/ viernes 26 de abril de 2019

¿Planean un megafraude municipal?

Cambiarnos las luminarias,

pretenden con regocijo;

parece fraude de “jijos”,

con tácticas arbitrarias.

Ojo… fraude es según el diccionario… un engaño o acto de mala fe; mientras que peculado es… hurto de caudales del erario, cometido por el que los administra. Aquí tratamos sobre la posibilidad de fraude; que de ser así, derivaría en peculado, como su fin último y delito a probar.

Pero, ¿por qué afirmo esto? A eso vamos… el llamado proyecto Iluminemos Chihuahua, de la alcaldesa Maru Campos, con la remoción y cambio de 81,585 luminarias y la adición de 1,600, por un monto de seis mil millones de pesos, en un estado de la república que dejó César Duarte con el mayor adeudo de su historia, y que ha dejado a Javier Corral en la inacción de la obra pública – tal como dejó Patricio Martínez a José Reyes Baeza, aunque en menor proporción al “caso Duarte”; y sin aparentes desvíos –resulta estrafalario, incongruente y un baldón a la razón.

¿Qué requiere un político fraudulento para obtener dinero no rastreable?, hacer obra pública; y entre mayor sea ésta –por supuesto con créditos a largo plazo- más será la posibilidad de recaudar capital, para sí, o para propósitos políticos; cualquiera de las dos circunstancias será corrupción, peculado, delito y afectación pública.

Ahora bien… el que esto escribe es vecino de la colonia Magisterial Universidad, a espaldas del edificio Roma, Banco Santander Serfin, etc., la que tiene tres pequeñas plazoletas que Maru nos pintó de azul y blanco a su albedrío y antojo. Pues bien, en dicha colonia donde habito hace treinta años, cada temporada de lluvias “truena un transformador” y nos quedamos sin iluminación por tres o cuatro noches; pero desde el mes de diciembre de 2018 empezaron a presentarse aparentes “apagones programados”, tres días sin luminarias y tres días con luminarias, sin que aparecieran unidades vehiculares del alumbrado público; lo que nos empezó a causar extrañeza; y como el diablo sabe más por viejo que por diablo, le anuncié a mi familia que “algo” estaba tramando el Municipio al estarnos quitando el alumbrado público cada tres o cuatro días. En épocas anteriores, otras administraciones provocaban apagones o disminuían la intensidad de las luminarias, para el ahorro del gasto de energía eléctrica.

Todavía este lunes 22 de abril estuvimos a oscuras toda la colonia, en la iluminación pública; nos toca el próximo viernes 26 quedarnos a oscuras; salvo cambio de la jefa.

Estas tácticas persuasivas desencadenaron actualmente en la urgente necesidad que manifiesta la alcaldesa, de sustituir las luminarias; ¿sustituirlas, para qué?, iluminan perfectamente; no es un requerimiento prioritario y donde lo es, es en las colonias de la periferia, que requieren un gasto ínfimo en relación a los 6,000 millones de pesos. ¿Está demente la alcaldesa?, claro que no está demente; y cualquier empresa que realizara esta tarea deberá ser una empresa nacional o internacional, que por el monto requerido, podrá arreglarse con los contratantes, antes siquiera de las licitaciones; liberando el “moche”, sin necesidad de castigar la obra. ¿Para cuánto les gusta el “moche”? 10, 15 o 20%; son de 600 a 1,200 millones de pesos que no se le restarían ni a los materiales ni a la calidad de los mismos; y sería de muy difícil detección el peculado; y luego nos quedaríamos con 81,585 luminarias usadas y en buen estado, para malbaratar o tirar como desperdicio, además de un crédito que lesionaría las finanzas públicas por 20 o 30 años, con disminución de todos los servicios; para que los chihuahuenses gocen de luces blancas en lugar de amarillas. Están muy claros el fraudulento propósito y sus argumentos. De algún lugar tienen que salir los recursos electorales de quien se dice fue beneficiaria de la nómina de Duarte. Usted no me crea; y mientras sígase chupando el dedo y aceptando estolideces, de “ingenuas” y risueñas damas políticas.

