El liderazgo de Federico (+) y Enrique Guillermo Terrazas Torres hacia la educación en Chihuahua, especialmente en las áreas técnicas, registra proyectos desde muchos años atrás y de largo alcance. En esta entrega hablaremos únicamente de dos (entre muchos que encabezaron como el ITESM y el Tec Milenio) que obtuvieron y tienen gran impacto social.
La Escuela Secundaria Técnica y el Círculo de Profesionistas.
Un interesante capítulo de la creación de escuelas con enfoque social, creadas y sostenidas por la Iniciativa Privada, surge del Círculo de Profesionistas de Chihuahua A. C, que fue una asociación entonces de jóvenes católicos, animada hacia mediados de los años 50 por el obispo auxiliar de Chihuahua, Francisco Espino Porras, y cuyo primer presidente fue el Lic. José González Múzquiz (ex presidente de COPARMEX en los años 70).
Sus miembros fundadores pertenecían a tres tradicionales carreras. Los abogados: José Macías V., Mario F. García y José González Múzquiz; los médicos Humberto Uranga Prado, Ángel Abbud Ochoa y José Velazco; y los ingenieros José E. Lafón y Benito Nogueira, a quienes se unirían, posteriormente, los también ingenieros Jesús Roberto Durán y Enrique Terrazas, que terminaría siendo el líder de este proyecto educativo.
Ante la disminución operativa y el posterior decaimiento de la Escuela de Artes y Oficios que operaba el Gobierno estatal, se planteó una alternativa. Los objetivos de la nueva institución, eran: preparar técnicamente a obreros en oficios o artes, procurar los elementos necesarios para ello y procurar el aumento del conocimiento técnico y de la cultura en general. El acta constitutiva tiene fecha de 9 de mayo de 1955, aunque la concreción de su objeto final, la Escuela Secundaria Técnica, dio inicio unos años más tarde.
Nacionalismo y subsidiaridad.
Es importante hacer notar otras dos cláusulas del documento. La primera establecía con claridad que el Círculo no tenía objetivos de lucro y que habría de sostenerse mediante cuotas de sus socios; de manera que las aportaciones, bienes y donativos de terceros debían dedicarse específicamente a los objetivos estipulados. La segunda era que solo admitía a mexicanos, a menos que algún extranjero renunciase a su patria. No olvidemos que en esa época permeaba todavía un ánimo nacionalista, entendido como un compromiso con la sociedad.
Ubicada en el Barrio Popular, en la calle Ojinaga entre la 51 y la 53, el plantel albergó a cientos de jóvenes estudiantes que desarrollaron competencias técnicas en carpintería, herrería, hojalatería y fontanería, principalmente. Por poco más de diez años, fue una opción práctica que subsidiariamente sustituyó a la mencionada Escuela de Artes y Oficios. En la dirección quedó el profesor Manuel Suárez (+), de grata memoria, un docente con un alma forjada en la solidaridad con las clases Trabajadoras.
La Escuela concluyó sus trabajos oportunamente en la década de los 70, cuando el gobierno federal impulsó las escuelas técnicas de nivel medio tipo CBTYS y CONALEP. Enhorabuena llegó su relevo. Enrique Terrazas, no obstante, continuaría apoyando las escuelas técnicas.
La Fundación Chihuahua de Becas.
La Fundación Chihuahua de Becas se creó a fines del siglo pasado, al interior de un grupo de empresarios que se dieron cuenta de una anomalía. Algunos estudiantes de Bachilleratos Tecnológicos con calificaciones aceptables, desertaban de la escuela, pues no tenían para pagar la manutención ni el transporte requerido.
Con Federico y Enrique Terrazas al frente, se realizaron diligencias para obtener aportaciones privadas, pero también de los gobiernos estatal y municipal. Se enfocaron en apoyar a los mejores promedios bajo el criterio del mérito. Empezaron con apenas 20 o 30 muchachos. Hoy suman más de mil estudiantes que gozan de una aportación de más de 1000 pesos al mes.
Años después de buen funcionamiento, el Dr. Armando Loera, especializado en la medición de la calidad educativa, realizó un estudio para ponderar el impacto social del programa. Descubrieron que los estudiantes que tenían 8.5 o más de promedio, salían adelante con beca o sin beca. El enfoque de la Fundación fue otro: apoyar a los posibles desertores y no a los que llevaban con éxito sus estudios.
Población objetivo y éxito del programa
La investigación arrojó en ese tiempo que se debían apoyar a los de calificaciones medias (7.5 aproximadamente) porque esos jóvenes reflejaban problemas familiares que lamentablemente obstaculizaban su rendimiento. Aun así, no se perdió el criterio inicial del propio esfuerzo o del mérito. En consecuencia, se dieron incentivos en función de la mejoría de la calificación. El resultado fue que se redujo sustancialmente la deserción escolar.
En la actualidad se apoyan 1100 jóvenes, de los cuales cabe decir que sólo el 20 por ciento son mujeres, ya que pocas féminas se enrolan en carreras técnicas. La tendencia presente de los educadores y de los empresarios, se enfila a promover más mujeres en el estudio de materias o carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Inglés y Matemáticas). La Fundación específicamente apoya a todos los subsistemas de educación técnica y tecnológica: DGTI, CBTIS, CONALEP y CECYTECH. Se respalda en especial al CBTIS 122 porque tiene un buen nivel académico.
Formación integral y familiar.
En años recientes, se han formulado talleres de formación integral, los cuales son cada vez más importantes para la Fundación. Por otra parte, para problemas de índole familiar, que pesan en el rendimiento del estudiante, existe un módulo de liderazgo familiar. Este dispositivo novedoso procura infundir en el becario la idea de que, a pesar de contar con una familia desintegrada, él puede salir adelante. Los estudios del comportamiento de la ingreso, arrojan que el 40 % de la beca se emplea en contratar internet y teléfono celular, antes que comprar un burrito o pagar el autobús.
La gran mayoría de los egresados del ciclo medio superior, se matriculan en los ITCH I y II. Fueron, pues, vocaciones técnicas apoyadas con oportunidad. Después del deceso de don Federico Terrazas, su hermano Enrique ratificó su compromiso y, actualmente un joven, Augusto Champion Almeida, preside la Fundación.
