/ sábado 16 de noviembre de 2019

PRI y PAN, única alianza que podrá derrotar a Morena

La línea y el ejercicio del poder de Morena en el gobierno será duro, mucho más del que todos estimábamos. Empezando por lo cuadrado y terco del mismo presidente López Obrador que, hace pensar que alguien le haya dicho que va a ser eterno o cuando menos a rebasar el siglo con todas sus facultades en pleno funcionamiento.

Aun así Morena podrá convertirse en la más longeva y dura dictadura de todo Latinoamérica, dependiendo de las necesidades o complicidad de Estados Unidos, país y presidente Trump, al que Andrés Manuel López Obrador ha demostrado un servilismo exagerado.

Lo más indicativo de lo que puede ser, o lo que quiere ser, el tabasqueño, es establecer una continuidad en el poder más allá de una dictadura chafa, como la de Maduro en Venezuela o la de Evo Morales, en Bolivia, que aunque duró alrededor de trece años, es de las más efímeras en el continente, por cierto a Evo Morales ahora tendremos que mantenerlo, incluso con avión a la puerta para lo que se le ofrezca al señor.

Una muestra clara de lo que será Morena se vio en el Congreso de la Unión, concretamente en el Senado, cuando con la elección, entre comillas, de la presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Rosario Piedra, se reafirmó lo que tanto se temía que fuera una realidad; la pobreza ideológica de Morena, con el nombramiento de la ahora ombudswoman y la nula vergüenza de la hija de Rosario Ibarra de Piedra, para recibir su nombramiento.

Fue un vil atraco y una burla de las más corrientes por parte del coordinador de la fracción parlamentaria de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, quien se mofó descaradamente de todos sus compañeros parlamentarios, quedando al descubierto desde ya su verdadera e innegable personalidad.

Monreal dijo públicamente que iba a proponer que se repusiera el proceso que se había llevado al cabo el día anterior y que quedó fuertemente impugnado, pero ya en la sesión salió con que sus senadores no quisieron que se repusiera y juntó a otros rémoras, incluyendo al PRI, sacaron el fraude donde nada más eran 116 votos, robándose 2 en las narices de todos.

Por cierto con verdadero enojo el senador Gustavo Madero pretendió detener tal aberración impidiéndolo los testaferros de Monreal, quienes incluso hirieron al legislador chihuahuense. Por eso es dificilísimo que de aquí en adelante cedan cualquier elección por pequeña que sea, a ver cuándo vuelve a acceder al poder cualquiera otra fuerza política que no sea Morena. Por migajas los partidos políticos están entregando la poca dignidad electoral que les quedaba.

El posicionamiento político y administrativo de Morena no será un juego y tiene a verdaderos tiburones sin escrúpulos como el propio Monreal, en la operatividad que poco o nada les importará llevarse entre “las patas” a quien sea con tal de consolidar sus objetivos dictatoriales tanto anhelados por el jefe de la banda, Andrés Manuel López Obrador.

Quizá la única oportunidad que tengan los partidos rémora, incluyendo al PRI, es que hagan verdaderas alianzas entre sí, principalmente PAN y PRI, para poder consolidar una real fuerza que pueda competir contra Morena, con posibilidades reales de parar su apoderamiento total del país, con oscuros intereses aún no determinados.


La línea y el ejercicio del poder de Morena en el gobierno será duro, mucho más del que todos estimábamos. Empezando por lo cuadrado y terco del mismo presidente López Obrador que, hace pensar que alguien le haya dicho que va a ser eterno o cuando menos a rebasar el siglo con todas sus facultades en pleno funcionamiento.

Aun así Morena podrá convertirse en la más longeva y dura dictadura de todo Latinoamérica, dependiendo de las necesidades o complicidad de Estados Unidos, país y presidente Trump, al que Andrés Manuel López Obrador ha demostrado un servilismo exagerado.

Lo más indicativo de lo que puede ser, o lo que quiere ser, el tabasqueño, es establecer una continuidad en el poder más allá de una dictadura chafa, como la de Maduro en Venezuela o la de Evo Morales, en Bolivia, que aunque duró alrededor de trece años, es de las más efímeras en el continente, por cierto a Evo Morales ahora tendremos que mantenerlo, incluso con avión a la puerta para lo que se le ofrezca al señor.

Una muestra clara de lo que será Morena se vio en el Congreso de la Unión, concretamente en el Senado, cuando con la elección, entre comillas, de la presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Rosario Piedra, se reafirmó lo que tanto se temía que fuera una realidad; la pobreza ideológica de Morena, con el nombramiento de la ahora ombudswoman y la nula vergüenza de la hija de Rosario Ibarra de Piedra, para recibir su nombramiento.

Fue un vil atraco y una burla de las más corrientes por parte del coordinador de la fracción parlamentaria de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, quien se mofó descaradamente de todos sus compañeros parlamentarios, quedando al descubierto desde ya su verdadera e innegable personalidad.

Monreal dijo públicamente que iba a proponer que se repusiera el proceso que se había llevado al cabo el día anterior y que quedó fuertemente impugnado, pero ya en la sesión salió con que sus senadores no quisieron que se repusiera y juntó a otros rémoras, incluyendo al PRI, sacaron el fraude donde nada más eran 116 votos, robándose 2 en las narices de todos.

Por cierto con verdadero enojo el senador Gustavo Madero pretendió detener tal aberración impidiéndolo los testaferros de Monreal, quienes incluso hirieron al legislador chihuahuense. Por eso es dificilísimo que de aquí en adelante cedan cualquier elección por pequeña que sea, a ver cuándo vuelve a acceder al poder cualquiera otra fuerza política que no sea Morena. Por migajas los partidos políticos están entregando la poca dignidad electoral que les quedaba.

El posicionamiento político y administrativo de Morena no será un juego y tiene a verdaderos tiburones sin escrúpulos como el propio Monreal, en la operatividad que poco o nada les importará llevarse entre “las patas” a quien sea con tal de consolidar sus objetivos dictatoriales tanto anhelados por el jefe de la banda, Andrés Manuel López Obrador.

Quizá la única oportunidad que tengan los partidos rémora, incluyendo al PRI, es que hagan verdaderas alianzas entre sí, principalmente PAN y PRI, para poder consolidar una real fuerza que pueda competir contra Morena, con posibilidades reales de parar su apoderamiento total del país, con oscuros intereses aún no determinados.