Cambiarnos las luminarias,

pretenden con regocijo;

parece fraude de “jijos”,

con tácticas arbitrarias.

Ojo… fraude es según el diccionario… un engaño o acto de mala fe; mientras que peculado es… hurto de caudales del erario, cometido por el que los administra. Aquí tratamos sobre la posibilidad de fraude; que de ser así, derivaría en peculado, como su fin último y delito a probar.

Pero, ¿por qué afirmo esto? A eso vamos… el llamado proyecto Iluminemos Chihuahua, de la alcaldesa Maru Campos, con la remoción y cambio de 81,585 luminarias y la adición de 1,600, por un monto de seis mil millones de pesos, en un estado de la república que dejó César Duarte con el mayor adeudo de su historia, y que ha dejado a Javier Corral en la inacción de la obra pública – tal como dejó Patricio Martínez a José Reyes Baeza, aunque en menor proporción al “caso Duarte”; y sin aparentes desvíos –resulta estrafalario, incongruente y un baldón a la razón.

¿Qué requiere un político fraudulento para obtener dinero no rastreable?, hacer obra pública; y entre mayor sea ésta –por supuesto con créditos a largo plazo- más será la posibilidad de recaudar capital, para sí, o para propósitos políticos; cualquiera de las dos circunstancias será corrupción, peculado, delito y afectación pública.

Ahora bien… el que esto escribe es vecino de la colonia Magisterial Universidad, a espaldas del edificio Roma, Banco Santander Serfin, etc., la que tiene tres pequeñas plazoletas que Maru nos pintó de azul y blanco a su albedrío y antojo. Pues bien, en dicha colonia donde habito hace treinta años, cada temporada de lluvias “truena un transformador” y nos quedamos sin iluminación por tres o cuatro noches; pero desde el mes de diciembre de 2018 empezaron a presentarse aparentes “apagones programados”, tres días sin luminarias y tres días con luminarias, sin que aparecieran unidades vehiculares del alumbrado público; lo que nos empezó a causar extrañeza; y como el diablo sabe más por viejo que por diablo, le anuncié a mi familia que “algo” estaba tramando el Municipio al estarnos quitando el alumbrado público cada tres o cuatro días. En épocas anteriores, otras administraciones provocaban apagones o disminuían la intensidad de las luminarias, para el ahorro del gasto de energía eléctrica.

Todavía este lunes 22 de abril estuvimos a oscuras toda la colonia, en la iluminación pública; nos toca el próximo viernes 26 quedarnos a oscuras; salvo cambio de la jefa.

Estas tácticas persuasivas desencadenaron actualmente en la urgente necesidad que manifiesta la alcaldesa, de sustituir las luminarias; ¿sustituirlas, para qué?, iluminan perfectamente; no es un requerimiento prioritario y donde lo es, es en las colonias de la periferia, que requieren un gasto ínfimo en relación a los 6,000 millones de pesos. ¿Está demente la alcaldesa?, claro que no está demente; y cualquier empresa que realizara esta tarea deberá ser una empresa nacional o internacional, que por el monto requerido, podrá arreglarse con los contratantes, antes siquiera de las licitaciones; liberando el “moche”, sin necesidad de castigar la obra. ¿Para cuánto les gusta el “moche”? 10, 15 o 20%; son de 600 a 1,200 millones de pesos que no se le restarían ni a los materiales ni a la calidad de los mismos; y sería de muy difícil detección el peculado; y luego nos quedaríamos con 81,585 luminarias usadas y en buen estado, para malbaratar o tirar como desperdicio, además de un crédito que lesionaría las finanzas públicas por 20 o 30 años, con disminución de todos los servicios; para que los chihuahuenses gocen de luces blancas en lugar de amarillas. Están muy claros el fraudulento propósito y sus argumentos. De algún lugar tienen que salir los recursos electorales de quien se dice fue beneficiaria de la nómina de Duarte. Usted no me crea; y mientras sígase chupando el dedo y aceptando estolideces, de “ingenuas” y risueñas damas políticas.