La semana pasada tuve la oportunidad de visitar Montevideo invitado para participar en un evento de emprendimiento. El vuelo duró diecisiete horas, considerando cinco horas de espera en el Aeropuerto de Panamá. Llegando a Montevideo sucedió algo “peculiar”, resulta que el sistema de cómputo se cayó por completo en el aeropuerto. Y veíamos correr a agentes para un lado y para otro. Realmente parecía que no sabían qué hacer. De pronto uno de los agentes empieza a repartir unos formatos muy sencillos, y nos decía que los llenáramos y que con ese y el pasaporte nos darían entrada al país. O sea, volveríamos a años atrás llenando un formato, sin equipo de cómputo, sin validación, sin registros. Cruzando Migración llegamos a la parte del equipaje y de allí a Aduana. Igual, no había sistema y las computadoras no funcionaban. Entonces entraron los agentes aguanales y aleatoriamente solicitaban la revisión del equipaje. Por fin, después de la espera sucedió que no podíamos contratar taxi, ya que el sistema no funcionaba para hacer los pagos y no contaban con cambio para pago en efectivo. Después de un tiempo regresó el sistema y todo se estabilizó. Eso sí, quiero resaltar la amabilidad, disponibilidad y servicio en todo momento de los agentes, guardias o personal de taxis, dispuestos a apoyar en todo momento y tratando de calmar a todos.
De camino al hotel, un camino casi el recorrido del malecón, se denotaba la limpieza y nuevas construcciones. Montevideo, capital de Uruguay, con aproximadamente tres millones de habitantes considerando suburbios.
"La calidad de vida está determinada por muchos factores, desde el acceso al transporte público y los niveles de congestión del tráfico, a la disponibilidad de viviendas, escuelas internacionales y la escena cultural de la ciudad", dijo Mercer en ránking realizado el año pasado.
Se denota, por lo menos en el centro, una facilidad de comunicación, no se ve congestionamiento ni contaminación por los autos.
Platicando con personal de los taxis, existe un orgullo de vivir y trabajar en esa región, al mismo tiempo que personas de otros países aledaños se mueven a esta ciudad en busca de trabajo, “sí hay mucho”, responde taxista a la pregunta.
También, en lo poco caminado y visitado, se muestra una actitud de servicio y de apoyo por parte de los ciudadanos.
Uruguay se ubica en sexto lugar en la lista de países en desarrollo con los mejores niveles de equidad, según el Foro Económico Mundial, con la mejor relación entre su crecimiento y distribución de la riqueza. Probablemente este aspecto sea de los más notorios en esa región, y una diferencial fuerte con otros países de Latinoamérica.
En esta vista rápida a la capital de Uruguay aprendemos que sí se puede reducir la brecha entre la riqueza y la pobreza, y que sí es posible lograr un equilibrio para aspirar una mejor calidad de vida para “todos”. El modelo económico se ha ido construyendo poco a poco y está dando resultados para todos.
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