/ domingo 14 de abril de 2024

Respeto y atención para las personas migrantes


Desde hace ya algunos años el reconocimiento y la protección de los derechos humanos ha formado parte de las diferentes agendas públicas y privadas, hemos logrado grandes avances para que todos gocemos del respeto a nuestra dignidad humana, sin embargo, aún hay mucho camino por recorrer, pues a pesar de las diversas reformas a nuestra legislación, a pesar de la implementación de políticas públicas tendientes a la tutela de las prerrogativas de todas las personas, aún existen grupos que son hechos a un lado por alguna condición en particular como es el caso de las personas migrantes.

La migración es un fenómeno de desplazamiento de la población de un lugar a otro que implica un cambio de residencia, si bien, hasta ahorita, el derecho de migrar no es reconocido como un derecho humano, sí lo es el derecho a la libertad de tránsito y de residencia, así como al asilo y refugio lo que implícitamente implica la migración de las personas a un lugar distinto al de su origen, estos derechos están reconocidos en nuestra Constitución y recordemos que en su artículo primero establece que “Toda persona, gozará de los derechos humanos reconocidos en ella”, lo que supone es obligación del gobierno procurar el cumplimiento de lo establecido y velar por todas las personas incluyendo a las extranjeras.

Actualmente atravesamos por una grave crisis migratoria debido a la mala política implementada por el gobierno federal, pues existe un creciente número de ciudadanos de diversos países que llegan a México buscando mejorar su calidad de vida a través del acceso a diversas oportunidades que en sus países de origen no encuentran; oportunidades económicas, laborales, educativas, sociales e incluso de protección por persecución política.

El problema central no radica en el aumento de extranjeros buscando mejorar sus vidas y las de sus familias, el problema está en que México se ha visto rebasado. Rebasado principalmente por los temas de inseguridad que actualmente atravesamos ya que los extranjeros son blancos fáciles del crimen organizado y, aunado a que los migrantes pueden ser víctimas de delitos, hablemos también del alto índice de violencia hacia ellos, ya que la discriminación, el maltrato y el menosprecio hacia nuestros hermanos migrantes lo viven de primera instancia por aquellas autoridades migratorias ubicadas en los lugares destinados a la entrada y salida de nuestro país y desafortunadamente, también son discriminados y violentados por la sociedad, sin embargo, debemos recordar que todos somos seres humanos sujetos de derechos y que muchos mexicanos han migrado hacia otros países para quienes en infinidad de ocasiones hemos solicitado de igual manera, un trato digno.

Por lo anterior es que urgen modificaciones a las leyes y sus mecanismos idóneos para proteger los derechos de las personas migrantes, además de concientizar a gobierno, autoridades y sociedad en general sobre el respeto a seres humanos que transitan por nuestro país por la necesidad de alcanzar el tan llamado “sueño americano” con la finalidad de mejorar sus vidas.



Desde hace ya algunos años el reconocimiento y la protección de los derechos humanos ha formado parte de las diferentes agendas públicas y privadas, hemos logrado grandes avances para que todos gocemos del respeto a nuestra dignidad humana, sin embargo, aún hay mucho camino por recorrer, pues a pesar de las diversas reformas a nuestra legislación, a pesar de la implementación de políticas públicas tendientes a la tutela de las prerrogativas de todas las personas, aún existen grupos que son hechos a un lado por alguna condición en particular como es el caso de las personas migrantes.

La migración es un fenómeno de desplazamiento de la población de un lugar a otro que implica un cambio de residencia, si bien, hasta ahorita, el derecho de migrar no es reconocido como un derecho humano, sí lo es el derecho a la libertad de tránsito y de residencia, así como al asilo y refugio lo que implícitamente implica la migración de las personas a un lugar distinto al de su origen, estos derechos están reconocidos en nuestra Constitución y recordemos que en su artículo primero establece que “Toda persona, gozará de los derechos humanos reconocidos en ella”, lo que supone es obligación del gobierno procurar el cumplimiento de lo establecido y velar por todas las personas incluyendo a las extranjeras.

Actualmente atravesamos por una grave crisis migratoria debido a la mala política implementada por el gobierno federal, pues existe un creciente número de ciudadanos de diversos países que llegan a México buscando mejorar su calidad de vida a través del acceso a diversas oportunidades que en sus países de origen no encuentran; oportunidades económicas, laborales, educativas, sociales e incluso de protección por persecución política.

El problema central no radica en el aumento de extranjeros buscando mejorar sus vidas y las de sus familias, el problema está en que México se ha visto rebasado. Rebasado principalmente por los temas de inseguridad que actualmente atravesamos ya que los extranjeros son blancos fáciles del crimen organizado y, aunado a que los migrantes pueden ser víctimas de delitos, hablemos también del alto índice de violencia hacia ellos, ya que la discriminación, el maltrato y el menosprecio hacia nuestros hermanos migrantes lo viven de primera instancia por aquellas autoridades migratorias ubicadas en los lugares destinados a la entrada y salida de nuestro país y desafortunadamente, también son discriminados y violentados por la sociedad, sin embargo, debemos recordar que todos somos seres humanos sujetos de derechos y que muchos mexicanos han migrado hacia otros países para quienes en infinidad de ocasiones hemos solicitado de igual manera, un trato digno.

Por lo anterior es que urgen modificaciones a las leyes y sus mecanismos idóneos para proteger los derechos de las personas migrantes, además de concientizar a gobierno, autoridades y sociedad en general sobre el respeto a seres humanos que transitan por nuestro país por la necesidad de alcanzar el tan llamado “sueño americano” con la finalidad de mejorar sus vidas.