/ jueves 28 de octubre de 2021

Cartucheras al cañón… | La fuerza de un Estado

“Es la fuerza de un Estado… señorear en ciertos campos; y no dejar que unos cuantos…medren o hagan peculado”.

“La fortaleza de un Estado, reside en que tenga, cuente y disponga de los siguientes factores: 1) Un “gobierno democrático”, 2) La fidelidad de las “fuerzas armadas” efectivas, 3) Los “energéticos”, bajo su cabal control; 4) El “dominio de las vías de comunicación”, con toda su infraestructura de transporte; 5) La banca, con supremacía sobre la banca extranjera, y 6) El control de los principales “medios de comunicación”, -prensa, radio, televisión y redes digitales- para poder evitar ser desestabilizado por fuerzas antagónicas.

Si yo fuera un gobernante, estos serían los principales campos que requeriría controlar, para poder ser autónomo como país y en defensa de mis gobernados.

Pues todo esto, lo logró México, en mayor o menor grado; hasta que una corriente política neoliberal, llegó furtivamente al poder. Desde el nefasto Carlos Salinas de Gortari, decidieron desmantelar el país, enajenándolo en manos de capitales extranjeros y de particulares nacionales muchos de ellos prestanombres de extranjeros; durante los sexenios de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y finalmente con Peña Nieto, donde se llegó a los más grandes excesos de entreguismo y peculado de bienes nacionales. Así el activo fijo de los rubros que idealmente el Estado debe controlar en favor del pueblo y nación, fueron absorbidos por venta y robo directo de las propias autoridades federales, generando con su ejemplo una de las mayores descomposiciones sociales que México haya sufrido y a la vez grandes “comaladas” de políticos corruptos; esta descomposición involucró, sin temor a equivocarme, a un tercio de la población económicamente privilegiada y activa la que en la actualidad sigue pensando que lo mejor para México es entregarlo al extranjero y aprovecharse de esa coyuntura para medrar en su favor personal. La mayor parte del sector clerical católico está involucrado también con los neoliberales, y así han constituido un frente de ataque contra el gobierno de regeneración nacional, a base de argumentos caducos, primitivos y sensibleros, tales como se busca llegar al comunismo anticristiano; que gas y petróleo debe cederse al extranjero; que la banca extranjera puede y debe robar a su arbitrio; y que la energía eléctrica no debe manejarla el Estado; éstas entre muchas patrañas más. La energía eléctrica debe ser monopolio del Estado, pues las ganancias serán para el pueblo en general y no para la casta de los de arriba.

No se trata de un monopolio de Estado “per se”, pero sí se trata de una “hegemonía de Estado” sobre los recursos energéticos del país. Luchemos por incorporar al Estado los rubros que al inicio mencioné, por México, por todos nosotros. Debilitemos y extingamos a los corruptos saqueadores de México, la Patria nos reconocerá.



“Es la fuerza de un Estado… señorear en ciertos campos; y no dejar que unos cuantos…medren o hagan peculado”.

“La fortaleza de un Estado, reside en que tenga, cuente y disponga de los siguientes factores: 1) Un “gobierno democrático”, 2) La fidelidad de las “fuerzas armadas” efectivas, 3) Los “energéticos”, bajo su cabal control; 4) El “dominio de las vías de comunicación”, con toda su infraestructura de transporte; 5) La banca, con supremacía sobre la banca extranjera, y 6) El control de los principales “medios de comunicación”, -prensa, radio, televisión y redes digitales- para poder evitar ser desestabilizado por fuerzas antagónicas.

Si yo fuera un gobernante, estos serían los principales campos que requeriría controlar, para poder ser autónomo como país y en defensa de mis gobernados.

Pues todo esto, lo logró México, en mayor o menor grado; hasta que una corriente política neoliberal, llegó furtivamente al poder. Desde el nefasto Carlos Salinas de Gortari, decidieron desmantelar el país, enajenándolo en manos de capitales extranjeros y de particulares nacionales muchos de ellos prestanombres de extranjeros; durante los sexenios de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y finalmente con Peña Nieto, donde se llegó a los más grandes excesos de entreguismo y peculado de bienes nacionales. Así el activo fijo de los rubros que idealmente el Estado debe controlar en favor del pueblo y nación, fueron absorbidos por venta y robo directo de las propias autoridades federales, generando con su ejemplo una de las mayores descomposiciones sociales que México haya sufrido y a la vez grandes “comaladas” de políticos corruptos; esta descomposición involucró, sin temor a equivocarme, a un tercio de la población económicamente privilegiada y activa la que en la actualidad sigue pensando que lo mejor para México es entregarlo al extranjero y aprovecharse de esa coyuntura para medrar en su favor personal. La mayor parte del sector clerical católico está involucrado también con los neoliberales, y así han constituido un frente de ataque contra el gobierno de regeneración nacional, a base de argumentos caducos, primitivos y sensibleros, tales como se busca llegar al comunismo anticristiano; que gas y petróleo debe cederse al extranjero; que la banca extranjera puede y debe robar a su arbitrio; y que la energía eléctrica no debe manejarla el Estado; éstas entre muchas patrañas más. La energía eléctrica debe ser monopolio del Estado, pues las ganancias serán para el pueblo en general y no para la casta de los de arriba.

No se trata de un monopolio de Estado “per se”, pero sí se trata de una “hegemonía de Estado” sobre los recursos energéticos del país. Luchemos por incorporar al Estado los rubros que al inicio mencioné, por México, por todos nosotros. Debilitemos y extingamos a los corruptos saqueadores de México, la Patria nos reconocerá.