/ viernes 31 de agosto de 2018

Cartucheras al cañón… quepan o no quepan

Trump y el TL

Este Donald toma pelos,

ya no quiere mancomunes;

busca por los asegunes,

sólo “un socio tontejuelo”.


Primero y antes que nada, deseo fehacientemente que las personas resentidas de la Redacción no me envíen este artículo, como el anterior: “Los puntos suspensivos”, a la conocida sección “Cartas al director”, así nomás por sus pistolas; y además como carta apócrifa. ¡No!, si les digo… los pobres y vulnerables articulistas somos como polvo del camino, viene el remolino y nos dispersa según su antojo y capricho.

Y ya entrando en tema, pude atestiguar según la prensa de hoy -28 agosto- que la predicción de Alfredo Jalife, el notable geopolitólogo, se cumplía; y ésta la expuse en mi reciente artículo del día 17 de agosto: “Putin… congruencia moral”; donde mencioné que el señor Jalife aseguraba que a Trump y los grandes globalizadores dejaba de interesarles la globalización mercantil, para incentivar la globalización financiera y la globalización petrolera, como ejes fundamentales de sus desarrollos económicos; de ahí que no tengan ya amor ninguno a los tratados de Libre Comercio y menos a tratados multilaterales; la consigna ahora es seguir asociándose con diversos países, pero con cada uno en lo particular, para poder así “maniobrar”, yo le llamo abusar, de los países más débiles; sin tener que respetar acuerdos de beneficio; los que otorgándoselos a un país de su interés, lo tengan que hacer extensivo a otro al que no deseen brindarle “ese privilegio”.

Además de no tener que correr el riesgo de negociar con cláusulas injustas que los pudieran avergonzar ante el mundo; por su voracidad, ventajosa opacidad, o franco y descarado abuso comercial. Así en lo oscurito, podrán someter a México, según el grado de dependencia que nuestro país guarde con los EU. Y según lo han permitido los neoliberales de todos estos sexenios, ya sólo falta que nos anexen como territorio de pruebas militares y con el privilegio de ejercer el “derecho de pernada”; y como estos países globalizadores son los que promueven el derecho a la diversidad sexual –quiera o no quiera el país de que se trate-, el “derecho de pernada” será ejercido en todas direcciones, a lo ancho y largo de toda la diversidad sexual. ¿Cómo la ven? Por lo menos eso es lo que quisieran los miembros del LGTB.

Pero lo que sí ya es una realidad… es que el TLC desaparece, en aras de un acuerdo comercial entre EU y México, donde el socio más débil deberá llevar la peor parte, según la política de Donald Trump.

Tenemos el anhelo que un presidente digno logre una relación digna entre el coloso del norte y México, como verdaderos socios comerciales, y no como sus vasallos económicos. Creo que AMLO logrará cristalizar este anhelo y no será otro más de los presidentes mexicanos, pompas ptas., que tanto nos han demeritado.

Recordemos siempre que EU tiene intereses y no amigos. Y que ha sido su consigna de relación bilateral no dejarnos fortalecer como nación autónoma ni tampoco vernos como a iguales.

El “Muro de la Tortilla” es prueba y monumento universal de su prepotencia y desprecio a sus vecinos del sur.




Trump y el TL

Este Donald toma pelos,

ya no quiere mancomunes;

busca por los asegunes,

sólo “un socio tontejuelo”.


Primero y antes que nada, deseo fehacientemente que las personas resentidas de la Redacción no me envíen este artículo, como el anterior: “Los puntos suspensivos”, a la conocida sección “Cartas al director”, así nomás por sus pistolas; y además como carta apócrifa. ¡No!, si les digo… los pobres y vulnerables articulistas somos como polvo del camino, viene el remolino y nos dispersa según su antojo y capricho.

Y ya entrando en tema, pude atestiguar según la prensa de hoy -28 agosto- que la predicción de Alfredo Jalife, el notable geopolitólogo, se cumplía; y ésta la expuse en mi reciente artículo del día 17 de agosto: “Putin… congruencia moral”; donde mencioné que el señor Jalife aseguraba que a Trump y los grandes globalizadores dejaba de interesarles la globalización mercantil, para incentivar la globalización financiera y la globalización petrolera, como ejes fundamentales de sus desarrollos económicos; de ahí que no tengan ya amor ninguno a los tratados de Libre Comercio y menos a tratados multilaterales; la consigna ahora es seguir asociándose con diversos países, pero con cada uno en lo particular, para poder así “maniobrar”, yo le llamo abusar, de los países más débiles; sin tener que respetar acuerdos de beneficio; los que otorgándoselos a un país de su interés, lo tengan que hacer extensivo a otro al que no deseen brindarle “ese privilegio”.

Además de no tener que correr el riesgo de negociar con cláusulas injustas que los pudieran avergonzar ante el mundo; por su voracidad, ventajosa opacidad, o franco y descarado abuso comercial. Así en lo oscurito, podrán someter a México, según el grado de dependencia que nuestro país guarde con los EU. Y según lo han permitido los neoliberales de todos estos sexenios, ya sólo falta que nos anexen como territorio de pruebas militares y con el privilegio de ejercer el “derecho de pernada”; y como estos países globalizadores son los que promueven el derecho a la diversidad sexual –quiera o no quiera el país de que se trate-, el “derecho de pernada” será ejercido en todas direcciones, a lo ancho y largo de toda la diversidad sexual. ¿Cómo la ven? Por lo menos eso es lo que quisieran los miembros del LGTB.

Pero lo que sí ya es una realidad… es que el TLC desaparece, en aras de un acuerdo comercial entre EU y México, donde el socio más débil deberá llevar la peor parte, según la política de Donald Trump.

Tenemos el anhelo que un presidente digno logre una relación digna entre el coloso del norte y México, como verdaderos socios comerciales, y no como sus vasallos económicos. Creo que AMLO logrará cristalizar este anhelo y no será otro más de los presidentes mexicanos, pompas ptas., que tanto nos han demeritado.

Recordemos siempre que EU tiene intereses y no amigos. Y que ha sido su consigna de relación bilateral no dejarnos fortalecer como nación autónoma ni tampoco vernos como a iguales.

El “Muro de la Tortilla” es prueba y monumento universal de su prepotencia y desprecio a sus vecinos del sur.