose en el aire, como la deuda pública de Chihuahua, que se tendrá que reestructurar, palabra dominguera del verbo renegociar, para como en el bote volado aventarla hacia un plazo mayor (más años para pagarla), para que las amortizaciones, los pagos anuales se reduzcan y haya dinero para que el gobierno estatal no salga a botear o a exigir “renuncias”, aunque al final crezca y resulte más cara.

Y en este bodrio político financiero llegó la hora de poner en su lugar las cosas, para que los chihuahuenses que no son financieros sepan quiénes fueron los incompetentes, los corruptos y los “inocentes”, léase…

Quien endeudó hasta el copete a Chihuahua fue Duarte, el PRI y los diputados tricolores, incluidos los panistas, donde Maru Campos y César Jáuregui el Malo levantaron su dedito.

Corral sabía perfectamente que recibía el Gobierno del Estado quebrado, pero nombró como secretario de Finanzas a alguien sin experiencia en manejar crisis financieras de decenas de miles de millones, pero eso sí, muy leal y disciplinado, siendo que de reestructuraciones y reingeniería sabe lo que yo de astronáutica.

Corral apostó a su talento, marrullerías y encanto para abrirle el bolsillo a EPN, lo que no consiguió y por último le entregó ingenuamente la Secretaría de Educación estatal a un grillo más cercano a los sindicatos y a Morena, esperando que AMLO sí le diera miles de millones, donde un secretario de Finanzas con experiencia le hubiera dicho que era “una fantasía rayando en sueño guajiro”, casi alucinación.

Por lo tanto, agradeceríamos encarecidamente que los morenos no olviden las promesas electorales de AMLO para Chihuahua, que los priistas no sean cínicos y desvergonzados y que el gobernador no se rasgue las vestiduras porque, tanto pecan Duarte y el PRI que casi asesinan a la vaca de las finanzas estatales como quien le agarra la patita esperando un milagro, en lugar de buscar y contratar un veterinario experimentado. Por último, nunca en décadas había tenido que escribir en estas fechas un artículo tan poco navideño.

Vaya Navidad, sin espíritu navideño, y no me refiero sólo a los fifís, también al chairopueblo. Uno camina por las calles, se sube el transporte público y caras largas, gestos adustos y arrugas en la frente. Ese 53% que votó por AMLO no se ve feliz, optimista ni esperanzado.

¿Qué sucedió entre julio y diciembre para que el entusiasmo se fuera por la coladera? En las mesas de los cafés mis cuates morenos se defienden como gatos panza arriba, cuando detalló en cada tertulia las burradas, puntadas, exhibidas, gazapos y excesos semanales de la 4T.

Al redactar este artículo tengo enfrente los videos de personal de base del SAT de varios estados encerrados presionándolos para que “renuncien”. Irritación, mutis silencioso y encabritamiento de diputados federales y senadores morenos por la legislación de la guardia nacional. Acomodos de redacción de último momento para corregir verdaderas barbaridades en las iniciativas de ley, como olvidarse de la autonomía de las universidades públicas y recortarles los presupuestos.

Y en medio del circo político y mediático los centavos estatales y municipales desvaneciéndose en el aire, como la deuda pública de Chihuahua, que se tendrá que reestructurar, palabra dominguera del verbo renegociar, para como en el bote volado aventarla hacia un plazo mayor (más años para pagarla), para que las amortizaciones, los pagos anuales se reduzcan y haya dinero para que el gobierno estatal no salga a botear o a exigir “renuncias”, aunque al final crezca y resulte más cara.

Y en este bodrio político financiero llegó la hora de poner en su lugar las cosas, para que los chihuahuenses que no son financieros sepan quiénes fueron los incompetentes, los corruptos y los “inocentes”, léase…

Quien endeudó hasta el copete a Chihuahua fue Duarte, el PRI y los diputados tricolores, incluidos los panistas, donde Maru Campos y César Jáuregui el Malo levantaron su dedito.

Corral sabía perfectamente que recibía el Gobierno del Estado quebrado, pero nombró como secretario de Finanzas a alguien sin experiencia en manejar crisis financieras de decenas de miles de millones, pero eso sí, muy leal y disciplinado, siendo que de reestructuraciones y reingeniería sabe lo que yo de astronáutica.

Corral apostó a su talento, marrullerías y encanto para abrirle el bolsillo a EPN, lo que no consiguió y por último le entregó ingenuamente la Secretaría de Educación estatal a un grillo más cercano a los sindicatos y a Morena, esperando que AMLO sí le diera miles de millones, donde un secretario de Finanzas con experiencia le hubiera dicho que era “una fantasía rayando en sueño guajiro”, casi alucinación.

Por lo tanto, agradeceríamos encarecidamente que los morenos no olviden las promesas electorales de AMLO para Chihuahua, que los priistas no sean cínicos y desvergonzados y que el gobernador no se rasgue las vestiduras porque, tanto pecan Duarte y el PRI que casi asesinan a la vaca de las finanzas estatales como quien le agarra la patita esperando un milagro, en lugar de buscar y contratar un veterinario experimentado. Por último, nunca en décadas había tenido que escribir en estas fechas un artículo tan poco navideño.