/ miércoles 10 de abril de 2024

Singapur, el milagro económico del libre mercado (final)

El gobierno de Singapur establece que debe enseñársele al pueblo que el gobierno no es un tío rico. Las personas tienen lo que ahorran y ganan. Se debe avanzar en la dirección de hacer que puedan pagar por todo. Como parte de esta política, se introdujeron los programas autofinanciados, el Medisave para el sistema de salud y el Edusave para la educación, con el fin de desengañar a la gente, de la idea de que, en una buena sociedad, todo debe ser gratuito. El objetivo final es reducir al mínimo el bienestar pagado por el gobierno, restringido sólo a personas discapacitadas o mayores. A los demás se les ofrece igualdad de oportunidades.

El rápido crecimiento de Singapur, desde un país en desarrollo con alto desempleo y analfabetismo, hasta una economía de servicios avanzada con un desempeño estudiantil líder en el mundo, ha atraído la atención internacional. Su sistema educativo centralizado, tiene un alto grado de participación y financiamiento gubernamental. Su eficiencia la debe al mismo tiempo, al rigor académico y a la evaluación rutinaria de estudiantes, docentes y escuelas.

Singapur se ha impulsado a la cima de las evaluaciones internacionales de estudiantes en lectura, matemáticas y ciencias. Las Cuentas Edusave, que hemos mencionado anteriormente, apoyan el sistema educativo del país, recompensando a maestros y a estudiantes por sus altos logros, complementando la cultura meritocrática de Singapur y permiten a los padres, algunas opciones para financiar los costos escolares y ayudan a los estudiantes desfavorecidos. Las Cuentas Edusave de Singapur son un ejemplo para otros países, sobre cómo se pueden estructurar los subsidios educativos específicos para apoyar el progreso educativo de los niños, sin implementar estos programas de forma universal, al mismo tiempo, incentivan a los estudiantes a alcanzar su potencial académico.

Como vemos la libertad económica, en lugar de un enfoque de estado de bienestar, en el que la gente se condiciona a adoptar una filosofía de vida sin esfuerzos, evita, como le ha ocurrido a muchos países, además de sus consecuencias políticas y ecológicas, la decadencia económica.

Una vez que la gente cree que el gobierno proporcionará todo, entonces pierde la facultad de autosuficiencia, mata la iniciativa personal. Y lo más importante de todo, es que las personas pierden una cualidad esencial para mantener una comunidad juntos. El impulso de trabajar no sólo para uno mismo, sino también para el bien común. En una sociedad donde ayudar al prójimo se convierte en la responsabilidad exclusiva del gobierno, no hay obligación, ni incentivo para la acción ordinaria de los ciudadanos de ayudar a los demás. Adquieren el hábito de preocuparse únicamente por su propio bienestar.

Como resultado, el crecimiento económico en Singapur no está concentrado en manos de la élite. Desde el 2000 respecto a 2019, la tasa de crecimiento del ingreso mensual por miembro del hogar, fue más alto para la clase media, 137%, que para el primer decil de ingresos, (los más ricos), un 90%. (Banco Mundial, 2021).


El gobierno de Singapur establece que debe enseñársele al pueblo que el gobierno no es un tío rico. Las personas tienen lo que ahorran y ganan. Se debe avanzar en la dirección de hacer que puedan pagar por todo. Como parte de esta política, se introdujeron los programas autofinanciados, el Medisave para el sistema de salud y el Edusave para la educación, con el fin de desengañar a la gente, de la idea de que, en una buena sociedad, todo debe ser gratuito. El objetivo final es reducir al mínimo el bienestar pagado por el gobierno, restringido sólo a personas discapacitadas o mayores. A los demás se les ofrece igualdad de oportunidades.

El rápido crecimiento de Singapur, desde un país en desarrollo con alto desempleo y analfabetismo, hasta una economía de servicios avanzada con un desempeño estudiantil líder en el mundo, ha atraído la atención internacional. Su sistema educativo centralizado, tiene un alto grado de participación y financiamiento gubernamental. Su eficiencia la debe al mismo tiempo, al rigor académico y a la evaluación rutinaria de estudiantes, docentes y escuelas.

Singapur se ha impulsado a la cima de las evaluaciones internacionales de estudiantes en lectura, matemáticas y ciencias. Las Cuentas Edusave, que hemos mencionado anteriormente, apoyan el sistema educativo del país, recompensando a maestros y a estudiantes por sus altos logros, complementando la cultura meritocrática de Singapur y permiten a los padres, algunas opciones para financiar los costos escolares y ayudan a los estudiantes desfavorecidos. Las Cuentas Edusave de Singapur son un ejemplo para otros países, sobre cómo se pueden estructurar los subsidios educativos específicos para apoyar el progreso educativo de los niños, sin implementar estos programas de forma universal, al mismo tiempo, incentivan a los estudiantes a alcanzar su potencial académico.

Como vemos la libertad económica, en lugar de un enfoque de estado de bienestar, en el que la gente se condiciona a adoptar una filosofía de vida sin esfuerzos, evita, como le ha ocurrido a muchos países, además de sus consecuencias políticas y ecológicas, la decadencia económica.

Una vez que la gente cree que el gobierno proporcionará todo, entonces pierde la facultad de autosuficiencia, mata la iniciativa personal. Y lo más importante de todo, es que las personas pierden una cualidad esencial para mantener una comunidad juntos. El impulso de trabajar no sólo para uno mismo, sino también para el bien común. En una sociedad donde ayudar al prójimo se convierte en la responsabilidad exclusiva del gobierno, no hay obligación, ni incentivo para la acción ordinaria de los ciudadanos de ayudar a los demás. Adquieren el hábito de preocuparse únicamente por su propio bienestar.

Como resultado, el crecimiento económico en Singapur no está concentrado en manos de la élite. Desde el 2000 respecto a 2019, la tasa de crecimiento del ingreso mensual por miembro del hogar, fue más alto para la clase media, 137%, que para el primer decil de ingresos, (los más ricos), un 90%. (Banco Mundial, 2021).