/ viernes 1 de marzo de 2019

Sí con las OSC

La semana pasada, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo tener mucha desconfianza a todo lo que llaman sociedad civil porque toda tiene que ver con el conservadurismo. Por eso, ordenó que no se transfieran recursos públicos a organizaciones “de la llamada sociedad civil”.

Como primera consecuencia de esa orden, la Secretaría de Salud notificó -a través de un comunicado- la suspensión de la convocatoria pública para la asignación de subsidios para la prestación de servicios de refugio para mujeres, sus hijas e hijos, que viven en violencia extrema.

Lo expresado en esta ocasión por el presidente López Obrador (y las consecuencias que de ello emanen) deja muy claro el desprecio que siente por la sociedad civil que, a decir del propio presidente, “no es de izquierda” (o sea, la que representa el contrapeso ciudadano que no le conviene tener).

Indudablemente, hay algunas pseudo organizaciones u organizaciones de la sociedad civil que únicamente buscan obtener beneficios personales o grupales. Sin embargo, eso no sucede con todas (ni siquiera con la mayoría), como el presidente López quiere hacerlo creer.

En México hay un sinfín de organizaciones de la sociedad civil (OSC) que, en apego a su esencia y verdaderas funciones, han ayudado de manera importante (con o sin el uso de recursos públicos) a que los distintos niveles y órdenes de gobierno cumplan, a su vez, con el deber que les corresponde.

“Tal vez” por eso, por la importancia del papel que desempeñan las OSC, es que organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, y la Organización de las Naciones Unidas -entre otros- reconocen y resaltan la importancia de tener al “tercer sector” (OSC) como socio. Es decir, tener como colaboradores a una multitud de asociaciones que representan un sinnúmero de vínculos e intereses de la sociedad (o sea, del pueblo).

Y es precisamente por eso, por la gran labor que han realizado una multitud de OSC en México, que desde hace nueve años se advirtió (en este mismo espacio de análisis y reflexión) la necesidad de reconocer y, por lo tanto, apoyar su valioso trabajo. Trabajo que, gracias al cercano y fuerte vínculo que las OSC tienen con los distintos sectores del pueblo, han podido efectuar de manera destacable. Incluso, en muchos de los casos, con más eficiencia que los organismos gubernamentales.

El asunto es que, aunque por mandato presidencial intenten ahogar a la sociedad civil, la sociedad civil no va a dejar de existir. ¡Sí con las OSC!

Finalizó en esta ocasión citando una frase atribuida a Luis Zapata B.: “El reto de la sociedad civil es superar este círculo vicioso de vivir con dictaduras disfrazadas de democracia, capaces de cualquier cosa para mantenerse en el poder”.



La semana pasada, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo tener mucha desconfianza a todo lo que llaman sociedad civil porque toda tiene que ver con el conservadurismo. Por eso, ordenó que no se transfieran recursos públicos a organizaciones “de la llamada sociedad civil”.

Como primera consecuencia de esa orden, la Secretaría de Salud notificó -a través de un comunicado- la suspensión de la convocatoria pública para la asignación de subsidios para la prestación de servicios de refugio para mujeres, sus hijas e hijos, que viven en violencia extrema.

Lo expresado en esta ocasión por el presidente López Obrador (y las consecuencias que de ello emanen) deja muy claro el desprecio que siente por la sociedad civil que, a decir del propio presidente, “no es de izquierda” (o sea, la que representa el contrapeso ciudadano que no le conviene tener).

Indudablemente, hay algunas pseudo organizaciones u organizaciones de la sociedad civil que únicamente buscan obtener beneficios personales o grupales. Sin embargo, eso no sucede con todas (ni siquiera con la mayoría), como el presidente López quiere hacerlo creer.

En México hay un sinfín de organizaciones de la sociedad civil (OSC) que, en apego a su esencia y verdaderas funciones, han ayudado de manera importante (con o sin el uso de recursos públicos) a que los distintos niveles y órdenes de gobierno cumplan, a su vez, con el deber que les corresponde.

“Tal vez” por eso, por la importancia del papel que desempeñan las OSC, es que organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, y la Organización de las Naciones Unidas -entre otros- reconocen y resaltan la importancia de tener al “tercer sector” (OSC) como socio. Es decir, tener como colaboradores a una multitud de asociaciones que representan un sinnúmero de vínculos e intereses de la sociedad (o sea, del pueblo).

Y es precisamente por eso, por la gran labor que han realizado una multitud de OSC en México, que desde hace nueve años se advirtió (en este mismo espacio de análisis y reflexión) la necesidad de reconocer y, por lo tanto, apoyar su valioso trabajo. Trabajo que, gracias al cercano y fuerte vínculo que las OSC tienen con los distintos sectores del pueblo, han podido efectuar de manera destacable. Incluso, en muchos de los casos, con más eficiencia que los organismos gubernamentales.

El asunto es que, aunque por mandato presidencial intenten ahogar a la sociedad civil, la sociedad civil no va a dejar de existir. ¡Sí con las OSC!

Finalizó en esta ocasión citando una frase atribuida a Luis Zapata B.: “El reto de la sociedad civil es superar este círculo vicioso de vivir con dictaduras disfrazadas de democracia, capaces de cualquier cosa para mantenerse en el poder”.